Opinión

Entre la incertidumbre y las reglas electorales




julio 10, 2018

Leticia Castillo
Socióloga y periodista

Al escribir estas líneas en Juárez no ha concluido el recuento de votos para la elección municipal realizada el pasado domingo 1 de julio. Como todos sabemos, los resultados de la elección local marcan una corta brecha entre dos candidatos, uno todavía alcalde y otro exalcalde. Lamentablemente esta diferencia provocó hechos que a una semana de las votaciones afectan el ambiente electoral, hay un tufo de desconfianza, inducido en gran parte por la interpretación de los hechos que han trasmitido medios y periodistas.
En principio, deseo anotar que la responsabilidad de los trabajos de la Asamblea Municipal Electoral recaen en un presidente y toda una estructura de personas a quienes debemos un voto de confianza, porque, desde mi punto de vista, han buscado cuidar el cumplimiento de las reglas del proceso (aprobadas antes del mismo) y han tratado de evitar que los ánimos se desborden. En ese sentido se decidió, por ejemplo, no adelantar resultados del recuento hasta el final, pese a que alguien filtró información. Se aceptó también la sobrevigilancia que la autoridad municipal montó en el lugar, innecesaria pero simbólicamente comunicativa, para transmitir sospechas y miedo.
Se ha reconocido la tardanza en el conteo en parte por errores involuntarios de funcionarios/as de casilla, por cuestiones inesperadas que se vivieron en esta primera elección concurrente. En lo personal, al colaborar como representante de partido en una casilla atestigüé un ambiente cordial entre quienes representaron diferentes fuerzas políticas, un entusiasmo y sentido de responsabilidad de jóvenes funcionarios/as de casilla que aún cuando no tuvieron con quién reemplazar a un ausente, cumplieron su trabajo. En esa casilla los incidentes los causaron tres ciudadanos: el segundo secretario ausente, un vecino que a gritos reclamaba desde la calle el porqué a las 8.25 AM aún no se abría la casilla, y una mujer que después de votar se negó a manchar su pulgar con la tinta indeleble y arrebató su credencial a la funcionaria electoral.
En el escrutinio y conteo de las boletas no hubo inconformidades de nadie, pese a las sorpresas de los resultados. Recibidas las copias de las actas que todas/os firmamos, ningún/a representante de partido se quedó a observar las dificultades para empaquetar las boletas sobrantes, las actas y los votos en dos cajas distintas. Si a esas dificultades agregamos el cansancio de 16 horas de trabajo, no hay porque enfadarse si tuvieron errores, finalmente en el recuento se pueden aclarar las dudas.
Quiero confiar en que la reciente experiencia electoral permitirá calcular mejor los recursos humanos, la capacitación y el tiempo necesarios para otra elección concurrente. Pero, hay más cuestiones que reflexionar sobre los hechos posteriores a estas votaciones. Entre otros sucesos, destaca la inconformidad manifestada por nuestro alcalde y candidato, que, denuncia presuntas irregularidades en el proceso, exige recontar voto por voto, y decidió buscar una tribuna nacional de sus señalamientos a través de una rueda de prensa en la capital del país. Esto muestra su incertidumbre y permite prever una impugnación de las elecciones. Mi opinión es que está en su derecho siempre y cuando se apegue a las reglas jurídicas del proceso y a los acuerdos entre las fuerzas políticas que participaron en la contienda.
Igualmente destacan incidentes como el arresto de una funcionaria municipal en una dependencia pública el día de las elecciones (supuestamente con papelería electoral); la falsa alarma del posible asalto a una casilla, debido a que cerca de ahí atacaron a policías; el violento arresto de dos jóvenes por tomar fotografías en una reunión pública del alcalde con reporteras/os en un restaurante local, acción derivada del reclamo de un comunicador porque –de acuerdo con sus palabras–, desde otra mesa le estaban tomando fotografías a él y sin su solicitud intervino personal de seguridad del candidato, lo que causó la acción policiaca para aprehender a los jóvenes (acusados oficialmente de reñir en el lugar). En este último caso, llama la atención que el arresto se asemeja a otro efectuado semanas antes contra dos personas en un acto de campaña del alcalde, acusados de espiar y tomar imágenes de quienes ahí acudieron; terrible que algunos medios y periodistas imputaron a estos jóvenes una conducta ilegal con un adjetivo construido para identificar acciones criminales (“halconear”). Lamentablemente en este diferendo se cae en el irrespeto a los usuarios de medios, que igual leemos palabras vulgares o etiquetas para enjuiciar sin elementos más allá de las interpretaciones de quienes escriben o titulan las noticias.
A este ambiente electoral desagradable y tenso, se suma la desinformación y confusión, ya que medios y periodistas han tomado partido. Desde el domingo 1 de julio compiten dos narrativas de los hechos, que se colocan a favor o en contra de las acciones y señalamientos del candidato-alcalde; de tal forma que, si una quiere conocer las versiones de sus detractores puede sintonizar a un canal local dedicado a criticar todas las acciones del candidato-alcalde, o bien escuchar a sus defensores en la televisora de la familia de éste (la que desde el inicio de gobierno se ha dedicado a descalificar a todo actor que no esté a su favor).
Hay además alianzas mediáticas que se pudieran explicar por el contexto de confrontación de los medios con el gobernador Javier Corral Jurado. Desde que el alcalde-candidato señaló la supuesta intromisión de Corral pareciera que algunos medios aplicaron el proverbio chino que dice: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Esto se puede constatar si se analiza el rumbo que tomó la cobertura informativa de los medios de la elección local a partir de que se señalara esa supuesta intromisión. Por ejemplo, el principal diario impreso local que se ha ocupado de descalificar y acusar a las autoridades electorales, ayudando así al enemigo de su enemigo
Aunque los comportamientos de los medios pueden comprenderse por el hecho de que el presidente municipal es parte de una empresa televisora local y fue por muchos años el conductor del noticiero estelar, una no puede dejar de resentir la ausencia de un periodismo profesional que se tome tiempo para investigar antes de informar, que no alarme ni mienta, que no se aferre a la inmediatez ni se apresure por ser el primero en difundir resultados oficiales, (nuevamente deseo un mejor periodismo para Ciudad Juárez).
A todo lo anterior se agregan los incidentes ocurridos en la Asamblea Municipal Electoral durante el recuento de más de la mitad de los votos; se detuvo a una persona que tomaba fotografías de las boletas en revisión y se descubrió a otra cuando intentaba colocar cámaras para videograbar –sin autorización– los trabajos de las mesas donde se revisan las boletas electorales (recuento), Esto y la comunicación simbólica de la sobrevigilancia policiaca que permanece en el local que ocupa la Asamblea Municipal Electoral, me parecen indicios de que hay un contendiente que no sabe vivir ni administrar la incertidumbre, una circunstancia tan propia de nuestros tiempos.
“Democracia es certeza de reglas, incertidumbre de resultados” (Adam Przeworski, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Nueva York).

unilety@gmail.com

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