Opinión

Ávila desestima delincuencia, Corral juega golf y Juárez sangra




septiembre 23, 2019

Juan de Dios Olivas
Apuntes Políticos

Ciudad Juárez –No había pasado ni un día desde que el comisario Raúl Ávila Ibarra fue ratificado por el Cabildo como secretario de Seguridad Pública Municipal, cuando Ciudad Juárez comenzó a vivir una de las rachas más violentas del año con escenarios que no se veían desde el 2009 y 2010 cuando era cosa común los ataques armados en lugares públicos donde convergen miles de familias, con víctimas inocentes.

El fin de semana fue prácticamente “calado” por la delincuencia el nuevo mando de la Policía Municipal que trae todo el respaldo de la Federación –al menos si para resguardarlo a él con una docena de policías federales como escolta–. Y si se cuentan los pocos elementos de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) que hay en la ciudad, también cuenta ya con el apoyo del Gobierno del Estado al que la delincuencia le tiene la medida bien tomada. Saben que su jefe prefiere el golf y chatear en redes sociales que trabajar por Juárez en ese rubro tal y como ocurrió este fin de semana cuando aquí sumaron más de 80 ejecuciones.

En el caso de Ávila Ibarra, con más de 33 años de experiencia en el servicio policiaco, si sorprende. Con tanta información de inteligencia, desestimó la plaza de Juárez donde cada vez que hay cambio de mandos por motivos de índole diversa se generan vacíos que los grupos delictivos aprovechan para reacomodarse, ajustar cuentas y ganar territorio.

El comisario asumió la corporación municipal el 10 de septiembre y fue ratificado apenas el viernes 19 de septiembre por el Cabildo. En ese mismo periodo, se registraron ataques armados en el interior del bar Los Grillos, en la avenida Hermanos Escobar y Costa Rica, con 4 personas lesionada. Un camión de valores fue asaltado y un custodio asesinado a bocajarro en el interior del centro comercial Río Grande par despojarlo de más de 2 millones de pesos, en hechos ocurridos ante decenas de familias que hacían sus compras o se divertían en ese lugar. Un día después otra persona más fue privada de la vida en Plaza Juárez Mall.

Y este fin de semana, de acuerdo con El Diario de Juárez, se registraron 20 homicidios, 4 de ellos en el interior del restaurante de mariscos Acuario de Paseo de la Victoria y Teófilo Borunda donde los sicarios se dieron hasta el lujo de rematar tranquilamente a sus objetivos con rodas de hasta 7 disparos. No importó estar en una de las zonas más vigiladas de la ciudad. Todo bajo control, dirían.

Mientras la sangre se derrama, el terror vuelve a los juarenses y amenaza con dejar nuevamente vacíos los negocios nocturnos, centros comerciales y cualquier lugar que como ocurrió en los años más violentos, pueda representar un riesgo de convertirse en un daño colateral.

Por eso urge que Ávila Ibarra eche mano de su experiencia, haga efecto el apoyo del secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, Alfonso Durazo para frenar la escalada violenta. Así se lo pidieron el viernes los regidores y el presidente municipal Armando Cabada al ser llamado a no fallarle a los juarenses.

Del Estado hay pocas esperanzas de que obtenga apoyos, los mismos activistas sociales de la ciudad lo señalaron con claridad este fin de semana al urgir a Javier Corral a ser más efectivo en el combate a la impunidad y aplicar estrategias efectivas en materia de seguridad.

Le cuestionaron el hecho de que jugaba golf en el Club Campestre de Chihuahua el sábado mientras Juárez vivía una de sus rachas más violentas del año.

La socióloga y catedrática universitaria, Lourdes Almada Mireles, declaró el fin de semana que el comportamiento de Corral demuestra que normaliza la violencia.

La reconocida activista va más allá al hablar de una sistematización de la indolencia y reprueba que personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) filtrara que al menos cuatro de las víctimas del viernes, contaran con antecedentes penales. Es decir, descalifican a la víctima mientras que el victimario huye impunemente.

A lo declarado por Almada se le podría agregar que el Estado también evade su responsabilidad con Juárez, busca que Federación haga su trabajo cuando la Fiscalía en la Zona Norte debiera haber sido reforzada con decenas de agentes investigadores que acaben con la impunidad en miles de casos acumulados desde el 2008 cuando Juárez fue tomada como campo de batalla por los cárteles.

La impunidad es clave para avivar la violencia y numerosos expertos lo han señalado, lo que obliga a combatirla.

Lo anterior no ocurrirá, por lo que la única esperanza que tienen los juarenses es el comisario Raúl Ávila que a la estrategia policiaca deberá incluir acciones para ganarse la confianza de quienes presencian delitos y no denuncian por temor a la misma Policía o porque no anima el hecho de que quien debiera procurar justicia se la pasa jugando golf y sus subalternos del área de seguridad, amasando fortunas y construyendo partenones.

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