Crónicas de Juárez

El hotel Hidalgo, donde Villa mató al inglés Benton




octubre 6, 2019

¡Soy mucho mejor hombre que usted mil veces, por donde lo mire!, prosiguió el extranjero con su reclamó dirigido al general Francisco Villa; pero no alcanzó a decir más. Cuando metió la mano a la bolsa de su pantalón se escuchó un disparo certero y segundos después su cuerpo se desvanecía.

Crónicas de Juárez

Juan de Dios Olivas
Apuntes Políticos

Sobre la avenida Vicente Guerrero y Miguel Ahumada, en pleno Centro Histórico de Ciudad Juárez, sobresale un viejo hotel llamado en épocas remotas Hidalgo, hoy Aremar, cuya historia poco conocida, se pierde en el tiempo donde se liga a uno de los episodios de la Revolución Mexicana cuyo curso estuvo a punto de cambiar ahí.

Las voces de quienes lo ocuparon parecen todavía escucharse en el inmueble cuya fisionomía ha cambiado al paso de poco más de un siglo.

¡Págueme mi ganado señor!, gritaba y exigía ese día en el interior de una de las habitaciones habilitada como oficina, un ciudadano ingles.

El reclamó iba dirigido al comandante en jefe de la División del Norte, al general Francisco Villa.

–Mañana, hombre, fue la respuesta que recibió tajante.

En forma insistente y colérica, el extranjero no se calmó ante la promesa del centauro.

–¡Soy mucho mejor hombre que usted mil veces, por donde lo mire!, prosiguió el extranjero con su reclamó subiendo el tono de su voz y amenazando; pero no alcanzó a decir más. Cuando metió la mano a la bolsa de su pantalón se escuchó un disparo certero y segundos después su cuerpo se desvanecía.

El crimen, fue el 17 de febrero de 1914 y el ciudadano inglés William S. Benton era la víctima.

El asesinato fue atribuido a Villa a quien la víctima acudió a reclamarle las reses de su rancho sacrificadas para alimentar a la tropa, pero también al general Rodolfo Fierro, aunque no se encontraba presente.

Su caso generaría una crisis diplomática entre México, Estados Unidos e Inglaterra que protestaron y por momentos amenazaba el rumbo que llevaba la revolución constitucionalista iniciada contra Victoriano Huerta por usurpar la Presidencia de la República, ya que se podría aplicar un embargo de armas que dejaría desprotegido al Ejército Constitucionalista.

La escena que encontraron los testigos ingresar a la habitación utilizada por el comandante de la División del Norte, entre ellos el mercenario inglés Frances Michael Tone, fue a Villa sentado en un escritorio de cortina y a Benton tirado frente a él con una herida en el lado derecho del pecho.

Había sangre en la alfombra y un agujero en la parte trasera del escritorio a través del cual pasó la bala que el general disparó estando sentado.

Del bolsillo derecho del pantalón de Benton asomaba un pañuelo que se presume intentó sacar motivando la agresión armada.

Sin embargo, ante la crisis diplomática que se generó, Villa ordena días después un juicio militar en el que el extranjero resulta culpable y es condenado a ser fusilado, sentencia que aplica el general Rodolfo Fierro (en contra del cadáver que fue desenterrado).

Sin duda lo álgido del reclamó de las reses tomadas del rancho Los Remedios condujo al desenlace fatal, pero antes se dio una serie de confrontaciones antiguas entre la víctima y el Centauro, que también podrían haber motivado el crimen, refiere el historiador Friedrich Katz, en su libro Pancho Villa.

En junio de 1910, meses antes de que estalle la revolución mexicana, El Correo de Chihuahua publicó un reportaje donde habitantes de Santa María de las Cuevas, denunciaban que Benton se había apropiado con ayuda del gobierno de tierras de pastoreo que siempre había pertenecido al pueblo.

Benton cercó el terreno utilizado por los habitantes para pastorear su ganado e impuso tarifas exorbitantes a los propietarios de reses que se metían a alimentarse, lo que motivo protestas.

El gobierno del Estado, en vez de apoyar a la población envió sesenta y cinco hombres armados para proteger los intereses del extranjero quien tenía estrechos vínculos con Luis Terrazas y Enrique Creel al grado de que en una ocasión al llegar al estado Luis Hernández, comisionado de una compañía minera para explorar la Sierra Madre, Benton le impidió hacer su trabajo.

“En el cielo Dios manda, en el estado de Chihuahua: Terrazas y Creel”, dijo Benton al técnico minero quien argumentaba contar con permisos oficiales del Departamento de Minería del Gobierno Federal.

Con ese antecedente que Villa conocía, deja de lado la regla de no imponer prestamos forzosos a extranjeros impuesta por el ejército constitucionalista al que hasta entonces todavía pertenecía.

El general fue al rancho de Benton, cerca de Santa Isabel y le solicita dinero, pero el extranjero se niega y le dice que no le dará ni un centavo. Ante la insistencia, el inglés reiteró que no le daría nada y si quisiera, que lo matara.

Villa le explica nuevamente que el préstamo no es para él, sino para el gobierno y ordena a sus soldados registrar la casa de donde sustraen armas, municiones y además se llevan de los potreros 8 caballos con sus sillas de montar.

Benton molesto le dice que llevará su queja al gobernador para que le mande protección y si no se la dan, recurrirá a otros gobiernos.

Meses después de ese incidente, en diciembre de 1913, el general Francisco Villa asume la gubernatura del estado de Chihuahua y manda decir a Benton que no podía garantizar su seguridad, que se fuera de México.

Le prometió no expropiar sus tierras y salvaguardar sus propiedades, pero no estaba dispuesto a impedir a los habitantes de Santa María de las Cuevas que recuperaran los pastos que consideraban suyos.

Pero lejos de irse, el 17 de febrero de 1914, Benton le exige el pago del ganado perdido y también que expulse al pueblo de sus tierras, lo que le cuesta la vida en el interior del hotel utilizado por Pancho Villa como cuartel, ubicado en la entonces calle de El Porvenir, (hoy Vicente Guerrero), a espaldas de la Aduana Fronteriza (hoy Muref)

Tras el crimen, la prensa inglesa y el Parlamento ingles protestan contra la decisión de Estados Unidos de levantar el embargo de armas a los revolucionarios mexicanos y permitirles equipar sus ejércitos, adoptada días antes del crimen de Benton.

El compromiso realizado por los constitucionalistas, bando al que pertenecía hasta ese momento Villa, era garantizar la seguridad de los extranjeros y sus bienes, pero el caso Benton fue puesto como ejemplo de que no se cumpliría ese pacto.

Villa reacciona y responde al representante oficial de Estados Unidos, Carother, que Benton había intentado asesinarlo, que se le había hecho un juicio militar y que su condena fue el fusilamiento e hizo pública el acta del proceso que obviamente fue falso.

El diplomático solicita el cuerpo de Benton para realizarle la autopsia y Villa antes de entregarlo, ordena a Fierro que llene de “hoyos” el cadáver para simular la ejecución.

La crisis sube de tono y obliga al jefe de la revolución constitucionalista, Venustiano Carranza, a intervenir en favor de Villa y de paso aprovechar la situación para imponerse en el liderazgo de los ejércitos que se formaron para combatir la dictadura de Huerta.

Ordena una comisión mexicana para que investigue el crimen, la cual encuentra que el juicio fue falso, pero no hace público el resultado, sino que centra su investigación en la victima y determina sin probarlo, que se había naturalizado mexicano lo que lo dejaba fuera de la protección de Inglaterra y Estados Unidos.

También encuentran el pasado brutal de Benton que como hacendado impuso a quien osara pisar sus tierras sin permiso y recopilan la versión de que azotó en una ocasión a un grupo de tarahumaras y amenazó a grupos de arrieros que cruzarían por sus propiedades.

Cuando tuvo los resultados de la investigación, Carranza comunica a los representantes de Estados Unidos que solo trataría el caso con los ingleses y que no tocaría el tema de Benton con su País, que en ese entonces había impuesto sobre América la Doctrina Monroe, en la que se atribuye la autoridad para intervenir en todos los conflictos latinoamericanos para hacer cumplir las leyes internacionales.

Pero, los ingleses se niegan a tratar con el primer jefe constitucionalista porque implica darle su reconocimiento oficial y el caso es olvidado sin más.

Meses después, en una conversación con Cunard Cummins, el vicecónsul británico en Torreón, Coahuila, Villa le dice que el extranjero entró a su cuartel y, en términos desmedidos con palabras fuertes lo recriminó y desafió. Después repentinamente se llevó la mano a la cintura y el general Fierro, que actuaba como su guardaespaldas, creyendo que iba a sacar una pistola le disparó de inmediato.

Después resultó que Benton sólo iba a sacar un pañuelo. Villa admite ante Cummins que Benton lo hizo enojar.

El vicecónsul dice a Foring Office que estaba convencido de que la explicación era verdadera, que coincide con el relato del mercenario inglés, Tone, pero con una significativa diferencia, Fierro no se encontraba presente en la habitación del hotel Hidalgo donde ocurrió el crimen.

La historia del incidente se pierde en el tiempo. Aquel hotel cambió de nombre, de Hidalgo a Aremar, haciendo alusión a los giros negros que surgieron a partir de los años 1920s.


Hotel Aremar, llamado Hidalgo en la época de la Revolución.

***

(Fuentes consultadas: Pancho Villa, de Friedrich Katz; Pancho Villa Una biografía narrativa, de Paco Ignacio Taibo II. Pancho Villa, Retrato Autobiográfico 1894-1914)

lo más leído

To Top
Translate »