Juan de Dios Olivas
Apuntes Políticos
Ciudad Juárez – Históricamente Estados Unidos ha sido el principal promotor de la migración en México y América Latina. Lo ha sido a conveniencia de su economía e intereses políticos, llámese éxodo de Mariel o programa Bracero y en todo momento en forma hipócrita.
La frontera ha estado abierta a la migración en forma legal y tolerada en los momentos que los sectores productivos requieren de mano de obra barata para sacar adelante sus empresas. No es el caso reciente que mantiene varados en la frontera a miles de extranjeros, incluso de África. La frontera está en este momento cerrada y cada día se le añaden más candados.
Por ello, al menos 18 mil extranjeros y mil 500 mexicanos se encuentran aquí esperando pacientes su momento para pedir asilo político, aunque todo indica que serán rechazados de antemano por las trabas impuestas por Donald Trump.
Es política antiinmigrante calificada de hipócrita por críticos como el cineasta Michael Moore que destaca particularmente la separación de familias y expresa a manera de autocritica:
“¿A quién cojones tratamos de engañar? Dejad de indignaros y sorprenderos de que Trump esté secuestrando a niños hispanos de sus padres, diciendo “¡Esto no es lo que somos!”. Sí, sí es lo que somos y lo que SIEMPRE hemos sido. No digáis que Trump está violando “nuestros valores americanos”. Abusar de niños ES un valor histórico de Estados Unidos. Estad orgullosos, porque Trump es lo que somos”.
Y si, repasando la historia, Estados Unidos ha abierto la frontera a conveniencia. El programa Bracero en los años 1940s, y las siguientes décadas que le siguieron de migración tolerada en épocas de auge económico y de puerta cerrada en crisis económica, son muestra de ello.
“¡Hey mexican, come to work here! Many people needed. ¡A lot of work!. Vengan a trabajar, hay mucho trabajo”, eran frases en inglés y español comunes expresadas por los mismos integrantes de la Patrulla Fronteriza en esos tiempos.
Miles aceptaban la invitación y cruzaban a El Paso, Texas para ser “detenidos” por los agentes migratorios y ser llevados directamente a los campos agrícolas texanos.
Los agricultores estadounidenses requerían de mano de obra escasa por el reclutamiento de ciudadanos para ir al frente de batalla en la Segunda Guerra Mundial y necesaria para salir todavía del impacto presente de la Gran Depresión de 1929.
Quedaba en evidencia que el verdadero fin de la Patrulla Fronteriza era el control de la mano de obra que ingresaba en forma ilegal a Estados Unidos y no su eliminación.
Para aplicar el Programa Bracero, se instalaron en Juárez módulos de contratación de trabajadores y esta ciudad pronto empezó a sufrir aglomeraciones provocadas por miles de aspirantes a braceros, muchos de los cuales se quedaron en la frontera al no cumplir los requisitos; otros se internarían en forma ilegal.
Se trataba de campesinos provenientes de las zonas agrícolas rurales de Coahuila, Durango y Chihuahua.
El Programa Bracero terminó oficialmente el 30 de mayo de 1963, pero los migrantes siguieron ingresando a los Estados Unidos hasta 1964, ya cuando había creado en Estados Unidos circuitos de migración, de trabajo y hasta una cultura distinta.
De 1942 a 1964 se estima que cinco millones de mexicanos laboraron en los campos agrícolas del vecino país, según información recopilada por el Proyecto Bracero, que dirige Carlos Marentes en el Centro de Trabajadores Agrícolas Fronterizos, en El Paso, Texas.
Sin embargo, miles más que no fueron aprobados cruzaron sin ser documentados.
Para estos últimos la Patrulla Fronteriza lanzó la operación “Wetback” o “Espalda Mojada”, mediante el cual en 1954 deportó por Ciudad Juárez a 35 mil mexicanos que ingresaron en forma ilegal a su territorio.
Desde octubre de 2018, el fenómeno comenzó a repetirse pero con migrantes extranjeros y también mexicanos y buscando asilo político. En esas condiciones por lo menos18 mil personas de nacionalidad extranjera llegaron a Ciudad Juárez con el propósito de pedir asilo o cruzar de manera indocumentada a Estados Unidos, aunque miles cruzaron sin esperar en México a que se le diera una cita y fueron detenidos por las autoridades migratorias estadounidenses.
El fenómeno inició en el marco de las campañas electorales de Estados Unidos donde el discurso antiinmigrante siguió estando presente, y también se presentó en otras ciudades fronterizas y al paso de los meses, les cambió radicalmente la imagen generando escenas surrealistas.
Con alambre de púas, el 5 de abril de este año, los militares yanquis comenzaron a reforzar el muro que existe antes de que Donald Trump prometiera en campaña construir uno.
El vocero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Rubén Jáuregui, declaró a la prensa que la presencia de los soldados fue parte del plan para reforzar la seguridad en los puentes internacionales, luego de la catalogada crisis humanitaria en la frontera suroeste, con un estimado de 100 mil detenciones en marzo.
Al mismo tiempo migrantes desesperados mantenían tomados los puentes internacionales y en más de una ocasión intentaron irrumpir en territorio estadounidense para solicitar el asilo político.
El cierre de intermitente de los cruces fue la reacción de las autoridades del vecino país y las amenazas de Donald Trump de cerrar la frontera no se hicieron esperar. Adicionalmente impuso a México la tarea frenar la migración o de lo contrario atenerse a un incremento en los aranceles comerciales. El despliegue de la Guardia Nacional cumplió ese fin.
Al grupo de extranjeros migrantes se unieron recientemente al menos mil 500 mexicanos que permanecen también apostados en las inmediaciones de los cruces internacionales. Su objetivo es pedir asilo político, pero en una época donde la frontera a conveniencia de los Estados Unidos está cerrada a la migración.
¿Quién es un migrante? La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de: 1) su situación jurídica; 2) el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento; 3) las causas del desplazamiento; o 4) la duración de su estancia.
***
Juan de Dios Olivas. Periodista en Ciudad Juárez, Chihuahua donde ha realizado su trabajo periodístico por espacio de dos décadas para El Diario de Juárez, Norte de Juárez, la Organización Editorial Mexicana (OEM) y el grupo radiofónico Nueva Era. Cuenta con estudios de historia por la UACJ, actualmente edita el portal digital Apuntes Políticos.