En El País

Una semana de pesadilla para la 4T




octubre 19, 2019

El gobierno federal inició su semana con la presentación del informe de seguridad pública, la “principal preocupación y ocupación” para su administración, dijo el presidente. Sin embargo, terminó dando explicaciones sobre un operativo fallido que desató una ola de terror en Culiacán, antecedido por dos masacres Iguala y Aguililla

Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: José Luis de la Cruz
Pie de Página

Ciudad de México –La de Aguililla, Michoacán, parecía hasta el lunes 14 de octubre el incidente más violento de los casi 11 meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, con 13 policías estatales asesinados y nueve más lesionados. Pero luego siguió lo ocurrido en Iguala, Guerrero, donde 14 civiles y un militar murieron en un supuesto enfrentamiento.

La semana violenta concluyó en Sinaloa con la fallida detención del Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, que desató una ola de bloqueos y enfrentamientos, y un toque de queda de facto en Culiacán. Empezó muy distinta para la administración federal.

El lunes 14, el presidente presentó con buenos bríos su Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024.

El secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, aseguró que la política de seguridad se enfocaría en varios rubros, incluido el migratorio, y dijo que reforzarán los esquemas de protección de los estados.

Durazo dio algunos datos: México enfrenta una crisis de inseguridad. En 2018 hubo 33 millones de delitos y casi 25 millones de víctimas. Admitió que el INEGI reportó el año pasado que el 79 por ciento de los mexicanos viven con miedo. Sin embargo, fue optimista tras presentar el plan que, según el secretario, irá encaminado a pacificar el país.

Habló de un quiebre en la tendencia de la criminalidad.

“Hemos logrado un punto de inflexión en el nivel de crecimiento, en la tendencia de crecimiento del crimen, de los delitos dolosos”.

Horas más tarde, comenzaron a circular las imágenes de policías acribillados en Michoacán. El inicio de una semana violenta.

Emboscada en Aguililla

Ese mismo lunes, horas más tarde de la conferencia presidencia, elementos de la Policía Estatal de Michoacán fueron atacados por sorpresa cuando viajaban de Apatzingán al municipio de Aguililla.

Las imágenes de las patrullas incendiadas donde viajaban los elementos dieron la vuelta al mundo.

De manera oficial, la emboscada fue atribuida al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

En conferencia de prensa, la Fiscalía General de ese estado confirmó que la presencia de la Policía Estatal obedecía a la ejecución de una orden penal emitida por un juez.

Los elementos fueron sorprendidos cuando viajaban a bordo de cinco patrullas a la altura de la comunidad de El Aguaje. El grupo que los emboscó los superaba en número y armamento: 30 personas en cinco carros blindados.

Cuando llegaron las autoridades encontraron a 13 policías muertos, nueve heridos y 20 más que resultaron ilesos; además, dos de las patrullas incendiadas y dos más con impactos de armas de grueso calibre. La versión oficial detalla que los peritos ubicaron más de 110 balas, de calibres .50, .223 y 7.62.

De nuevo, Iguala

Las autoridades de ese estado reportaron que el martes 15, hubo un enfrentamiento entre efectivos del Ejército Mexicano y un grupo de hombres armados en la comunidad de Topochica, Iguala.

Guerrero mantiene los niveles más altos de homicidios dolosos en en país, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Las autoridades recibieron a través del número de emergencias 911 información que en Topochica, a cinco kilómetros de la cabecera municipal, se movilizaban por las calles de esta comunidad varios vehículos con hombres armados.

Fuerzas federales de seguridad se trasladaron al lugar junto a la Policía Estatal y coincidieron de frente con tres vehículos en los que viajaban hombres armados.

Según la versión del gobierno de Guerrero, los civiles no obedecieron la indicación de alto que les hizo el convoy de seguridad y abrieron fuego contra los soldados. Y se desató el enfrentamiento.

La información fue cuestionada por la población tras difundirse imágenes donde los presuntos delincuentes aparecen abatidos sin armas. La refriega duró más de media hora, tiempo que la población escuchó los estruendosos balazos y entró en pánico. Las clases se suspendieron al otro día.

Las primeras versiones policiacas atribuyen el ataque a Guerreros Unidos, el mismo grupo delictivo acusado de la desaparición masiva de estudiantes el 26 de septiembre de 2014 en Iguala.

La policía municipal desde hace cinco años está desarmada, así que, el alcalde morenista de ese municipio, Antonio Jaimes, justificó su inacción: fueron los primeros en enterarse de la movilización de los civiles armados, pero pasaron el reporte a las fuerzas federales.

Iguala es uno de los municipios más violentos de Guerrero, después de Chilpancingo, Acapulco y Chilapa. Tiene 60 policías para sus más de 130 mil habitantes. Las fuerzas federales controlan la seguridad: Guardia Nacional, el Ejército y la Policía Federal.

Terror en Culiacán

El jueves 17, en la capital de Sinaloa, pareció una película de ficción que concluyó con la liberación de Ovidio Guzmán, uno de los hijos que Joaquín Guzmán procreó con Griselda López.

El joven de 28 años fue detenido por el Ejército y la Guardia Nacional. En un mensaje confuso, el secretario Durazo dijo que Ovidio agredió al convoy que patrullaba las calles del Fraccionamiento Tres Ríos.

“El personal de la patrulla repelió la agresión y tomó control de la vivienda localizando en su interior a cuatro ocupantes. Durante dicha acción se identificó a uno de ellos como Ovidio Guzmán López, lo anterior generó que varios grupos de la delincuencia organizada rodearan la vivienda con una fuerza mayor a la de la patrulla, otros grupos realizaron acciones violentas en contra de la ciudadanía en diversos puntos de la ciudad, generando una situación de pánico”, dijo.

En Culiacán hubo caos, muertos y heridos tras esta movilización. Desde 2008, de acuerdo con periodistas locales, no se había visto así la ciudad, cuna del cartel más importante y con más operaciones de trasiego y siembra de enervantes, según las autoridades. El 8 de mayo de ese año, un comando de 15 hombres asesinó de al menos 500 disparos a Édgar Guzmán López, otro de los hijos de Joaquín Guzmán Loera.

La movilización de los hombres del supuesto líder criminal con más fuerza en México, hasta ese entonces, lograron dejar sin rosas rojas a las madres de Culiacán, cuyo festejo del 10 de mayo se vio opacado por la violencia que se desató tras este hecho. Culiacán amaneció con los cuerpos de siete personas asesinadas con armas de fuego en el municipio de Navolato.

Lo que no se concretó en la detención de Ovidio sí tuvo consecuencias para la ciudadanía, además de la psicosis generada tras las balaceras. De acuerdo con el saldo oficial el jueves murieron ocho personas, cinco eran agresores, un elemento de la Guardia Nacional, un civil, un reo y al menos 16 personas fueron heridas de bala.

López Obrador justificó que dejaran libre a Ovidio. “Tomaron decisiones que yo respaldo, yo avalo, porque se tornó muy difícil la situación y estaban en riesgo muchos ciudadanos, muchas personas, muchos seres humanos…No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas ellos tomaron esa decisión y yo la respaldé”.

El punto de inflexión que anunció el secretario de Seguridad al principio de semana sucedió, hacia otro lado.

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