A las mujeres víctimas de violencia en Ciudad Juárez todas las instituciones les fallaron. A los CEJUMs le fallaron los gobiernos anteriores, este gobierno si no quiere terminar haciendo lo mismo debe acelerar el paso y recuperar el tiempo, dejar políticas instaladas con cimientos fuertes
Imelda Marrufo
La realidad siempre toma la delantera: la violencia aumenta y se diversifica. Mientras tanto, la implementación de las políticas gubernamentales para erradicarla se va quedando rezagada.
Hagamos memoria, los Centros de Justicia para las Mujeres (CEJUMs) fueron creados por una demanda de feministas y defensoras de las organizaciones de la sociedad civil de larga trayectoria en la exigencia de justicia para las mujeres. Actualmente existen más de 40 Centros en el país.
El modelo de creación del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad establece que los Centros de Justicia para las Mujeres “tienen por objeto coordinar, articular y vincular bajo una política integral, multisectorial e interinstitucional, las acciones, programas y servicios dirigidos a las mujeres víctimas de delito, violencia o de violación de sus derechos, a fin de garantizar el goce y ejercicio pleno de sus derechos humanos y su acceso a la justicia, promoviendo su pena incorporación a la vida productiva, social, cultural y política en la sociedad”.
Así los CEJUMs fueron imaginados para que las mujeres tuvieran un camino a la justicia menos doloroso. No se trata solo de un modelo punitivo sino también preventivo.
En los Centros de la Mujer se debe evitar la revictimización. Y uno de sus objetivos es que la carga del sufrimiento para las víctimas debe ser menos pesada.
Con base en las propuestas que hicimos desde Ciudad Juárez entre el 2009 y 2010, se impulsó la instalación de los Centros de Justicia en nuestro estado.
El CEJUM de Chihuahua se inauguró en 2011 y se nombró Paloma Escobar Ledezma, para conmemorar a una víctima de feminicido. El Centro de Juárez se abrió el 26 de marzo del 2012, actualmente se llama Marisela Escobedo, madre de Rubí Frayre Escobedo, ambas víctimas de feminicidio.
La inauguración en Juárez estuvo enmarcada en una manifestación en la que participamos varias mujeres, así se le daba la bienvenida al CEJUM, un gran edificio de cristales ubicado en la Avenida Sanders de la colonia Santa Rosa, el mismo local que días atrás no tenía más que unos cuantos muebles instalados de manera improvisada.
Ese 26 de marzo, un grupo de mujeres nos acercamos para entregar nuestro posicionamiento a los funcionarios; sin embargo, el gobernador César Duarte y el entonces alcalde Héctor “Teto” Murguía se levantaron y salieron corriendo, sin escucharnos.
Nuestras demandas eran claras se contaba con el edificio, aunque sin estructura jurídica, ni modelo, ni protocolo, ni presupuesto. Al paso de los días, poco a poco fueron entrando las y los operadores de servicios sin contar con capacitación previa. Algunos que trabajaban en la Fiscalía General del Estado (FGE) vivieron su ingreso al lugar como un castigo.
Casi al mismo tiempo que se inauguraba el CEJUM, se creaba la Fiscalía Especializada en Mujeres Víctimas de Violencia (FEM), como una medida reparatoria del Caso de Paloma Escobar que había llegado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la lucha de su madre Norma Ledezma.
Hacer las cosas al vapor le trajo altos costos al modelo de CEJUMs, mismos que ha pagado por años.
Los CEJUMs de Juárez y Chihuahua, tienen una débil normatividad, su acuerdo de creación con el número 049 fue apenas publicado el 11 de agosto del 2012. En su estructura se define que la dependencia está asignada a la Secretaría General de Gobierno de Estado, lo cierto es que desde sus orígenes se le ve como una instancia viviendo en el abandono.
A pesar de que siete dependencias integran al CEJUM, para referirse al lugar la gente llama a este espacio: la Fiscalía. Solo unas cuantas lo nombran Centro de Justicia.
Este año, el Observatorio Ciudadano de Justicia Especializado en Género de Red Mesa de Mujeres nos da cuenta de tres feminicidios, y a la vez infanticidios:
El caso de la bebé Lía Cano de tan solo dos meses de nacida, que murió a causa de una hemorragia interna producida por golpes que su padre le propició en el cráneo;
El caso de Victoria Carelli Grajeda Morales, de tan solo un año y dos meses de edad, quien fue asesinada a causa de golpes en el cráneo y asfixia por la pareja sentimental de su madre, y
El caso de una niña de 4 años identificada con las iniciales M.L.I. según informó la FEM, La niña fue asesinada a golpes por su padrastro y se encontraron múltiples evidencias de tortura en el cuerpo.
Desde el pasado mes de febrero a la fecha retomamos el diálogo con el gobernador y una parte de su gabinete. Las cosas tienen que cambiar y ellos están obligados a asumir la responsabilidad histórica que tienen como gobernantes, ya lo hemos dicho otras veces.
El proceso para generar cambios que le den fuerza al modelo se inició hace poco. Se trata de revisar de nueva cuenta los cimientos, de realizar una reingeniería necesaria para darle soporte, sostenibilidad jurídica y presupuestal.
No podemos dejar de reconocer los avances que como organizaciones sociales construimos en materia de política pública: no es lo mismo acudir a un Centro de Justicia a poner una denuncia que ir a la Fiscalía General del Estado, claro que hay diferencias en el tipo de atención y en el tiempo que se lleva el servicio. Sin embargo, el CEJUM fue imaginado como un modelo que todavía no se ha puesto en marcha partiendo de los principios que le dieron origen.
A los CEJUMs les fallaron los gobiernos anteriores, este gobierno si no quiere terminar haciéndolo debe acelerar el paso y recuperar el tiempo, dejar políticas instaladas con cimientos fuertes. Las reuniones y mesa de trabajo de los meses recientes con tomadores de decisión parecen mostrar un escenario posible. Aún falta concretarse.
A las mujeres víctimas de violencia de Juárez todas las instituciones les fallaron, ya lo dijo hace años la Corte Interamericana en 2009 y las Naciones Unidas en el 2018 con las recomendaciones internacionales volvieron a repetirlo.
Para la implementación de esta política pública ya llevamos al menos diez años. La violencia siempre toma la delantera, por las mujeres y las niñas víctimas de feminicidio como Lía Cano y Victoria Carelli debemos seguir insistiendo con esperanza y firmeza. Porque el tiempo transcurre y la violencia machista no perdona.