Opinión

Reforma electoral: otra faramalla legislativa




junio 26, 2020

El ‘aborto’ legislativo de Corral tuvo un desenlace inesperado: cero reformas electorales. Los diputados de la Comisión Unida se ‘abstuvieron’ de dictaminar decenas de iniciativas en materia electoral

Por Gerardo Cortinas Murra

El ‘show’ legislativo propiciado por la iniciativa presentada por Javier Corral, (a) ‘El Inútil’, para tratar de imponer las ‘elecciones primarias’, generó un amplio debate mediático, con un final inesperado: 22 diputaros avalaron el dictamen negativo suscrito por la Comisión Unida.

¡Insólito…! Por vez primera en muchas décadas, una comisión de dictamen legislativo elabora un Acuerdo de más de 200 páginas para ‘fundamentar y motivar’ el rechazo a las iniciativas ejecutivas.

Apenas hace unos días, citábamos el criterio jurisprudencial en el que se adopta el criterio de que la ‘Exposición de Motivos’ de las iniciativas de ley “no forma parte del cuerpo legal de un ordenamiento y, por ende, carecen de todo valor normativo”.

Porque el contenido de las argumentaciones que avalan las iniciativas (y los dictámenes de las comisiones legislativas) “es, únicamente, orientador y no una condición de su constitucionalidad”.

Y a pesar de ser del pleno conocimiento de los legisladores, la Comisión Unida ‘fundó y motivó’ su rechazo con diversas argumentaciones constitucionales, jurisprudenciales, financieras y políticas; quizá, con el único propósito de que el Gobernador recapacitara de lo absurdo de sus propuestas electoreras.

A pesar de ello, el diputado panista Fernando Álvarez, en su calidad de defensor oficioso del Gobernador, tuvo la audacia de afirmar –en la tribuna legislativo – que “el rechazo mayoritario manifestado por esta Legislatura, no hace más que retrasar la evolución de los partidos políticos a las demandas actuales de la sociedad y, que una vez más se quede como deuda pendiente con la ciudadanía: el brindar más transparencia y equidad, fortaleciendo y democratizando a los partidos, fomentando la participación ciudadana y la formación de cuadros políticos”.

¿Retrasar la evolución de los partidos políticos a las demandas de la sociedad? ¿Fortalecer y democratizar a los partidos? ¡Por favor…! No es posible que ‘El Inútil’ ignore que en México impera una partidocracia rapaz y corrupta.

Definitivamente me queda claro que, tanto el Gobernador’ como sus legisladores oficiosos, pretendieron engañar –

Inútilmente– a los chihuahuenses pregonando una artificiosa participación electoral del electorado en la vida interna de los partidos políticos, específicamente, para ‘elegir’ a los candidatos partidistas.

Utilizando un juego de palabras, y asumiendo una conducta dolosa, trataron de justificar la implementación de las ‘elecciones primarias’ mediante una absurda ‘expansión’ de los derechos político-electorales de los chihuahuenses.

Sin embargo, el ‘aborto’ legislativo de Corral tuvo un desenlace inesperado: cero reformas electorales. Los diputados de la Comisión Unida se ‘abstuvieron’ –sin explicación alguna– de dictaminar decenas de iniciativas en materia electoral. Así que nos quedaremos como ‘el monje loco’: “Nadie sabe, nadie supo…”

Una de las ventajas del ‘aborto’ legislativo electoral es que se evitó un alud de impugnaciones electorales (cuyos documentos ya estaban elaborados y listos para ser presentados), tanto por los partidos políticos de oposición como por ciudadanos chihuahuenses.

Por otra parte, quiero destacar una de tantas deficiencias técnicas del dictamen de la Comisión Unida: No se plasma referencia alguna a la nula participación de la ciudadanía en el proceso legislativo.

En efecto, hoy en día, el proceso de reformas está diseñado para los partidos con mayor representación legislativa impongan los llamados ‘mayoriteos’ legislativos; es decir, para que los partidos con mayoría legislativa –propia o coaligada– aprueben cuanta iniciativa les convenga. Lo anterior, sin tomar en cuenta a la ciudadanía.

Por ello, nunca estará de más, insistir en que el Parlamento Abierto se traduce en “una nueva forma de interacción entre la ciudadanía y el parlamento, que tiene por principios la transparencia y acceso a información sobre las legislaturas nacionales en formatos reutilizables y amigables para las y los ciudadanos. Y permite la participación de la ciudadanía en el proceso de creación de leyes…”

Al respecto, resulta oportuno plantear la siguiente interrogante: ¿Cuál es el plazo apropiado entre la presentación de una iniciativa (de reforma constitucional y/o electoral) y su correspondiente aprobación?

La anterior interrogante tiene sentido, porque la iniciativa de Corral se presentó a menos de un mes de concluir el plazo fatal para publicar reformas electorales. Y el resto de las iniciativas no dictaminadas, fueron presentadas a escasos meses de finalizar el plazo fatal).

A mi parecer, las iniciativas de reforma constitucional y electoral, deberían de ser presentadas –cuando menos– con un año de anticipación, para dar oportunidad de socializarlas con la ciudadanía, y que ésta, pueda emitir su opinión (en su calidad de colegislador)  durante el proceso legislativo correspondiente.

Resulta reprochable –políticamente– que los legisladores aprueben reformas a los principios fundamentales del pueblo chihuahuense, en escasas semanas y sin la participación de sus representados.

Lo reitero: en Chihuahua es más fácil reformar la Constitución del Estado, que cambiarse de calzones.

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