En pocos años el CJNG pasó de ser una banda al servicio del Cártel de Sinaloa a la organización de narcotráfico más violenta del país, después de que desaparecieran los Zetas. El Cartel Jalisco Nueva Generación está en guerra contra el presidente López Obrador. La razón: su gobierno es el único que se ha atrevido a confrontarlo
Texto: Alberto Najar / Pie de Página
Fue policía municipal en Jalisco, migrante vendedor de droga al menudeo en Los Angeles, California y prisionero en una cárcel de Estados Unidos.
Cuando fue deportado se unió a sus cuñados para crear su propia banda de tráfico de marihuana y anfetaminas, que colaboraba con otras organizaciones mayores de Michoacán y Jalisco.
Se llama Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, y el grupo que creó es ahora el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones de narcotráfico más violentas y grandes del continente, según el gobierno de Estados Unidos.
El gobierno de aquel país emprendió recientemente una intensa operación especial para sacarlo de sus calles. La estrategia incluye la confiscación de las cuentas, empresas y bienes en su territorio y los países donde opera.
Algo inédito para el Cartel que durante el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto permaneció virtualmente intocado.
De hecho, en ese período la organización creció exponencialmente. Pasó de ser una banda regional en Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán, a extenderse por 29 de los 32 estados del país.
Una de las razones centrales es su eficiente estructura financiera y el gran volumen de dinero que suele manejar. En eso coinciden especialistas como Alberto Islas, director de la consultora en seguridad Risk-Evaluation.
Desde su nacimiento el grupo mantuvo “un alto flujo de efectivo, casi sin invertir en casas, bodegas o restaurantes”, explica.
“Por eso es difícil que les ubiquen propiedades, como sí ocurre con otras organizaciones”.
El poderío económico le permitió crear una fuerte maquinaria de guerra, que le permitió desplazar rápidamente a sus enemigos.
El CJNG se extendió incluso en Estados Unidos, donde se apoderó de algunos mercados de drogas sintéticas que pertenecían al Cartel de Sinaloa.
Con tal escenario, la cacería que ordenó Donald Trump representa un severo golpe a la organización, que se reforzó con el apoyo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ataque financiero inédito
Hace unas semanas la Unidad de Inteligencia Financiera congeló cerca de dos mil cuentas bancarias y activos financieros del grupo. Algo que nunca había ocurrido.
Por este tipo de políticas es la violenta respuesta de “El Mencho”; quien desde hace meses emprendió una serie de ataques a policías e instalaciones civiles.
El caso más reciente fue el atentado contra el secretario de Seguridad Ciudadana de Ciudad de México, Omar García Harfuch.
Según varios especialistas el ataque es parte de la respuesta del grupo a la batalla que los gobiernos de México y Estados Unidos emprendieron en su contra.
Algo nunca visto en la historia del considerado como el cartel más violento del país.
El origen
La raíz del CJNG es el Cartel de los Valencia, originario de la zona sur de Michoacán y uno de los pioneros en el tráfico de drogas sintéticas.
Durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) Los Valencia recibieron fuertes golpes del Ejército, pues el grupo amenazó de muerte al entonces procurador General de la República, Rafael Macedo de la Concha.
El Cartel virtualmente desapareció; aunque los hermanos González Valencia y su cuñado, Nemesio Oseguera, se unieron al Cartel de Sinaloa.
De hecho su jefe inmediato fue Ignacio “El Nacho” Coronel, responsable del grupo en Jalisco, uno de los bastiones históricos de la organización.
Las primeras noticias del grupo, llamado “Los Cuinis”, se conocieron en 2007 cuando repelieron varios intentos de Los Zetas por asentarse en Jalisco.
Pero su revelación pública ocurrió en septiembre de 2011, cuando aparecieron 35 cadáveres en la avenida principal de Boca del Río, Veracruz.
El grupo se atribuyó la matanza en un video difundido por redes sociales. En ese momento se hicieron llamar “Los Matazetas”, y anunciaron una ofensiva contra ese cartel.
“El Nacho” fue abatido por la Marina en 2010 y a partir de ese momento “El Mencho” y “Los Cuinis” declararon la guerra a sus antiguos aliados.
El grupo adoptó el nombre de Jalisco Nueva Generación pues su objetivo inicial fue apoderarse de esa entidad. CJNG se encumbró en relativamente poco tiempo: en sólo cinco años desplazó al poderoso cartel de Los Caballeros Templarios en el control del sur de Michoacán.
Desalojó a Los Zetas del norte de Jalisco y de una parte de su territorio en el vecino estado de Zacatecas.
Y arrebató a sus antiguos socios parte del mercado en Jalisco, donde hace décadas residen las familias de los fundadores del Cartel de Sinaloa.
En todo momento la estrategia fue utilizar violencia extrema. Así sucedió en 2015 cuando los escoltas de “El Mencho” derribaron un helicóptero militar durante una operación en el sur de Jalisco para capturar al capo.
El CJNG virtualmente paralizó las comunicaciones por tierra en la mayor parte del estado; cientos de sicarios establecieron retenes e incendiaron autos y camiones.
También es responsable del asesinato de varios jefes policíacos e inclusive se le atribuye el secuestro de dos de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.
El plagio ocurrió en agosto de 2016 en Puerto Vallarta. Algunos especialistas creen que el incidente fue un mensaje al Cartel de Sinaloa, pero también a las autoridades:
Si fueron capaces de atacar a la familia de uno de los líderes históricos del que era entonces el cartel más poderoso del continente, podrían hacer cualquier cosa.
Y de hecho es lo que ha ocurrido desde entonces. El CJNG “afrenta de manera gravísima al gobierno federal”, explica Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del desaparecido Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen).
“Es una forma de decir: podemos hacer lo que queramos y sin ningún límite de crueldad y violencia”.
Eficiencia empresarial
Algunos especialistas dicen que Nemesio Oseguera y su organización crecieron a costa de “triturar” a los grupos rivales.
Pero al mismo tiempo el CJNG demostró contar con sentido empresarial para aprovechar las oportunidades del mercado, señala Alberto Islas.
Hace una década el grupo mudó la producción de metanfetaminas de Michoacán a Colima para alejarse de la zona controlada por Los Caballeros Templarios, en ese entonces el grupo más poderoso de la región.
Luego se benefició del repunte en el consumo de heroína en Estados Unidos al lograr acaparar las cosechas de amapola en Guerrero y Michoacán.
Eso le permitió asegurar la mercancía sin riesgo de las operaciones militares. Luego, cuando la demanda de drogas empezó a cambiar, el grupo mudó sus operaciones a la fabricación de drogas sintéticas.
Una de las claves es que el CJNG reclutó a expertos en finanzas e ingenieros químicos que diseñan nuevas mezclas para fabricarlas con mayor eficiencia.
“Ese capital humano los ha hecho crecer muy rápido y convertirse en una organización que ha avanzado”, añade Islas.
“Pasan desapercibidos, es gente que no tiene antecedentes criminales ni viene de familias vinculadas a la delincuencia”.
Incluso algunos tienen visa estadunidense. “Eso les facilita mucho la movilización en los diferentes mercados”.
Su fortaleza se vuelve debilidad
Paradójicamente el acelerado crecimiento del CJNG empieza a convertirse en su talón de Aquiles.
Pero la expansión por el país le abrió varios frentes de batalla que implicaron un fuerte desgaste. Y éste no es sólo económico, sino también en su capacidad operativa y las tropas con las que cuenta.
Pero el mayor problema ocurrió hace un par de años. “El Mencho”, de acuerdo con informes oficiales, se encuentra enfermo y su estado de salud se ha complicado.
Algunos de sus colaboradores de más confianza, como su esposa e hijo, fueron detenidos. Y desde 2017 enfrenta una ruptura interna, pues varios de sus principales colaboradores abandonaron la organización.
Los antiguos aliados crearon una banda llamada cartel Nueva Plaza que disputa calle a calle el control de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
A esto se suma la peor crisis hasta ahora: la operación estadounidense y la colaboración del gobierno mexicano, aunque no está claro aún si pone en riesgo la existencia del Cartel.
Por lo pronto, de acuerdo con especialistas, la organización se encuentra en un abierto conflicto con el gobierno de López Obrador. El saldo de esta violenta batalla está por verse.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.