Opinión

En donde está la guerra contra las mujeres




julio 2, 2020

Hay tantas cosas pasando que merecen más atención de las muy diversas feministas mexicanas que otra declaración machista del presidente: aunque el incremento de los feminicidios en Texcoco y su atrocidad son cada día más graves, las colectivas siguen intentando llamar la atención hacia su territorio, en donde está la guerra contra las mujeres

Celia Guerrero
Twitter: @celiawarrior

Ya sabemos todas que cuando el presidente de México hace una declaración machista sabe bien que creará polémica y es precisamente por ello que la hace —concienzudamente, en tribuna y con micrófono— porque espera como respuesta la bulla en redes sociales de las enfurecidas feministas que retoman lo que él dice, aunque critiquen o ataquen su discurso, y el mensaje —cualquiera que sea— se difunde mejor y, al final, la atención está en él. ¿Verdad que sí sabemos?

Después de un rato, la formulita cansa y es más que evidente. La nota pasa a ser: “AMLO dijo blablabla e indigna a feministas” porque así su gobierno logra manejar la agenda mediática, que se concentra en su figura, además de lo que se le discute públicamente. Una estrategia bastante obvia que no sólo la aplica con los temas relacionados con feminismo y mujeres.

De ahí que la conversación esté atascada en si el discurso del señor es machista o es misógino, o las dos, o a veces una y por consiguiente la otra. O que si la 4T será feminista o no será. O que el gobierno no es solo él y ahora hay más mujeres funcionarias, secretarias de Estado y directoras [no pos, guau]. O que si el “feminismo obradorista” (sic) resiste [O_o…ajá].

Parece ser que el juego consiste en esperar a que el señor siembre la indignación al movimiento feminista [así, como si de un sindicato se tratara]. Y pues, además de aburrida, es una estrategia perversa que entre otras cosas invisibiliza todo lo que hay detrás de sus shows. 

Todo esto para decir: cambiemos la discusión, hay tantas cosas pasando que merecen la atención de las muy diversas feministas mexicanas. 

Por ejemplo, el 25 de junio, mientras el presi daba misa sobre roles sexistas en un evento en Texcoco, Estado de México, normalizando oootra vez desigualdades entre hombres y mujeres en el trabajo de cuidados; encontraron el cuerpo de Mercedes, una joven de 19 años desaparecida 2 meses atrás, en la colonia Gavilanes del mismo municipio. 

A Mercedes la hallaron en una cisterna, dentro de un terreno bardeado, a unos 500 metros de su casa. Desde su desaparición, el 5 de abril, la familia de la joven intentó denunciar, pero el proceso fue obstaculizado debido a las restricciones de la emergencia sanitaria por la covid-19. Al final lograron iniciar la denuncia a través del teléfono de la Fiscalía estatal, aunque aún con ello ninguna autoridad buscó a Mercedes hasta que presuntamente a través de una llamada anónima reportaron el lugar en donde encontraron el cuerpo.

Esa misma noche, después de la noticia del caso de Mercedes, las feministas textocanas y de la periferia comenzaron a señalar la coincidencia de tener en Texcoco al presi, perpetuando discursos machistas, mientras el hallazgo del cuerpo de la joven ejemplificaba cómo la violencia feminicida va en aumento y se vuelve costumbre en la zona. De estos señalamientos hubo poca réplica. La conversación en redes sociales se concentró en la declaración del machín.

En Texcoco y comunidades aledañas, la Colectiva Asterias ha documentado 13 feminicidios de 2016 a 2020. Se trata de hallazgos de cuerpos de mujeres y adolescentes que se han dado a conocer a través de medios de comunicación locales. Aunque no necesariamente se han investigado como feminicidios, el grado de violencia ejercido en contra de los cuerpos de las mujeres encontradas es un indicador que la colectiva considera para contabilizarlos como tales.

En la mayoría de los casos de las víctimas no se sabe ni el nombre, sus cuerpos se encontraron desfigurados o irreconocibles debido la violencia extrema, que va desde la asfixia y la tortura sexual, hasta la mutilación de extremidades, disparos de arma de fuego y, en un caso, el rostro desollado.

Contextualizando: el municipio de Texcoco es morenista desde 2013, cuando fue presidenta Delfina Gómez, ex candidata del Movimiento Regeneración Nacional que en 2017 por poco se lleva la gobernatura del Estado de México, entidad históricamente priísta. No está dentro de las localidades con alerta de género en el Edomex, que hasta el momento suman dos: por feminicidios y por desapariciones de mujeres y niñas. Pero colinda con otros que sí, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, además de Tlaxcala y Puebla, estados del corredor de trata. La presidenta actual es Sandra Luz Falcón (punto más en contra de la pseudo argumentación que da por hecho la protección de los derechos de las mujeres cuando hay una en una posición de poder). La colectiva Asterias, de reciente creación, se integra a un próspero ambiente feminista del Estado de México y las periferias de la capital, junto a otras colectivas de Texcoco como Femivándalas, Mijá, las chapingueras de Xilonen, entre otras. 

Aunque el incremento de los feminicidios en Texcoco y su atrocidad es cada día más grave, las colectivas siguen intentando llamar la atención hacia su territorio, en donde está la guerra contra las mujeres. Si un día su mensaje tuviera el impacto mediático que tiene una declaración machista más del presi, otra cosa sería.

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