Opinión

Hablo de mí y de las marcas que vi en los cuerpos femeninos




julio 5, 2020

Imaginemos esto. Muchas escrituras del presente atraviesan la frontera de la literatura [los parámetros que definen qué es literatura] y quedan afuera y adentro, como en posición diaspórica: afuera pero atrapadas en su interior. Como si estuvieran ‘en éxodo’.
Josefina Ludmer

Hilda Sotelo

Primera parte

En la literatura A significa B y la M es la letra 13 en el abecedario, así como para Hester, cuando regresa y vuelve a asumir la letra escarlata por voluntad propia, esta se vuelve para ella y las demás, un símbolo de gracia. Resulta que la M es la letra 13 y solo había estado en esa posición y significado porque los jesuitas en México trajeron ese orden lingüístico, la M también tiene sus reglas fijas, la enfermedad también, la buena noticia es que tenemos la capacidad y el poder de alterar lo anterior para sanarnos colectivamente.

Últimamente he centrado mi atención en Juaritos Literario, desde hace cinco años decidí leer solo a mujeres y de unos meses a la fecha, mujeres escriben en ese espacio, me llamó la atención ver el sello o la marca de agua de Juaritos Literario al final de sus textos. A mi memoria llegaron las denuncias de acoso y violación hacia las maestras de la UACJ, y mis desafortunadas experiencias mientras trabajé en esa institución, a las denuncias no se les da seguimiento y de varios meses a la fecha he decidido no escuchar la opinión que venga de cuerpos masculinos, aunque yo quiera mucho a mis amigos y hermanos y me lleve bien con ellos.

La decisión la tomé basada en los hechos feminicidas de la ciudad durante los últimos treinta años. Refiero ahora el feminicidio de mi amiga Susana Chávez Castillo y la narrativa sobre su tragedia por parte de los hombres “intelectuales” de la ciudad, quienes la plagaron de revictimización. Me refiero al feminicidio de la estudiante de Literatura, Dana Lizeth Lozano Chávez, a quien sus amigxs le prometieron justicia integral. Y al femincidio que sigue sin esclarecerse, el de la artista, feminista Isabel Cabanillas. Mientras leía Juaritos Literario me sentía  contenta de leer a las mujeres jóvenes, estudiantes de licenciatura y maestría que aprovechan el espacio de Juaritos y el de Sin Embargo para publicar sus hallazgos escriturales, el asunto fue ver que al final de los textos de las mujeres está la marca de Juaritos Literario, me dio escalofrío la insistencia de JL en asegurar su huella en los textos de las mujeres, yo había relacionado al doctor Urani Montiel y al maestro Antonio Rubio con el proyecto porque ellos mismos se encargaron de hacérnoslo saber a través de Facebook, como lo siguen haciendo hasta el momento para invalidar mis opiniones y hacer escarnio de mis errores.

Después de varios errores y desaciertos que publiqué en Facebook, los días 1 y 2 de julio y de las reacciones de las mujeres involucradas, errores de los cuales me disculpé y citaré en la segunda parte de este escrito, después de esos errores fue que pude indagar otros datos, sacar más denuncias y tener más claridad al respecto. Aquí les cuento mi versión:

Para mí la marca y el sello de la UACJ representa algo más que la coordinación o el filtro cualitativo del texto a publicar, representa la sistematización de la violencia hacia la mujer y la normalización de la misógina, dirigir la mirada hacia lo que el maestro te dijo, la estrategia tipo jesuita para ordenar y archivar la literatura. Brevemente la UACJ fui iniciada por mujeres, los hombres las dividieron y las consecuencias se las doy a conocer en la segunda parte de este escrito.

Juaritos Literario esta cien por ciento vinculado a la UACJ y aunque lxs miembrxs del colectivo digan o intenten desvincularse, su formación y ejercicio profesional viene de esa institución, aprendieron a profesionalizar sus miradas en la carrera de Literatura a través del doctor Urani Montiel y mientras no se atrevan a problematizar la misoginia separadas de las ideas de los cuerpos masculinos dialogando entre ellas, o mientras no se problematice la discriminación y jerarquización separadas de los cuerpos opresores, su sello de agua, admite que todo lo que sucede en ese espacio está bien o es correcto, además se admite que la liberación de la opresión la lleve a cabo el mismo opresor, el maestro en este caso y con ello el ciclo repetitivo de los binarios y la explotación.

En algunos ensayos de JL ya se nota el esfuerzo por cambiar el panorama pero, desde mi visión, mientras el doctor Urani Montiel siga al frente del proyecto o al lado como aseguran ellos, tomaré esos esfuerzos como la muestra más sagaz de apropiación del discurso feminista, incluso con el apoyo de las mismas feministas de la ciudad, además, aquí las acusaciones están emergiendo y Urani ha sido acusado de plagio públicamente a través de la cuenta del historiador Reideziel Mendoza Serrano, cito la acusación: “Estos dos sujetos, profesor de Literatura de la UACJ, y su alumno de maestría José Vargas (Joe Vargas), se dedican a stalkear (revisar fotografías personales de perfiles que no son sus amigos en Facebook), y después las reproducen sin autorización ni aviso, haciéndolas pasar como propias y exhibiéndolas en sus videos. Urani Montiel ya tiene antecedentes de haberse apropiado del trabajo de otros, además de acoso. Pongo en conocimiento a mis contactos para que estén alertas de las prácticas poco éticas de estos dos sujetos, que lucran con el trabajo de terceros y con material privado. Por su atención muchas gracias”.

No dudo que después de leer esta acusación Urani haya reflexionado, tampoco dudo de sus buenas intenciones y de que haya aprendido la lección de que debe pedir permiso ante de tomar cualquier contenido que no le corresponde.

Durante la feria del libro en Ciudad Juárez 2019, y al final de la presentación del libro #EscriturasContraElPoderFronterizasConSusanaChávez, sin tener ningún antecedente él nos preguntó que dónde estaba el material inédito de Susana y nos cuestionó sobre porqué mezclábamos su poesía en lugar de publicar todo su trabajo, Urani nos violentó con su cometario, hemos estado trabajando la poesía de Susana desde el 2012 y buscamos espacios donde a ella le hubiera gustado ser publicada y créanme la UACJ no sería el espacio para ella.

El interés es que se conozca la obra de Susana Chávez y que la den a conocer las mujeres de la ciudad no los cuerpos masculinos, de hecho, ya sus amigos los hombres hicieron su parte en años pasados, ¡ya déjenos a nosotras participar! Martha Urquidi, escritora y dramaturga dice: “creo que los hombres en general deben respetar los espacios femeninos y no apropiarse de discursos que les son ajenos o por lo menos acercarse de una forma desprovista de la motivación de atraer capital intelectual y creativo incluso poniendo sello a los escritos, recuerdo que Urani cuestionó en la Feria del libro el porqué no editar un libro de Susana en vez de mixear los textos de nosotras con textos de ella y fue de cierta forma un comentario desafortunado por el tono en que se hizo. Por al fin y al cabo la obra de Susana es cobijada por todas las escritoras a quienes tú invitaste al taller de Cristina Rivera Garza, por fin ha dado a luz, en gran parte por tu cariño y amistad hacia Susana y hacia la literatura de las mujeres. Tú y esa edición de Susana abrazan a las mujeres que queremos escribir y publicar desde otros horizontes femeninos y lejos del poder, sin necesidad del poder estructural oficialista”.  

En el mundo patriarcal las cosas son veladas, en secreto, el código binario amigue-enemigue se organiza de distintas formas para reproducirse mantenernos fragmentados. Igual el binario de género hombre-mujer, está comprobado que se le da más peso al visón del cuerpo masculino aunque este sea bisexual, homosexual, la falocracia, dice Arminé Arjona.

Tan veladas o calladas nos tienen que no supe hasta el 2019, durante la feria del libro, que en Juaritos Literario también hay mujeres. Conocí el proyecto a través de Antonio Rubio y él jamás mencionó la participación femenina. La feria del libro, la propuesta en sí, la intervención, la presencia en los recorridos literarios del joven Carlos Valdez, editor de la sección Puntos y Comas, hizo que el proyecto adquiriera proyección nacional y de ahí a la fecha Juaritos Literario ha recibido atención, premios y becas en menos de un año, cosa que celebro porque no estoy en contra de que los recursos lleguen a Ciudad Juárez, no, estoy en contra de la UACJ, su sello misógino, el acaparamiento, obstrucción de justicia y oficialismo con respecto a la literatura en Juárez, además de ser la institución que retrata fidedigna la pedagogía de la crueldad.

Si usted quiere comprobar la misoginia en la literatura en Ciudad Juárez la invito a leer los libros que se han publicado durante los últimas décadas en la frontera, vaya al portal de Juaritos Literario,  la cantidad de publicaciones por parte de los hombres es alta, y no se diga los contenidos donde nos retratan como sus  musas o sus putas preferidas, o contenidos de “héroes” o bandidos de la revolución, balas, bares, borracheras e idealización del vicio, pero de eso no es responsable Juaritos Literario porque su trabajo es compilar y archivar textos creativos que hablen de algún espacio físico juarense; donde el escritor puso su imaginación, ahí va Juaritos a recorrerlo, luego se lo lleva a su portal y todxs podemos gozar de la literatura que puso en el mapa a Ciudad Juárez. De lo que sí es responsable el maestro es de revisar su pedagogía y no anular el pasado misógino, reconocer que existe y rearticular su conducta. Si precisamente es la historia la que debemos revisar concienzudamente para detectar la borradura y escribir o reescribirla.

El año pasado el portal lanzó una invitación a darle perspectiva social a las colaboraciones y de pronto recibo un mensaje de Urani después de enviarle mi columna, Allá entre ellos, acá entre nosotras, me pregunta que cuántas veces he recibido premios o becas, yo le respondo que en 30 años solo he recibido dos PACMyC dedicadas a proyectos colectivos. El doctor me anuncia que va a cortar comunicación conmigo, que me refiera a la otra coordinadora que es Amalia Rodríguez. Su reacción es obviamente misógina porque en mi columna sugiero que ya las mujeres hagamos nuestros apartes. Antes o después de eso él y yo no habíamos tenido ningún tipo de intercambio. No le presté mayor atención al asunto porque antes de la pandemia, habíamos quedado que en Ciudad Juárez nos enfocaríamos a nosotras, hablaríamos, aprenderíamos entre nuestros diálogos, estudios y experiencias, el enfoque no serían ellos hasta nuevo aviso.

Ahora que llegó el virus, anuncia Rita Segato que empezaría una lucha por la narrativa de la vida y las cosas, y sí, cuidar la presencia, imagen y palabras en las redes sociales se ha convertido en un trabajo casi de tiempo completo para todxs, no importa que su vida física sea un desastre mientras cumpla con la hipervigilancia e hipocrecía requerida. Pero en Ciudad Juárez a través de amenazas y argucias patriarcales, la palabra e hipervigilancia la tenían y al parecer la siguen tendiendo los hombres.

En los noventas, nosotras participábamos de sus eventos literarios como organizadoras, cuidadoras, apoyando y cuando en los noventas Rosario Sanmiguel inicia el taller Rosario Castellanos pensé que algo iba a cambiar, pero no. A casi ninguna mujer poeta o narradora le fue bien, les fue espantoso, y solo basta mencionar que Rosario Sanmiguel decidió alejarse y solo tiene contacto a través de mujeres, la última vez que platiqué con ella fue durante el evento Mi Vida en Juárez, organizado por Verónica Corchado, me cotejó lo que María Elena Alvarado activista-poeta y asistente de los talleres del INBA en los años noventas, me había dicho, a las mujeres nos tienen mala fe en esta ciudad, cotejé lo que Susana Chávez decía, son machistas no te van a ayudar en nada al menos que ellos se beneficien, el desenlace de Susana, fue trágico.

Otro caso es el de la persecución y exilio de la poeta Dolores Dorantes que consecuencia de sus talleres autobiográficos y terribles amenazas en Ciudad Juárez durante la guerra contra el narcotráfico se vio forzada a dejar el país. Está también el olvido y abandono intencional sobre Arminé Arjona, y el caso de las mujeres feministas de la UACJ, UTEP y el Colegio de la Frontera, solo basta leer sus libros de investigación para darse cuenta de la gravedad de la situación, especialmente las publicaciones de la doctora Clara Rojas, donde con datos nos demuestra la misoginia y la pedagogía de la crueldad en la UACJ.

Cuando regresé a escribir a Ciudad Juárez no pensé en tener éxito, o lo que definimos como tal, ¿quién en su sano juicio piensa en el éxito en medio de la guerra, los feminicidios y la enfermedad? Regresé a leer en el transporte público, en el programa Hoja de Ruta, a atestiguar que el activismo estaba cambiando, regresé a organizar lecturas y eventos literarios. En el activismo feminista algo cambió, no seríamos la voz, ahora acompañábamos. En literatura nada había cambiado, estoy hablando del 2010, casi veinte años después de los noventas, recuerdo haber asistido a los encuentros de Escritores por Juárez, donde harta del acoso le saqué la vuelta a Guillermo Samperio y a Daniel Espartaco Sánchez, ya había pasado un sinfín de molestias durante mi estadía de maestra en la UACJ. Ahí vi la lucha patriarcal por la calidad literaria, los espacios y los recursos, la lucha entre los oficiales y alternativos. Fue en ese tiempo que conocí a Diego Ordaz, impartía el taller Detectives Salvajes, le mostré mi manuscrito San York Kluni:Hacedor de Hombres, de mi propia bolsa le pagué 2 mil pesos por editar el libro. Él aceptó. Después junto con Emanuel Velez presentarían el libro en el Café Único, el café de los intelectuales en Ciudad Juárez, durante el mismo lapso de tiempo fui invitada a asistir a las reuniones del colectivo Zurdo Mendieta, asistí en varias ocasiones, ahí Miguel Ángel Chávez Díaz de León intentó expulsarme, el grupo me defendió y se concluyó que Miguel Ángel actuaba debido a la misoginia, sin embrago algunos miembros del grupo, debido a intereses personales, continuaron apoyándolo a pesar de que a diario publicaba en Facebook fotografías de mujeres desnudas que le servían de esclavas.

Renuncié a participar en la antología Ciudad Escarlata cuando me enteré que Elmer Mendoza sería el padrino en el prólogo, lo hice por dos razones:

1.Elmer acabada de apoyar abiertamente la candidatura de Meade (PRI) a la presidencia de México y yo estaba apoyando a colectar firmas para María de Jesús, precandidata indígena, debido a que mis bisabuelas fueron rarámuris.

2. Arminé Arjona me había contado su experiencia en el taller que Elmer Mendoza habían impartido en Juárez, donde los rumores dicen que le pagaron 100 mil pesos, cosa que no pude comprobar a pesar de haber solicitado en tres ocasiones al portal de transparencia que se supone debe tener los honorarios que se le pagan a estos patriarcas literarios. No sé ustedes, yo no dudo del rumor. Carlos Fuentes solo venía a su frontera de cristal si Enrique Cortazar le conseguía mínimo 6 mil dólares.

Estar en ese libro implicaría ir de lleno a favor del patriarcado y pues no, a pesar de necesitar publicaciones fuera de mis plataformas personales, decidí no seguir ese camino.

Arminé me cuenta que durante el taller que impartió Elmer Mendoza en Ciudad Juárez trabajó su novela Castigos en el aire y no llegó a publicarse, en cambio Policía de Juárez de Miguel Ángel Chávez sí, ya la siguiente generación de escritores se encargó de poner esa narrativa en su lugar a través de Antonio Rubio, quien entre burlas (aprendidas en el patriarcado), lecturas, y la depresión, examinaba las novelas y el comportamiento de los escritores de la ciudad, llegó a cuestionar la ausencia de mujeres en la antología Ciudad Negra compilada por Jorge Humberto Chávez, yo ya sabía las respuestas a sus preguntas pero siendo mujer, trabajadora de tiempo completo, habitante de Ciudad Juárez, mi voz no alcanzaba suficiente relevancia, ni yo lograba concretar mi participación, lo que sí logré fue leer las publicaciones y reacciones en Facebook sobre el trabajo de Antonio Rubio, y vi que uno de los recursos que más empleó fue el de la mofa sobre la poesía de compañeros de la ciudad, públicamente (en Facebook) lo continuaron apoyando sus amigos más cercanos, le enviaban memes y eso al parecer inflamaba las ideas, es entre la burla, la obscenidad y el alcoholismo que te podías hacer de publicaciones en Ciudad Juárez.

Le retiré mi apoyo cuando acosado por Jorge Humberto Chávez sugerí armar un caso de iniciativa de ley contra el acoso cibernético, y por estar de acomedida él me acusó de protagonista, se retiró del conflicto porque él no podía con ese asunto así como ahora yo no puedo con esto porque pude comprobar que a través de su muro aprovechando mis errores, me lapida, invito a Antonio Rubio que revise concienzudamente la correspondencia entre Selfa Chew, él y yo con respecto a este caso y reconsidere sus conclusiones hacia mi persona y el medio donde publico, y pida disculpas, además yo no voy a dejar de decir mi versión, ya no.

En el fondo desde su cuerpo masculino está defendiendo la misógina al proteger o desviar la atención sobre los verdaderos agresores, y buscar simpatizas ¿para qué? ¿O se está defendiendo por adelantado? Sabe que estoy cuestionado el proyecto de Juaritos Literario. A veces pienso que es peor si mi condición de mujer en una ciudad que se las ingenia por todos lados para perpetuarse en la enfermedad o el silencio que nos imponen al decirnos que seamos amorosa y consideradas y es mejor no decir nada.

En medio de la literatura y el periodismo en Ciudad Juárez hay todavía vicios que se repiten y nos dañan. Diego Ordaz, escritor, y yo nos comunicábamos seguido. En una ocasión me escribió diciendo que no pusiera que él editaba mis textos o que él editó la revista Espiral de Lectura Yo Soy. Al principio no entendí porqué debería yo ocultar algo que era verdad, a este proyecto también lo invité con su respectiva remuneración, ese sí fue beca PACMyC. Después me di cuenta que Diego ya tenía formado su grupo literario y que entre la presión de su amigos le recomendaron no tener nada que ver con la mujer cósmica (yo), porque aquello no era lo suficiente literario. Ellos se cuidan a ellos y se disfrazan de todo para perpetuarse, claro, con el apoyo de las mujeres.

Diego no solo me pidió que no lo relacionara con él y mi trabajo, abusó de su posición de hombre en la literatura al llevarme a un motel y ahora la distancia veo que yo lo justificaba. En realidad estuve repitiendo una y varias veces  UACJ-maestro-poder.  Lo que me habían enseñado durante los noventas.

Los errores que cometí en mis publicaciones del 2 de julio en Facebook provocaron las reacciones de las mujeres involucradas en Juaritos Literario y en la Feria del Libro 2019, no sintieron que yo les di el suficiente crédito a su trabajo. De esos errores me encargo en mi próxima publicación porque en realidad el enfoque debemos ser nosotras, no ellos.

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