Hay que leer bien lo que sucedió en Bolivia porque nos ofrece lecciones importantes para evaluar lo que sucedió en Coahuila y en Hidalgo y lo que puede suceder en las más amplias elecciones de nuestro país en 2021. Hay mucho que aprender. No sólo la izquierda
Por Víctor M. Quintana S.
Mientras Coahuila celebraba elecciones para diputaciones locales e Hidalgo para presidencias municipales, en el otro extremo de América Latina Bolivia celebró elecciones para presidente de la república y renovó su congreso. Un 18 de octubre memorable.
Hay que leer bien lo que sucedió en Bolivia porque nos ofrece lecciones importantes para evaluar lo que sucedió en Coahuila y en Hidalgo y lo que puede suceder en las más amplias elecciones de nuestro país en 2021. En lo que diferentes analistas coinciden con respecto al inesperado y contundente triunfo del Movimiento al Socialismo, fundado por Evo Morales, y su candidato presidencial Luis Arce es por demás esclarecedor. El MAS volvió al poder con un categórico 52 por ciento de la votación, pese a que hace apenas un año la derecha, el empresariado, el ejército y la policía dieron un golpe de estado que expulsó a Evo del poder. ¿Cómo fue posible que se recuperara tan pronto?
Lección 1: el MAS es el único partido realmente estructurado, organizado, con presencia territorial en todo Bolivia. Gracias a ello pudo vencer en las primeras elecciones en las que no aparece Evo Morales en las boletas desde 1997. Buscó antes que nada consolidar su voto duro y sus candidatos se fueron a recorrer los barrios y poblados más pobres y alejados.
Lección 2: la derecha y el centro derecha pensaron que el proyecto social del MAS estaba agotado, pero no fue así, sólo el liderazgo de Evo estaba “abollado”. Luis Arce retoma ese proyecto de justicia y de integración social que sacó a millones de gente de la pobreza, para que luego en tan sólo un año el gobierno golpista y el COVID la devolvieran ahí otra vez.
Lección 3: en Bolivia hay todo un tejido social de indígenas, de campesinos, de obreros con organización propia, que durante este año de gobierno golpista y de COVID ha sufrido diversas privaciones y violencias, que supieron ocultarse y tuvieron la paciencia de esperar el momento oportuno para rearticularse y transformar su resistencia en participación en las urnas.
Lección 4: los partidos de la derecha equivocaron su discurso. Lo estructuraron en torno a la oposición MAS/ANTI-MAS, mientras que Arce lo articuló en torno a lo que más sienten en este momento las mayorías bolivianas: la estabilidad y la crisis económica.
Lección 5: Luis Arce supo hacer la crítica de la gestión de Evo Morales, se comprometió a incluir jóvenes y nuevas figuras en el gobierno. Lo mismo que a no eternizarse en el poder y dejarlo dentro de 5 años, al tiempo que prometió no emprender acciones revanchistas contra los sectores que llevaron a cabo el golpe de 2019.
Lección 6: la derecha cometió varios errores muy costosos. El más importante de ellos, en tan sólo un año en el gobierno demostró que puede operar con mucha más corrupción de la que criticaron al gobierno de Evo. Que, a pesar de su discurso empresarial-eficientista puede ser terriblemente ineficaz como lo muestra la sucesión de varios ministros de salud que no pudieron lidiar con la pandemia. Por otro lado, los sectores de derecha y centro derecha no se articularon entre sí, se fragmentaron.
Lección 7: los sectores opositores al MAS menospreciaron a éste, y como siempre al pueblo pobre de Bolivia. Nunca consideraron a ese partido como una expresión genuina de las aspiraciones de los pobres, lo consideraron como un clientelismo manipulado por el “chavismo”. En esta visión ha habido siempre una fuerte carga de racismo.
Lección 8: los sectores conservadores nunca fueron capaces de analizar por qué Evo Morales y el MAS los arrasaron desde las elecciones de 1997.
Hay mucho que aprender a partir del triunfo del MAS en Bolivia. No sólo la izquierda. Hasta la derecha.