El colegio electoral es órgano sobre el que Estados Unidos asienta las bases de su sistema de elecciones, acá te contamos cuál es su papel y quiénes lo integran
Itzel Ramírez / La Verdad
Construido sobre las bases de evitar la tiranía y otorgar poderes a cada estado, el sistema democrático de Estados Unidos encuentra en el colegio electoral, órgano que, en última instancia, elige quién será presidente del país.
Esto significa que cada que un ciudadano estadounidense emite su voto, está sufragando por la planilla de electores (demócratas, republicanos o de algún partido minoritario) que, a su vez y en concordancia con el voto popular, elegirá al presidente y vicepresidente.
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Para entender cómo funciona el colegio electoral, quiénes lo componen y cuál es su tarea, el tour organizado por los Centros de Prensa Extranjera del Departamento de Estado y en cooperación con el Centro Internacional Meridian ofreció una ponencia con Lonna Rae Atkeson, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Nuevo México e integrante del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
A continuación, se mencionan cuáles son las principales características del sistema electoral estadounidense respecto al colegio electoral:
1.- Constitucionalmente, la democracia moderna más antigua del mundo no da a sus ciudadanos el derecho a votar por presidente, sino por los electores que deben elegir al mandatario. Incluso, recuerda la especialista, ese derecho tampoco se encuentra regulado en todos los estados de la Unión Americana.
“Hay solamente un estado donde el derecho de los ciudadanos a votar por electores presidenciales está garantizado en la constitución estatal, y es en el gran estado de Colorado”, apunta Atkenson.
2.- Cada estado cuenta con una cantidad específica de electores que participan en la votación presidencial. El número se calcula con el tamaño de la población estatal y es igual a la representación que hay en el Congreso.
Para cada uno de los 50 estados que componen la Unión Americana (además Washington DC), hay tres electores garantizados.
“Podemos pensar en el colegio electoral como esta institución que es tanto proporcional como federal”, explica la especialista. En cada censo se obtiene información para que el Congreso pueda ajustar la representación de cada estado, dependiendo de el crecimiento o disminución poblacional.
3.- El método más común para nominar a los electores es el de las convenciones estatales de los partidos políticos, aunque también se hace a través de los comités centrales estatales de cada instituto político. En otros casos, como en Pennsylvania, se permite que sea cada candidato presidencial el que directamente designe quiénes serán sus electores.
Siempre, la selección ocurre en el año en que habrá comicios presidenciales.
4.- Originalmente, la figura del elector fue pensada para que “ciudadanos distinguidos” ocupasen en cargo, de acuerdo con los fundadores de Estados Unidos.
“Pero tan pronto como en 1826, los electores fueron ubicados como activistas de partido, simpatizantes y donantes; claramente esa no era la intención de los fundadores y ahora es una combinación de líderes locales y estatales, a veces celebridades y en ocasiones incluso de ciudadanos ordinarios”, detalla Atkenson.
5.- Cuando un ciudadano estadounidense vota por un candidato presidencial lo hace, de hecho, por un elector.
Aunque ahora, agrega la especialista, casi la totalidad de las boletas electorales en el país usan el término “electores presidenciales”, muchos ciudadanos no son conscientes de que su voto es indirecto.
En la mayoría de los estados, los ciudadanos eligen planillas de electores, es decir, la planilla del Partido Demócrata o del Republicano.
6.- Este año, la pandemia de coronavirus adelantó las fechas y modalidades de votación presidencial en Estados Unidos, aunque será el próximo martes cuando se celebre la jornada electoral, en la que los ciudadanos son convocados a acudir a las urnas para emitir su voto.
Sin embargo, será hasta el 8 de diciembre cuando, con base en los resultados electorales de cada estado sean nombrados los electores que posteriormente serán convocados para que formalmente elijan en la Cámara de Representantes a quién será presidente por los próximos cuatro años.
En esta ocasión, será el 14 de diciembre cuando los integrantes del colegio electoral voten por presidente.
Una vez emitido el voto, cada elector cumple con su única función y termina su mandato popular, por lo que el cargo dura apenas unas semanas.
7.- Emitidos los votos por el colegio electoral, corresponde al presidente del Senado (el vicepresidente constitucional en turno) contar los votos emitidos por los electores en una sesión que tendrá lugar el 6 de enero de 2021.
Ahí, el candidato que obtenga 270 o más votos electorales es declarado oficialmente el ganador de la contienda.
8.- A pesar de que legalmente, los electores no están necesariamente obligados a elegir al candidato al que representan, los casos en los que no se obedece el mandato popular son extremadamente raros, apunta Atkenson.
En 33 estados hay algunos intentos para obligar a los electores a que voten por el candidato que representan (demócrata, republicano o de cualquier otro partido político minoritario), abunda la especialista.
En Nuevo México, por ejemplo, se obliga a los electores a hacer un juramento, so pena de que en caso de votar por un candidato diferente al que ganó la mayoría del voto popular se inicie un proceso penal por delito en cuarto grado.
En la historia de la democracia estadounidense se han registrado algunos casos de electores “desleales”, que al momento de emitir su voto ante el Congreso, eligen a un candidato diferente al que obtuvo la mayoría en su respectivo estado, aunque en ningún caso ese cambio de voto ha tenido un impacto en la modificación del ganador de la contienda.
El presidente Richard Nixon ha sido el único candidato en la historia de Estados Unidos en tener electores “desleales” en tres ocasiones, las mismas en las que compitió por el puesto.
“Ningún elector ‘desleal’ ha sido imputado, pero sí sustituido”, recuerda Atkenson.
El año 2016 ha sido el de mayor número de electores “desleales” en la historia de Estados Unidos. De acuerdo con el resultado de la elección popular, Donald Trump había obtenido 304 votos y Hillary Clinton 227, sin embargo dos electores republicanos de Texas emitieron sus votos por otras personas, mientras que de lado demócrata fueron cinco los electores que no eligieron a Clinton.
En ninguno de los casos, los electores votaron por el candidato del partido opositor, sino lo hicieron por otros políticos.
9.- Tradicionalmente, el candidato que gana el voto popular es quien gana la mayoría de los votos electorales.
En la historia de Estados Unidos, únicamente cinco presidentes han sido elegidos a pesar de haber obtenido menor número de votos populares: John Quincy Adams en 1824, Rutherford B. Hayes en 1876, Benjamin Harrison en 1888, George W. Bush en 2000 y Donald Trump en 2016.
Aunque en los últimos años ha habido diversos intentos por cambiar las leyes electorales estatales y federales para modificar el voto indirecto, hasta ahora ninguna de las propuestas ha tenido éxito.
10.- La flexibilidad con que fue diseñado el colegio electoral, considera Atkenson, ha permitido el desarrollo de un sistema “muy diferente al que los padres fundadores previeron”.
Esa flexibilidad fue pensada, precisamente, para preservar la soberanía de los estados y su autonomía para determinar cómo se elige al presidente estadounidense.
El sistema electoral, señala, fue creado para disminuir la corrupción, asegurar la independencia de la presidencia respecto de otros poderes, para asegurar la estabilidad y seguridad y para evitar que la tiranía de la mayoría terminara por controlar al país.
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