Crónicas de Juárez

Cuando EEUU utilizó blindados y aviones para capturar a Villa




noviembre 1, 2020

Era el mes de marzo de 1916 y más de 5 mil soldados del Ejército de Estados Unidos ingresaron al territorio de Chihuahua con el objetivo de detener a Pancho Villa. Duraron un año buscándolo y no lo encontraron, la expedición estadounidense fue un fracaso

Juan de Dios Olivas / Especial para La Verdad

Avanzando lento y levantando polvaredas, aquellos “monstruos de metal” con ruedas, nunca antes vistos en México, invadieron el territorio mexicano por el noroeste de Chihuahua, seguidos de camiones cargados con soldados, motocicletas con ametralladoras, y centenares de jinetes, así como tropas de a pie.

Era el mes de marzo de 1916, y más de 5 mil soldados del Ejército de Estados Unidos de América ingresaban al país con todos los recursos a su alcance, equipados con lo más moderno en armas y llamativos vehículos blindados, incluyendo un escuadrón aéreo.

El objetivo era capturar al general Francisco Villa y sus seguidores por quienes incluso ofrecían cuantiosas recompensas luego del ataque al poblado de Columbus, Nuevo México registrado la madrugada del 9 de marzo de ese mismo año.

La invasión llamada Expedición Punitiva habría de durar un año, periodo en el que Estados Unidos empleó la tecnología bélica más moderna de su época y experimentó tácticas que emplearía más adelante en conflagraciones mundiales.

El general John Joseph Pershing, quien comandó a las tropas estadounidenses para capturar sin éxito al centauro, después de esa aventura comandaría las Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses para combatir al imperio alemán en la Primera Guerra Mundial.

De ayudante de Pershing se encontraba un joven soldado llamado George Patton, quién fue ascendido a capitán tras una escaramuza en la que acompañado de 10 soldados acabó con el capitán Julio Cárdenas, comandante de la guardia personal de Pancho Villa. En la segunda Guerra Mundial ya como general de División, Patton logró hacer retroceder al Ejército Nazi.

George Patton

Sin embargo, en México nunca pudieron atrapar al Centauro y despertaron el sentimiento nacionalista de los chihuahuenses quienes protegieron a Villa dándole refugio y proporcionando informes falsos –o confrontando directamente, al invasor– como ocurrió en Parral, donde el pueblo se amotinó y una multitud, entre la que destaca Elisa Griensen y estudiantes de primaria, expulsó de su pueblo a los invasores a balazos y pedradas.

Ese sentir también estaría presente en las tropas de Carranza, cuyos soldados querían pelear en contra de los invasores antes que combatir a los villistas.

Con el paso del tiempo, los estadounidenses incrementaron sus fuerzas a 10 mil efectivos que integraban los regimientos 6º y 17º de infantería, el 13º de caballería y una batería primera de artillería, un escuadrón aéreo y dos compañías de transportes, incluyendo tanques así como dos compañías de ingenieros, una de ambulancias, un hospital de campaña, y un cuerpo de señales.

Las tropas invasoras cometieron asesinatos en contra de la población civil mexicana y realizaron numerosas aprehensiones de personas sospechosas de ser villistas, que terminaron en la horca acusadas de participar en el ataque a Columbus.

Sin lograr su objetivo, el parte de guerra rendido a sus superiores por el general John Joseph Pershing se habría de convertir siempre en el mismo mensaje: “Tengo el honor de informar que Francisco Villa se encuentra en todas partes y en ninguna”.

El ataque a Columbus, el motivo

La madrugada del 9 de marzo de 1916, las tropas de Francisco Villa invadieron Estados Unidos para atacar Columbus, Nuevo México, y con ello concretar un plan del Centauro, pensado durante días, en parte como venganza contra sus enemigos –entre ellos el judío Sam Ravel, quien defraudó al general con la venta de armas–, y también como una estrategia para provocar al gobierno estadounidense y afectar el rumbo que había tomado la lucha armada en México, en la que el Centauro era, hasta ese momento, el perdedor.

Los revolucionarios mexicanos, en gran parte reclutados en Namiquipa, ingresaron por Palomas, ubicado en el noroeste de Chihuahua y se dirigieron a su objetivo ubicado a tres millas de ahí.
También penetrarían por Ciudad Juárez.

El asalto tomó por sorpresa a los soldados del 13º Regimiento de Caballería del Ejército de Estados Unidos, así como a los habitantes del pueblo, pero reaccionaron y ocasionaron numerosas bajas a los atacantes mexicanos.

Tras el ataque a Columbus, el Ejército estadounidense al mando del general John J. Pershing entró a territorio de Chihuahua el 15 de marzo de 1916.

Ese día ingresó por Palomas la primera de dos columnas que integraban la Expedición Punitiva. Estaba compuesta por más de 5 mil oficiales y soldados de caballería, infantería y artillería, así como un escuadrón aéreo con ocho aeroplanos.

Pershing instaló su cuartel general en la colonia Dublán, en Nuevo Casas Grandes, y dos bases, una en San Buenaventura y otra en San Antonio de los Arenales (hoy municipio de Cuauhtémoc).

Para finales de ese mes, los estadounidenses se habían adentrado unos 550 kilómetros al interior de Chihuahua y dos semanas después, el 12 de abril, se encontraban en las afueras de Parral; pero el pueblo se amotinó, y mujeres entre las que se encuentra Elisa Griensen, así como estudiantes de primaria, los confrontaron causándoles dos bajas y varios heridos.

Mientras tanto, Villa atacó ciudad Guerrero y los pueblos de Miñaca y San Isidro, pero resultó herido en una rodilla y se vio obligado a esconderse en la serranía por dos meses, en la Cueva del Coscomate donde se recuperó muy lentamente por la falta de atención médica.

Al salir de su escondite, su popularidad fue en aumento, en parte por el rechazo a la intervención estadounidense y por la táctica de Robín Hood que adoptó para repartir entre la población mercancías robadas de ranchos y haciendas de estadounidenses.

El gobierno mexicano, que en un principio permitió la invasión, protestó al ver que la popularidad de Villa aumentaba. Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, pidió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson retirar sus tropas.

El 22 de mayo de ese año, México envío un nuevo mensaje al Departamento de Estado norteamericano, con la exigencia del retiro inmediato de su Ejército. Al no recibir respuesta, Carranza decidió recurrir a la fuerza y giró órdenes para que las tropas acantonadas en Chihuahua detuvieran todo desplazamiento de los militares estadounidenses que los llevaran a internarse más en la entidad.

Sin embargo, los estadounidenses movilizaron dos escuadrones del Décimo Regimiento de Caballería que terminaron enfrentándose a tropas mexicanas comandadas por el general Félix U. Gómez, quienes los derrotaron, lo que tensó las relaciones entre México y Estados Unidos.

Por este incidente el presidente Woodrow Wilson protestó, pero convino con Venustiano Carranza en convocar a una conferencia, que se llevó a cabo en Atlantic City en septiembre de 1916, donde se solucionó de manera pacífica el conflicto y se permitió que las tropas estadounidenses permanecieran en México hasta febrero del siguiente año.

Durante la Expedición Punitiva, además de desplazar a la élite de sus tropas, veteranos que habían peleado en otras guerras como la de las Filipinas a quienes se les encomendó atrapar a Villa, decidieron probar en campo algunos de sus nuevos y modernos equipos militares.

Camiones, automóviles, motocicletas, carros blindados, dirigibles y aviones e incluso camellos, fueron utilizados; pero sólo levantaban polvo que alertaba a soldados villistas y facilitaban el escape de éstos.

Las tropas contaron también con lo mejor del abastecimiento militar en cuestión de alimentos, marcas comerciales de compañías norteamericanas como la Morris & Company, dedicada a la venta de carne enlatada.

Para los historiadores, la Expedición Punitiva, que tuvo a su disposición todos los recursos y la tecnología bélica más moderna de su tiempo, que incluso llevó a Estados Unidos a triunfar en la Primera Guerra Mundial, fue un verdadero fracaso en México.

Villa lejos de ser diezmado, había aumentado su número de seguidores, la población lo protegía y se había atrevido incluso a tomar nuevamente la ciudad de Chihuahua en septiembre de 1916 y expulsar a los carrancistas.

Aquellas tropas entrenadas que participaron en la invasión, mucho mejor armadas, nada pudieron hacer frente a un hombre que no había estudiado ninguna carrera, mucho menos la de las armas. Con todo a su disposición, duraron un año buscando a Villa y no lo encontraron.

En febrero de 1917, junto con toda su maquinaria bélica moderna, se fueron por donde llegaron.

***

Fuentes consultadas: Pancho Villa, de Friedrich Katz; Pancho Villa Una biografía narrativa, de Paco Ignacio Taibo II. Expedición punitiva: fin de intento fallido, de Roberto Espinosa de los Monteros, en www.inehrm.gob.mx; Francisco Villa: Ubicuo y Ausente, en www.inah.gob.mx

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