En el séptimo aniversario de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, los padres de los 43 normalistas tomaron el corazón de la Ciudad de México y lanzaron el mismo reclamo de la justicia que no ha llegado. Insistieron en que se investigue al Ejército por su probable participación en la desaparición de los estudiantes
Texto: Kau Sirenio / Fotografías: Isabel Briseño / Pie de Página
Ciudad de México- Los pies cansados volvieron al Paseo de Reforma con el reclamo de la justicia que no ha llegado desde hace siete años. Del monumento del Ángel de la Independencia hasta el zócalo las consignas de “Presentación con vida y castigo a los culpables” se repitieron una y otra vez en el en el contingente de los papás de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014.
La protesta empezó con la misa que ofició el sacerdote Filiberto Velázquez quien pidió por la madre y padres: Minerva Bello, Bernardo Campos, Saúl Bruno y Tomás Ramírez, que fallecieron sin encontrar a sus hijos ni alcanzar la justicia. “Padre nuestro, que buscas tus hijos, en los cerros, cuarteles y brechas, que gritas junto a nosotros, vivos los llevaron, vivos los queremos”.
«Hay voluntad política pero no se ha investigado al Ejército mexicano»
En el zócalo las madres de dos de los 43 normalistas, Hilda Legideño e Hilda Hernández, leyeron el pronunciamiento:
“Hay voluntad política pero no se ha investigado al Ejército mexicano. Un testigo dijo que 25 normalistas fueron interrogados en el 27 Batallón de Infantería por los militares y después entregados a grupo delincuencial, por eso insistiremos que se investiguen”.
Hace siete años, la policía municipal de Iguala desapareció a 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero. Este hecho, considerado por la opinión pública nacional e internacional como el peor agravio cometido en contra de la sociedad mexicana desde la matanza de Tlatelolco en 1968.
Después de la homilía los padres de los 43 normalistas la mancha humana fluyó entre los rascacielos. Con el grito de “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, salió el contingente de los papás; mientras que en el grupo de los alumnos de nuevo ingreso de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa brotaban las consignas: “Vestido de verde olivo, políticamente vivo no has muerto camarada…”.
Atrás de los padres de los 43 caminaron los integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México (FECSM), con los alumnos de Ayotzinapa. Les siguieron las organizaciones sociales.
Cinco días después de la noche de Iguala los estudiantes de Ayotzinapa y los padres de los 43 normalistas trasladaron la protesta a la Ciudad de México. Esas actividades las repiten cada año para exigir justicia. Sin embargo, el gobierno de Enrique Peña Nieto quiso imponer su “verdad histórica”, la cual, a cumplirse los sietes años de la tragedia, se convirtió en la gran mentira del siglo.
La jornada de lucha de este año empezó el lunes 20 de septiembre en Chilpancingo, luego siguió la visita en La Barranca de La Carnicería, municipio de Cocula. El jueves los padres de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala realizaron una toma simbólica de la Fiscalía General de la República (FGR).
El viernes, madres y padres de los 43 se reunieron con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a puerta cerrada. Después de la reunión, el abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra dijo que hay pruebas de que el Ejército mexicano está involucrado en los hechos de Iguala.
“Hay prueba de sobra que señala que estuvo siguiendo a los estudiantes, los estuvieron monitoreando a través del C4. Hay un testigo que ya declaró en términos judiciales que dice que fueron ingresados por lo menos 25 estudiantes al 27 batallón de infantería, de Iguala, Guerrero. Todos estos elementos hacen presunción de que se debe desplegar una investigación exhaustiva contra elementos del Ejército”, demandó.
Por la tarde de ese día el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas informó el avance de la investigación que lleva la fiscalía especial desde 2019. De la búsqueda de los 43 normalistas en 136 puntos en distintos municipios de Guerrero, entre Tepecoacuilco, Cocula, Iguala y Taxco, donde se recuperaron restos óseos.
7 años sin justicia
Este domingo, la columna humana se formó con lonas y mantas que los manifestantes llevaban en la mano, mientras repetían las consignas que los acompañan desde hace siete años: “¡Ahora!, ¡Ahora! / ¡Se hace indispensable! / ¡Presentación con vida y castigo a los culpables!”… “¡De norte a sur! / ¡De este a oeste! ¡Ganaremos esta lucha! / ¡Cueste lo que cueste!”, arengan en el contingente de las organizaciones sociales.
La música guerrerense de fondo y una lona gigante que llevaban los rostros de Martín Getsemany Sánchez García con el mensaje de “7 años sin justicia”. Así caminaron hasta llegar al antimonumento de los 43.
Los jóvenes con pintura aerosol en mano y cubiertos con paliacates y playera en el rostro garabateban en los camellones del Paseo de Reforma: “Ni perdón ni olvido”. Otros rayoneron “26 de septiembre no se olvida, es de lucha combativa”. Sobre los monumentos dejaron otras huellas “Gobierno asesino que mata a estudiantes” y “Ayotzi vive, la lucha sigue”.
“Si regresan a nuestros 43 hermanos desaparecidos en Iguala el 26 de septiembre, nosotros regresamos a despintar los espacios que hemos pintado. Mientras el gobierno no regrese a nuestros compañeros volveremos con las consignas”, dijo uno de los estudiantes a través del equipo de sonido.
Las ausencias
Aquí, el señor Emiliano Navarrete, padre de unos de los 43 normalistas desaparecidos, pasó lista de los 43:
“Hemos luchado durante 7 años en busca de verdad y justicia. En esta lucha tenemos bajas de cuatro compañeros, desde acá le decimos a nuestros compañeros que se nos adelantaron que no daremos un paso atrás hasta encontrar la verdad. Moriremos de pie, pero no descansaremos hasta encontrar justicia”.
Luego vino la intervención el vocero de Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (CECOP), Marco Antonio Suastegui Muñoz. Él busca a su hermano Vicente desaparecido el 5 de agosto de este año:
“Mi hermano fue desaparecido por la Unión de Pueblos y Organizaciones Estado de Guerrero (UPOEG), el terror de tener un desaparecido. El machete de la CECOP está con los papás de los 43 compañeros desaparecidos en Iguala”.
Después del mitin en el atimonumento de los 43 que forma parte de la memoria de muertos y desaparecidos en México, del grupo de los jóvenes de Ayotzinapa brotó la sentencia: “¡Porque el color de la sangre jamás se olvida! / ¡los masacrados serán vengados!…”.
Antes de que cayera la noche los padres de los normalistas tomaron el corazón de la Ciudad. Desde ahí lanzaron el mismo grito de hace siete años, cuando llegaron a esta ciudad a pedir la solidaridad de los capitalinos.
“Hace siete años nuestros compañeros estaban contentos porque habían aprobado el examen de ingresos a la Normal, además de la semana de prueba. Ellos querían ser maestros para apoyar a las comunidades a solicitar maestros, medicinas, vivienda y alimentación, porque esa es la conciencia crítica que nos enseña el normalismo rural; pero la mafia de la fuerza de seguridad, policía municipal, estatal y el Ejército, persiguieron a nuestros 43 compañeros y los desaparecieron”, dijo unos de los padres de familia.
Cristina Bautista Salvador, madre de Benjamín Ascensio Bautista, saludó en su lengua materna, el náhuatl, y después recordó en castellano que el gobierno de Enrique Peña Nieto utilizó instituciones del Estado para desaparecer a los normalistas.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.