Opinión

Maru: ¡hipócrita, sencillamente hipócrita!




diciembre 5, 2021
Mauricio Vila, gobernador de Yucatán; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca; Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México; y María Eugenia Campos, gobernadora de Chihuahua. Foto: Twitter @MauVila

La asistencia de la gobernadora de Chihuahua al mitin de López Obrador en el Zócalo capitalino se convierte en noticia por las obvias contradicciones que se supone ubica a estos personajes en polos diametralmente opuestos y no es precisamente la urbanidad lo que distingue la asistencia, sino fingir sentimientos que no se tienen

Jaime Garcia Chávez

En la voz de Chelo Silva se le puede cantar a Maru Campos una pieza que pertenece al bolero clásico mexicano: “¡Hipócrita!, sencillamente hipócrita…”. Su asistencia al mitin de López Obrador en el zócalo de la Ciudad de México es expresión de la doblez que caracteriza a los integrantes de la clase política mexicana, en particular a los de reciente incorporación.

Como la hipocresía es, según el diccionario, “fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”, no encontré mejor concepto para caracterizar el hecho comentado.

Cuando tropezamos con estos acontecimientos no nos queda más que hacer a un lado los conceptos de la ciencia política; tenemos que renunciar a las herramientas analíticas en favor de la crítica de las costumbres. Y así es, muchas veces es mejor leer a los poetas y novelistas, que narran la vida cotidiana, para explicarnos lo que es inusitado, lo que no tiene una explicación apegada a una lógica que frecuentemente suponemos, pero que no tiene aplicación rigurosa.

Empecemos por lo obvio: en la vida institucional de una república, aunque de esto va quedando poco en el país, es casi natural que los que están en las antípodas de la política tengan que cruzarse hasta cotidianamente en los mismos recintos. El parlamentarismo es la mejor expresión de esto. De tal manera que la asistencia a un informe presidencial, pongamos por ejemplo, sea la oportunidad para poner cara a cara a los contrarios, aunque no haya un debate de por medio.

En ocasiones una institución funciona con urbanidad política convocando a los contrarios y no está mal que así sea. Quiero decir que si López Obrador hubiera rendido su informe constitucional, la presencia de Campos Galván no sería noticia y pasaría desapercibida.

Pero cuando López Obrador convoca a un mitin, las cosas se tornan diferentes y, hay qué decirlo, la reunión del zócalo capitalino del pasado primero de diciembre fue, ni más ni menos, que eso, una reunión a modo de los adherentes de López Obrador para quemarle incienso y refrendar a la Cuatroté.

Ahí el discurso iba a ser unidireccional, para los miembros de la parroquia, para la feligresía, de modo que la asistencia de la gobernadora de Chihuahua se convierte en noticia por las obvias contradicciones que se supone ubica a estos personajes en polos diametralmente opuestos y no es precisamente la urbanidad lo que distingue la asistencia, sino fingir sentimientos que no se tienen. Por eso me sirvo más de Chelo Silva que de algún sesudo manual de ciencia política.

Pero hay una cosa cierta: no hay únicamente hipocresía, también hay oportunismo, porque se aprovecha la ocasión para dar un mensaje ambivalente de que se puede estar en una trinchera y pasearse por la contraria para presumir algún valor cercano al pluralismo y a la democracia, que en la especie no se encuentra.

Pero hay más, y tiene que ver con el estrés y la ansiedad que padecen personajes del tipo de la gobernadora de Chihuahua que en su borrachera triunfalista encuentran la mejor medicina a esos trastornos colocándose en el tiempo oportuno bajo los reflectores para alcanzar notoriedad y que su nombre ruede por todas partes. Tan obvio es esto que a partir del hecho ya se está reforzando aquí la idea de que Campos Galván tiene mano izquierda para relacionarse con todo mundo, en particular con los adversarios, en este caso.

Hasta ahora esto no se puede confirmar por el tratamiento que se le de a los conflictos dentro de su gobierno. Con el pasado sí, y lo digo porque esos conflictos vendrán y entonces sabremos si de la frivolidad se pasa a la consecuencia de lo que para mí ahora sólo se simula. Cuando Campos Galván fue a Palacio Nacional en su etapa de alcaldesa, recibió gases en una de las puertas, y esa para mí es la mejor imagen de lo que viene en la confrontación que se avecina por el poder presidencial.

En pocas palabras, lo que quiero decir es que una es la vida de las instituciones y otra la de los partidarismos, y en estas cosas lo que mejor conviene es no simular nada, porque hacerlo al final sólo reporta mayores datos de la doblez que caracteriza a los políticos mexicanos; y no hablo de memoria: el mismísimo AMLO llegó a acusar con desprecio a Corral y luego lo defendió.

Los políticos de esta clase deben entender que la ciudadanía reclama que no se conduzcan con apego al menú de la oportunidad cotidiana. Al final, unos y otros, cuando sus intereses entran en conflicto, se muestran los dientes y se muerden sin misericordia, de tal manera que la hipocresía ni siquiera rinde buenos saldos a la hora que se cobran las cuentas. Y vaya que López Obrador sabe cobrar bien las cuentas.

Acá se presenta la visita de Maru al mitin morenista como un ejemplo de soberbia pericia y destreza política, cuando en realidad no es ni una ni otra cosa. Pero esa es la mercancía que venden los medios que han empezado la ruta de la apología del gobierno actual para acomodarse al presupuesto.

Finalizo con un ejemplo en el que la reciprocidad brilló por su ausencia. El llamado “Pacto de la Boquilla” significó que recuperaran su libertad los tres del municipio de La Cruz, tras acogerse a un procedimiento penal que los mantuvo en cautiverio por más de un año y ahora cargando con una condena de dos años y medio de prisión, sorteada con algún beneficio para recuperar la libertad y soportando algunas restricciones. Lo debido era una libertad incondicional. No llegó.

Quizás por eso el diario Reforma y uno de sus prestigiados cartonistas llevó a la página editorial a Maru Campos diciéndole a López Obrador: “Venite Adoremus”. En realidad sí hay algo de esto, porque adoran las jerarquías y las escaleras que ayudan a elevarse al poder.

Porque siguiendo con la canción que interpreta Chelo Silva, estamos en presencia de aquella estrofa que dice: “Con tu labia fatal me emponzoñaste, y sé que inútilmente me enamoré de ti”. Y es que ya sueña con ser presidenta.

03 diciembre 2021

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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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