Es un hecho: nuestra vida se ha transformado durante estos años de pandemia. No somos las mismas personas. Hemos pasado por momentos de crisis, pérdida, enfermedad, duelos, deseos interrumpidos, incertidumbre… y nuestra vida sexual también ha cambiado.
María Teresa Juárez
Twitter: @tuyteresa
Desde que el mundo se confinó por la pandemia, expertos internacionales ya vislumbraban los efectos de covid19 en el ámbito macroeconómico, pero también, en los espacios más íntimos de nuestra vida diaria: los cuidados, la salud, las relaciones familiares, interpersonales y por supuesto, el complejo universo de las relaciones sexoafectivas.
Este universo es tan extenso que incluye temas como el desabasto en la cobertura de métodos anticonceptivos o el acceso al aborto seguro, hasta el incremento de encuentros sexuales en el mundo virtual.
Desde la salud reproductiva
Datos del Consejo Nacional de Población, (CONAPO) indican que -durante los años 2020 y 2021- hubo un incremento del 12 por ciento en embarazos no deseados en mujeres de 15 a 49 años.
Nuevamente temas como el desabasto de métodos anticonceptivos, la violencia obstétrica o el acceso a la interrupción del embarazo, ocuparon la agenda feminista que puso el foco en el tema de la desigualdad durante la pandemia. Nuevamente las mujeres más pobres sufrían los efectos del desabasto en la cobertura anticonceptiva, el acceso a un aborto seguro y la violencia obstétrica, por mencionar algunos de los temas más relevantes.
Ante la escalada de embarazos no deseados y el incremento de la violencia contra las mujeres, iniciativas ciudadanas como el Observatorio de Género y Covid, exigieron el incremento de presupuesto público para atender temas urgentes de salud sexual y reproductiva, así como la necesidad de medidas para incentivar el uso de métodos anticonceptivos, la prevención de infecciones de transmisión sexual y la urgente atención a la violencia de género.
Separaciones pandémicas
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el año 2020 se registraron 92,739 divorcios, 42 por ciento menos que en el año 2019.
Esta disminución coincide con el periodo de la pandemia durante el cual hubo una restricción de este servicio debido al confinamiento y a las condiciones que las autoridades sanitarias definieron para la operación de las actividades económicas no esenciales.
Es decir, muchas personas no pudieron divorciarse porque esta actividad se consideró como “no escencial”, durante los momentos más críticos de la pandemia.
Para quienes no realizaron este contrato por la vía civil, la alternativa fue esperar a que bajara un poco la crisis sanitaria para separarse.
Hasta aquí, solo he referido cifras y otras referencias obligadas, pero… ¿y nuestra vida sexual?
Durante el año 2020 la Asociación Mundial para la Salud Sexual, (AMSS) dedicó su tema de campaña a los efectos de covid19 en el placer sexual de millones de personas en todo el mundo.
Literal: de un día para otro todas-os-es nos confinamos y para quienes las relaciones casuales eran parte de su vida cotidiana, esta dimensión de su vida se trasladó también al espacio virtual.
Para quienes tenían pareja estable, significó una escalada de crisis que aún persisten durante el año 2022. Separaciones, divorcios, crisis y en algunos casos, reencuentros.
Este fenómeno social aún es incuantificable y por supuesto ha escapado a las mediciones cuantitativas de los estados nación o de los organismos internacionales.
Esta profunda transformación requerirá de hilar fino e ir descubriendo poco a poco las implicaciones de la pandemia en nuestros relatos de alcoba, en nuestro día a día sexual y en todo lo que nos movió internamente mientras el mundo se agitaba en todas direcciones.
¿Cómo mantener la fragilidad de la vida mientras todo se convulsionaba? Ambulancias día y noche, muerte, enfermedad, pérdida del empleo, incertidumbre diaria, ¿cómo lidiar con ello y al mismo tiempo seguir amándonos incondicionalmente?
Para quienes aún tenían ánimo, tiempo y energía de propiciar un encuentro sexual de ocasión, instancias nacionales e internacionales expertas en salud sexual, publicaban recomendaciones como estas:
- Lavado de manos antes y después de una relación sexual
- Evitar besos y abrazos
- Reducir el número de parejas con las que puedo tener relaciones sexuales
- Evitar saludo de mano
¿Es broma? Ante tales advertencias no sabemos si reír, llorar o… abstenernos. Por supuesto, millones de personas hicieron caso omiso y dieron rienda suelta a su deseo como si no hubiera un mañana, porque quizá, no lo había.
Dudo mucho que quienes se encuentran ante un inminente un encuentro sexual piensen en lavarse las manos, evitar los besos o … evitar el saludo de mano. De todas las posibilidades el saludo de mano era lo de menos, creo.
Uno de los más grandes placeres es el encuentro piel a piel con una persona, sea sexual o no.
Besos, caricias, escuchar palabras de ternura, amor, deseo… E insisto, no solamente en encuentros sexuales, en el universo de nuestra vida afectiva la cercanía física es el principal ingrediente.
La pandemia ha fragmentado la experiencia humana de la cercanía física, del contacto. Aún no sabemos los efectos a mediano y largo plazo. Lo cierto es que nos ha dejado mal.
¿Cómo le dices a un humano bebé que no toque, abrace, bese o muerda a su compañera/o en la guardería? ¿cómo regular la distancia entre preescolares? ¿cómo evitar los besos y la cercanía entre dos adolescentes que por primera vez conocen la adrenalina de un beso en la boca? ¿cómo evitar abrazar a tu madre en un momento de intensa ternura? ¡¡¿cómo?!!
¿Cambió la vida sexual durante la pandemia?
Según la encuesta “Sexualidad y covid-19”, realizada por la Asociación Mexiana de Salud y Sexualidad, AMSACC: el 43 por ciento de las y los participantes reportó un descenso abrupto en su práctica sexual presencial. No obstante, el uso de videollamadas sexuales y sexting se incrementó hasta un 38 por ciento.
El estudio se llevó a cabo con la participación de 1,785 personas. La edad promedio fue de 38 años con un rango de participación que de los 18 a los 80 años de edad.
Este estudio también reveló que el 8 % de las y los participantes percibió un incremento de la violencia en la pareja durante el confinamiento.
En el tópico de juguetes sexuales, esta encuesta no reportó un incremento significativo, excepto en el segmento de mujeres que viven solas. El 41 por ciento de las encuestadas, refirió un incremento en el uso de estos dispositivos.
Respecto al consumo de pornografía, se reportó un incremento considerable entre los hombres encuestados, con un 10 por ciento por encima de la media. Este informe también reveló que el 13 % de los trabajadores ocuparon los dispositivos que les proporcionó la empresa y el 30 por ciento aseguró que veía contenido pornográfico en equipos personales que también solía utilizar para hacer su trabajo, lo cual aumenta el riesgo de que, sin la protección adecuada, se filtre información a través de los virus informáticos que propagan estas páginas.
Otro dato relevante fue que las y los participantes reportaron problemas de disminución en el deseo sexual durante el confinamiento en comparación con el periodo anterior.
Respecto a la disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales, las personas participantes refierieron temas como ansidead, estrés, depresión, situaciones de violencia y la falta de privacidad.
Más allá de lo valioso que resultan encuestas y mediciones, aún queda mucho por explorar acerca de lo todo lo que sucedió en el ámbito sexual durante estos años pandémicos. Lo cierto es que nuestra vida se transformó. Hemos cambiado, y para quienes tenemos la fortuna de seguir en esta vida, aún queda mucho por descubrir.
Voces expertas aseguran que luego de la pandemia, nos aguardan los “locos años veinte”, una suerte de periodo histórico pletórico de placeres, hedonismo y catarsis erótica luego de casi tres años de confinamiento y restricciones de todo tipo.
Al respecto la Asociación Mundial para la Salud Sexual (AMSS) declaró lo siguiente: “Esta situación también es una oportunidad para celebrar y promover el placer sexual, para resaltar las posibilidades de acceder a una vida sexual placentera, libre de coerción, motivando a las personas a buscar resultados positivos de la actividad sexual, explorando sus cuerpos y relaciones. El confinamiento también puede ayudar a explorar nuevas formas de expresión sexual, o recuperar algunas de nuestras preferidas. Si bien la transmisión y la desigualdad son aspectos importantes de una pandemia de este tipo, es importante ser consciente y no caer en un discurso higienista que empuje de manera explícita o implícita a las personas a vivir sus vidas sexuales bajo miedo y presión externa.”
Hoy, en plena cuarta ola inundándolo todo, aún vemos lejana esta posibilidad. ¿Ustedes qué piensan? ¿nos aguardan los locos años veinte?
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María Teresa Juárez. Guionista, reportera, radialista. Cubre temas culturales, sexualidad, salud, género y memoria histórica. En sus ratos libres explora el mundo gastronómico y literario. Cofundadora de Periodistas de a Pie.