Médicos de Arizona y Sonora colaboran para hacer frente a enfermedades infecciosas en ambos lados de la frontera de México y Estados Unidos
Por Martha Pskowski / El Paso Times
Arizona–En el 2016, un niño visitó una clínica médica a unas cuadras de la frontera entre Estados Unidos y México, con fiebre, dolor de cabeza y un sarpullido. Eran comunes los síntomas, no obstante, la condición del niño empeoró.
Con el tiempo, los médicos en Douglas, Arizona, lo diagnosticaron con una fiebre llamada Rocky Mountain Spotted Fever (RMSF) –Fiebre de las Montoñas Rocosas–, una enfermedad que transmiten las garrapatas.
La RMSF se trata fácilmente con antibióticos al detectarse oportunamente. Pero la demora en diagnosticar al niño terminó por dejarlo en emergencias en Tucson.
El personal de Chiricahua Community Health Clinics, Inc. (CCHCI) se preguntaba cómo había contraído la enfermedad el infante, ya que no se conocía en Douglas. Fue entonces que supieron que en Agua Prieta, Sonora, justo al otro lado de la frontera, había 40 casos de RMSF. Habían fallecido seis niños.
“Fue una verdadera señal de alarma”, dijo el doctor Jonathan Melk, pediatra y gerente general de CCHCI en el condado de Cochise, Arizona. “Es impensable que en un pueblo como Douglas tuviéramos a gente muy enferma y hasta muriéndose de una enfermedad y que a una milla de distancia, los proveedores de salud ni siquiera tuvieran noticia de ella. Pero así fue el caso”.
El niño sobrevivió, pero CCHCI se puso a mejorar la coordinación con Agua Prieta para que no les agarraran desprevenidos otras enfermedades contagiosas.
El CCHCI, con frecuencia conocida como Chiricahua, inició un programa de monitoreo de las enfermedades infecciosas justo cuando comenzó a arraigarse el COVID-19. Ahora hay dos empleados que se coordinan con los hospitales en Sonora para rastrear y tratar enfermedades infecciosas de ambos lados de la frontera. Lo que espera Chiricahua es poder proporcionarles a otras comunidades fronterizas un modelo binacional de vigilancia de enfermedades.
“Será imposible optimizar la salud de los estadounidenses que viven en las comunidades fronterizas, si no colaboramos con nuestros colegas mexicanos”, dijo el doctor Melk.
La salud para todos
Chiricahua se enfrenta ya con un cometido monumental: servir a 30 mil pacientes por todo el condado rural de Cochise, desde el enclave de artistas en Bieber hasta la gran extensión agrícola alrededor de Willcox.
El personal de Chiricahua atiende a todos sin tomar en cuenta el estatus migratorio, la nacionalidad ni la capacidad de pagar los servicios. Como un centro de salud calificado por el gobierno federal, se ofrece atención a todos con una escala de pagos variable. Esto es importante en un condado con una población sin documentos y un índice de pobreza del 14.6 por ciento.
Pero el personal de Chiricahua sabía que su labor no terminaría en la frontera con México. Según el censo del 2020, la población de Douglas era 16 mil 534 habitantes. La de Agua Prieta es de 91 mil habitantes.
Son una comunidad binacional: de ambos lados viven las familias, los niños cruzan la frontera a diario para ir a la escuela, los trabajadores conducen desde México a sus empleos en los Estados Unidos.
También cruzan de un lado para otro las enfermedades infecciosas.
“Los virus, los sancudos, las garrapatas caninas y otros vectores no se detienen en la garita de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza”, dijo el doctor Melk.
El nuevo programa binacional de enfermedades infecciosas, que comenzó con fondos de la organización sin fines de lucro Direct Relief, se puso a mejorar la coordinación con las autoridades de salud en Sonora. Contrataron a Alexandra, o Alex, Boneo, para servir de vínculo binacional y a Emily Harris, como gerente de programas para enfermedades infecciosas. Ahora Harris sirve de gerente de programas de salud pública.
Creando un marco para la colaboración transfronteriza
Una mañana fresca de febrero, Boneo conduce hacia el sur para llegar a Agua Prieta, pasando por un centro de recursos para migrantes que administra la iglesia católica que sirve a las personas recientemente deportadas. Continua hasta cruzar el río hacia el hospital general de la ciudad.
Boneo ahora vive en Douglas, pero creció en Agua Prieta, o en AP, como lo llaman los locales. Cuenta con años de experiencia en el desarrollo comunitario de ambos lados de la frontera, y podía bien reclutar a profesionales médicos mexicanos para el proyecto.
En el hospital general de Agua Prieta, saluda a la doctora Brianda González Gutiérrez, de la unidad de enfermedades infecciosas, como si fueran viejas amigas. Juntas han organizado cuatro reuniones de comité binacionales para hablar de recientes datos sobre enfermedades en Douglas y en Agua Prieta y de posibles tendencias preocupantes.
“Es una sola comunidad”, dijo la doctora González. “La gente cruza de un lado al otro constantemente”.
Boneo dijo que los médicos como Brianda rápidamente comprendieron la importancia de esta colaboración.
“Pero comenzamos en el momento más difícil posible: la pandemia”, dijo Boneo.
Hizo prioridad de las reuniones en personas para fomentar relaciones entre los profesionales médicos estadounidenses y mexicanos. Pero con el cierre de la frontera a viajes no esenciales de marzo del 2020 a noviembre del 2021, los médicos mexicanos tenían que buscar autorización especial para cruzar a Douglas para las reuniones.
“Una vez nos detuvieron en la frontera para hacernos más revisión,” dijo Boneo. Pero lograron “cruzar la línea” y se llevó a cabo la reunión.
Chiricahua ahora coordina con los hospitales en Sonora para asegurar que los médicos de ambos lados tengan datos actualizados sobre tendencias de enfermedades infecciosas para poder tomar medidas preventivas, no solo reactivas.
“La salud no debería tener fronteras”, dijo la doctora González.
Dando prioridad a la salud, no a la política
Los médicos en Agua Prieta estaban de acuerdo con abordar la salud pública binacional. Pero la pandemia suscitó debates entre las autoridades del condado de Cochise referente al rol que juega el gobierno en la atención médica.
El condado de Cochise ha sido el epicentro político de la guerra contra las drogas, cuando en 1990 se descubrió el primer túnel de contrabando del Chapo Guzmán en Douglas, siguiendo con la implementación de las leyes migratorias, en lo que las muertes de migrantes en el ámbito hostil del desierto aumentaron a finales de la década de los 1990.
Ahora las autoridades del condado no concuerdan sobre el rol del gobierno en cuanto a la pandemia. En enero, 2022, la junta de supervisores, controlada por republicanos, rechazó otorgar 1.9 millones de dólares en asistencia federal para la pandemia, lo cual, entre otros programas, habría ayudado a Chiricahua mantener funcionando un sitio público para pruebas del COVID-19 en Bisbee.
En respuesta a una solicitud de entrevista, el supervisor Tom Crosby compartió sus notas en preparación al voto, las cuales esquematizan, “mi posición es que el condado no participe en el negocio de las vacunas”.
No ha recibido ninguna vacuna y dijo que se opone a la “medicina socialista”. Las notas indican que no quiere que el departamento de salud del condado “influencie” a las personas a que reciban las vacunas.
Ann English, la única entre los supervisores en votar a favor de recibir los fondos, dijo, “Muchas de las solicitudes eran para aumentar los servicios obligatorios que debemos proporcionar y habrían librado mucho de la carga que lleva el presupuesto del condado. ¿Por qué no votaría por mejoras en los servicios de salud y por reducir el presupuesto local para los servicios obligatorios?”
La doctora Alicia Thompson, directora de Salud y Servicios Sociales del condado de Cochise, sabía que el liderazgo del condado se resistía a algunas oportunidades de financiación por la pandemia.
“Pero cuando rechazaron la subvención de 1.9 millones de dólares, fue muy frustante”, dijo. “La noche anterior, yo pensaba que contábamos con los votos”.
Después que perdiera los votos para la financiación, el viernes, 25 de febrero, Chiricahua se vio obligado a poner fin a las pruebas gratis del COVID-19 para el público general de Bisbee.
“Se pensaría que la salud pública no se enzarzaría con la política”, dijo Thompson. “Pero como está estructurada en los Estados Unidos, siempre ha habido un componente político en la labor que realizamos porque formamos parte del gobierno del condado”.
Thompson y el personal de Chiricahua dijeron que son esenciales los programas federales para servir este condado rural y que continuarán abogando por las necesidades médicas de los residentes del condado de Cochise.
“La cultura de nuestro condado es que siempre pensamos en el vecino”, dijo la doctora Thompson. “Porque son parte de nosotros mismos”.
Los datos informan la toma de decisiones
Mientras se extendieron los debates políticos referente a un tercer año de pandemia, desde el condado de Cochise a Washington, D.C. profesionales médicos en Douglas y en Agua Prieta se esmeraban por asegurar que los límites políticos y físicos no impidieran la atención al paciente.
Con el apoyo de médicos como Brianda González., profesionales médicos de Chiricahua y de Agua Prieta compartieron datos y establecieron prioridades. Una herramienta importante es el sistema de inteligencia electrónico de vigilancia de enfermedades del departamento de salud de Arizona, (MEDSIS por sus siglas en inglés), un sistema protegido de reportaje.
Con MEDSIS, los médicos en Arizona pueden notificar a sus colegas en Sonora de casos binacionales.
Por ejemplo, si un paciente con tuberculosis busca atención en Arizona y después vuelve a Sonora, la doctora González puede acceder a información protegida del paciente en el sistema MEDSIS. A continuación su equipo puede continuar el curso del tratamiento. Si un residente en Douglas recibe una prueba positiva de clamidia –enfermedad de transmisión sexual– y es necesario contactar a una pareja sexual en Agua Prieta, también se comparte esa información.
El equipo de Chiricahua dijo que están aprendiendo nuevas estrategias de sus colegas mexicanos. Los rastreadores de contactos en Agua Prieta van directamente a las casas de las personas – en vez de fiarse de llamadas telefónicas – para notificarles de una posible exposición a una enfermedad infecciosa.
“Francamente, me parece que su sistema funciona mejor”, dijo el doctor Melk. “De acuerdo con lo que hemos aprendido de ellos, queremos repetir lo que hacen a través de un programa de trabajador de salud comunitario”.
La información de vigilancia de enfermedades compartida ayuda a los profesionales médicos de ambos lados con planificar medidas preventivas.
“La información nos ayuda a seguir adelante con decisiones informadas y nos alejó de la zona subjetiva de casos por anécdota”, dijo Emily Harris, de Chiricahua. “Como conjunto, podemos mirar los datos de la vigilancia y decir, ‘Aquí es donde debemos enfocarnos ahora’’’.
El próximo paso que tomar es profundizar en las enfermedades transmitidas sexualmente, incluyendo la clamidia.
“La clamidia supone como menos dos personas”, dijo el doctor Melk. “Si no se trata a ambas personas, persiste la enfermedad. En este caso, las personas pueden estar de distintos lados de un cerco de acero, en dos sistemas políticos distintos”.
‘Habrían podido decir no’
Alex Boneo finaliza sus reuniones en Agua Prieta y conduce hacia el puerto de entrada. Durante su niñez, era más fácil el cruce. Ahora, a veces se queda esperando más de una hora para cruzar a Douglas.
Por suerte la fila para cruzar es corta. Pero su lista de prioridades hoy sigue larga.
El entender cómo pueden colaborar dos sistemas médicos inmensamente distintos, en medio de una pandemia, no fue tarea fácil. Pero ella cree que están creando el marco para una continua comunicación y cooperación.
“Tuvimos mucha suerte en encontrar a las personas (en México) apasionadas por hacer un cambio”, dijo. “Habrían podido decir no, estoy muy, pero muy, ocupado. El COVID se apodera de mi vida y mi trabajo”.
Si bien la pandemia ha puesto a prueba los límites de los sistemas médicos de ambos países, las comunidades como Douglas y Agua Prieta se están juntando para mejorar la salud púbica con las herramientas que tienen a la mano.
“Aquí nos encontramos juntos, a pesar del COVID, a pesar de la frontera, a pesar de las limitaciones”, dijo Boneo. “La lección más importante es que la labor binacional es posible”.
Redactora de planta Martha Pskowski se encuentra en mpskowski@elpasotimes.com y en @psskow por Twitter.
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Este contenido fue producida como parte de Puente News Collaborative, una asociación binacional de organizaciones de noticias en Ciudad Juárez y El Paso, de la que forma parte La Verdad.