Opinión

La escasez de agua potable: la inminente ingobernabilidad en México




junio 9, 2022

El problema de la falta de agua tiene todo el potencial para generar violencia en el corto plazo. O ya la ha generado, pero no hemos ajustado la lupa para verlo con claridad.

Por Gerardo Cortinas Murra

Chihuahua- De manera cíclica, cada año al inicio de la época de calor extremo, sale a relucir la grave problemática de la sequía local y de la escasez del agua potable en las manchas urbanas.

La Ley de Aguas Nacionales (LEY) establece los principios que sustentan la política hídrica nacional, entre ellos, el siguiente:

El agua es un bien de dominio público federal, vital, vulnerable y finito, con valor social, económico y ambiental, cuya preservación en cantidad y calidad y sustentabilidad es tarea fundamental del Estado y la Sociedad, así como prioridad y asunto de seguridad nacional.

En materia de recursos hídricos, la LEY define el término ‘desarrollo sustentable’ como:

El proceso evaluable mediante criterios e indicadores de carácter hídrico, económico, social y ambiental, que tiende a mejorar la calidad de vida y la productividad de las personas, que se fundamenta en las medidas necesarias para la preservación del equilibrio hidrológico, el aprovechamiento y protección de los recursos hídricos, de manera que no se comprometa la satisfacción de las necesidades de agua de las generaciones futuras.

A pesar de ello, en el Estado de Chihuahua, la gestión hídrica gubernamental no se encuentra sustentada en políticas públicas mediante la cual se garantice que:

…coordinadamente el Estado, los usuarios del agua y las organizaciones de la sociedad, promueven e instrumentan para lograr el desarrollo sustentable en beneficio de los seres humanos y su medio social, económico y ambiental… la preservación y sustentabilidad de los recursos hídricos en cantidad y calidad, considerando los riesgos ante la ocurrencia de fenómenos hidrometeorológicos extraordinarios y daños a ecosistemas vitales y al medio ambiente.

Aunado a la aplicación de una ley obsoleta (Ley de Agua del Estado) y la ausencia de la profesionalización de los servidores públicos que laboran en la JCAS y las JMAS; resulta imposible lograr la eficientización y modernización de los servicios de agua domésticos y públicos urbanos; lo anterior, para efecto de contribuir al mejoramiento de la salud y bienestar social.

Para acreditarlo, en días pasados, el actual rector de la UACH se reunió con el titular de la JCAS, Mario Mata Carrasco, “para trabajar un proyecto de monitoreo a pozos de agua potable en el Estado”; así como apoyar “un proyecto integral que incluya indicadores sobre calidad de agua, medición de niveles de acuíferos, cantidades y certeza jurídica en la materia”.

Por nuestra parte, hemos sido insistentes en afirmar que la JCAS ha sido omisa por completo en promover la participación de la sociedad en la planeación y toma de decisiones en la política hídrica estatal, “cuya participación enriquezca la planificación hídrica y la gestión de los recursos hídricos”.

En cuanto al fomento de la ‘Cultura del Agua’, la JCAS ha incumplido su obligación de promover entre la población, autoridades y medios de comunicación, los siguientes temas de relevante importancia social:

  1. Coordinarse con las autoridades Educativas en los órdenes federal y estatales para incorporar en los programas de estudio de todos los niveles educativos los conceptos de cultura del agua; uso eficiente; necesidades y ventajas del tratamiento y reúso de las aguas residuales; la conservación del agua y su entorno…
  2. Instrumentar campañas permanentes de difusión sobre la cultura del agua;
  3. Informar a la población sobre la escasez del agua, los costos de proveerla y su valor económico, social y ambiental; y fortalecer la cultura del pago por el servicio de agua, alcantarillado y tratamiento;
  4. Fomentar el uso racional y conservación del agua como tema de seguridad nacional, y alentar el empleo de procedimientos y tecnologías orientadas al uso eficiente y conservación del agua, y

En lo relativo a la escasez de agua potable en la mancha urbana de Chihuahua Capital, Mario Mata reconoció que “la ciudad pierde el 40% del agua potable debido a la red y tuberías viejas”. Por lo que resulta urgente “el cambio de red y modernización de las tuberías, (ya que con ello) se tendría mejor eficacia al suministro de la red de agua potable en la ciudad”.

“La red de suministro se descuidó por mucho tiempo, por lo que lo indicado sería modernizar, pues ya no permite una eficiencia alta respecto al suministro de agua potable en las distintas zonas de la ciudad”.

“Lo que necesitamos ante esta escasez es tener fuentes de abastecimiento sobre todo que no dependan del subsuelo, como está actualmente, donde la gran mayoría es agua subterránea”.

Al respecto, Mario Mata hizo el siguiente compromiso:

“Trabajaremos para ir cambiando la red y sobretodo sectorizando, medir cuántas son las pérdidas por cada sector, manejo de presiones y cambio de tuberías, para poder eficientizar más la red”.

Por su parte, el titular de la JMAS de Chihuahua, Alan Falomir, declaró que “están a la espera de que las precipitaciones este año sean benévolas y más altas que anteriores; ya que en promedio en la ciudad llueven sólo once días al año y la expectativa hace algunas semanas ante el pronóstico no era tan favorable”.

También, dio a conocer que la JMAS “cuenta con 160 pozos en la ciudad para un abastecimiento de 4,500 litros por segundo, que se extraen de los tres acuíferos que abastecen a la ciudad (Tabalaopa-Aldama, Chihuahua-Sacramento y El Sauz).

A mi parecer, en el Municipio de Chihuahua existe una sobreexplotación de los mantos acuíferos subterráneos que afectan -de manera irreversible- la preservación del equilibrio hidrológico, el aprovechamiento y protección de los recursos hídricos. Al extremo, de que se compromete la satisfacción de las necesidades de agua potable de las generaciones futuras.

En el caso de la zona fronteriza, recientemente LA VERDAD publicó una nota en la que se exhibe la grave problemática de la escasez de agua potable -hasta por más de seis meses- en el poblado de Barreales y otros poblados del Municipio de Guadalupe.

Para el director de la JRAS, el problema del abasto de agua en Barreales se debe a “la avería de la bomba de agua en el pozo que abastece al poblado… este problema de agua es consecuencia de una serie de eventos desafortunados” (¿?).

Los usuarios afectados afirman que “hay días que no tenemos agua para tomar, menos para bañarnos, bajarle al baño y ni se diga lavar… y aun así, nos cobran el servicio de agua potable”.

Así las cosas, coincido con el político Gibrán Ramírez, cuando afirma que:

La sequía es peor en Baja California, Baja California Sur, Durango, Coahuila, Jalisco, Nayarit, Sonora, Sinaloa, Zacatecas y Aguascalientes. En esos estados, más de 80% de los municipios experimentan sequías de moderadas a excepcionales… El problema tiene todo el potencial para generar violencia en el corto plazo. O ya la ha generado, pero no hemos ajustado la lupa para verlo con claridad.

Para generar bienestar, antes que las transferencias monetarias, se necesita garantizar el acceso de las personas a elementos físicos que son indispensables para la vida: agua potable, alimentación y energía, cuando menos… El problema tiene solución, desde luego, pero implicaría reorganizar al país territorialmente, (e inclusive) requisar parcial o totalmente algunas concesiones de agua.

Dejemos de lado su condición de derecho humano, si eso es necesario para que partidos y gobernantes volteen a ver: el agua será, quizá, el principal problema de gobernabilidad de México. Han pasado las elecciones y faltan meses para el próximo ciclo electoral. Ojala en ellos podamos hablar del país y sus problemas como la sequía y la escasez del agua, una emergencia nacional, por lo menos desde el 2021.

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