Es urgente que gobierno y ciudadanía hagamos uso racional del agua potable, para evitar que en los próximos días, nuestro grito común sea: ¡Dios mío, que no nos pase lo de Monterrey
Por Gerardo Cortinas Murra
Algunos lectores de LA VERDAD me solicitaron que publicará un artículo en el que analizará la grave situación de escasez del agua en Nuevo León y, de ser posible, dar mi opinión si en un futuro próximo los chihuahuenses padeceríamos recortes en el suministro de agua potable.
Para ello, debemos recordar que la problemática hídrica en Nuevo León data -como en otras entidades federativas- de años atrás; en parte, como consecuencia del cambio climático. Pero sobre todo, por la irresponsable negligencia de los gobernadores en turno.
Hoy en día, la crisis por el agua en Nuevo León es de tal magnitud que el Gobierno del Estado ha ordenado, entre otras medidas, que el área metropolitana de Monterrey el suministro de agua potable sea hasta por 6 horas al día.
Notas periodísticas detallan que “el problema mostraba sus primeras señales a finales de 2021, cuando las pocas lluvias provocaron que las presas La Boca y Cerro Prieto (dos de los tres afluentes que abastecen a la zona) no tuvieran el nivel necesario para cubrir la demanda, que asciende a 16 mil litros por segundo.
El pasado mes de febrero, la sequía extrema obligó al Gobierno estatal a publicar “una declaratoria de emergencia y a emitir recomendaciones para promover el cuidado del agua entre la población…” Acciones que debieron establecerse desde el sexenio pasado.
Para tal efecto, se dividió el área metropolitana y periférica en siete zonas. Un día a la semana uno de los sectores sólo tendría agua de 5:00 a las 9:00 horas. El descontento ciudadano no se hizo esperar.
Con cacerolas en la mano, decenas de ciudadanos se manifestaron frente al Palacio de Gobierno contra los cortes de agua para exigir el abasto de agua en sus casas. Para los manifestantes, son dos los responsables de la falta del agua: el Gobernador Samuel García y las empresas que tienen concesionados pozos.
La consigna ciudadana fue ¡Queremos agua! ¡Queremos agua! “El enojo se fue incrementando cuando algunos recordaron lo dicho por García el miércoles, sobre que él no es responsable del abasto de agua, sino la Comisión Nacional del Agua: “Tú eres el Gobernador, tú eres el que está al frente del Estado… si no puedes con el paquete renuncia”.
En días pasados, un Juez de Distrito concedió la suspensión en contra de los recortes de agua, en el sentido de que el Gobierno del Estado debía garantizarle a los quejosos el abasto de agua, a razón de 50 litros por cada integrante.
Asimismo, la falta de agua potable ha provocado ventas de pánico de garrafones de agua. Al extremo, que diversas tiendas de conveniencia han limitado su venta a dos por familia. Pero también, “el pánico por la crisis del agua ha agotado la existencia de tinacos en la mayor parte de los centros de venta en la Ciudad”.
Por otra parte, la sequía extrema que padecen en Nuevo León, ha obligado a las autoridades educativas a reducir los horarios de escuelas públicas y, con ello, de nueva cuenta, modificar las rutinas de los padres de familia; como aconteció con la pandemia del Covid.
El día de ayer, el actual Presidente Municipal de Monterrey, anunció un programa anual de obras públicas en el que se invertirán 1,700 millones de pesos; entre las que destaca “un sistema de 30 represas (minipresas) en cañadas para contener y acumular agua de lluvia… cada represa, en promedio, podrá acumular hasta 4 mil metros cúbicos de agua”.
Lo anterior, “para poner este sistema de captación de agua en la falda de los cerros, donde están las cañadas para poder contener el flujo excesivo de agua… (porque) después de la contención del agua, la vocación natural de una represa es la captación, y así utilizarse para consumo urbano”
A mi parecer, la estrategia del Gobierno del Estado de Nuevo León y la del Municipio de Monterrey, denota la ignorancia de esos gobernantes en materia de preservación del equilibrio hidrológico, aprovechamiento y protección de los recursos hídricos y de gestión hídrica.
En cambio, en nuestro Estado, la amarga y dolorosa realidad es que la escasez de agua de agua potable en las dos principales manchas urbanas (Juárez y Chihuahua), se ha evitado gracias a la sobreexplotación de los mantos acuíferos subterráneos.
Tal y como acontece en la CDX, en la que la exigencia actual del abasto de agua potable “ha provocado una sobreexplotación de los acuíferos, que a su vez ha provocado el hundimiento (subsidencia) constante en distintas partes de la Ciudad, lo que también conduce a vulnerar la red de agua potable y de drenaje”.
Aunado a ello, la red de distribución de agua es obsoleta, toda vez que las tuberías de la red de distribución de agua potable (tanto en la CDMX como en Chihuahua y Juárez) “superaron, hace más de 30 años, su tiempo de vida útil”, lo que provoca una constante reducción en la presión y fugas de agua, con el consecuente desperdicio cotidiano de agua potable.
El analista político neoleonés, Felipe Díaz Garza, comenta que:
“La lluvia que no es propia de esta tierra semidesértica, que permita volver a llenar las presas y construir otra más. Siempre aquí, en esta sucursal del infierno en que la sequía convierte periódicamente a Monterrey”.
“Los ciudadanos, incluidos muchos que votaron por el ofendido Samuel, están enojados y, más que enojados, asustados por las negras amenazas que la crisis del agua está arrojando…”
“Pero los Gobiernos -todos, porque todos se hacen tontos ante el desastre inmanejable- han hecho esfuerzos enormes para demorar, esperando un milagro: la llegada de la lluvia a cántaros que todo lo resuelva”.
En Chihuahua, la actual administración estatal también ha sido totalmente omisa en implementar medidas urgentes que eviten las cotidianas fugas de agua potable; mucho menos, destinar recursos públicos para cambiar la vieja y dañada tubería subterránea de la red de distribución de agua potable.
Imagino, que al igual que los ineptos gobernantes de Nuevo León, la JCAS está a la espera del milagro de que llueva torrencialmente para que, de la noche a la mañana, los mantos acuíferos subterráneos recuperen su nivel promedio.
Así las cosas, me preocupa sobremanera, el evidente desinterés del actual gobierno estatal para aplicar políticas hídricas eficientes que garanticen a las futuras generaciones de chihuahuenses al derecho humano al acceso de agua potable para consumo doméstico.
Por mi parte, este lunes presentaré una denuncia administrativa en contra del actual Consejo de Administración de la JCAS, por el ilegal nombramiento de los Directores Ejecutivos de las JMAS, por no cumplir los requisitos legales para ocupar dicho cargo.
Ya es tiempo que en Chihuahua el personal que labora en la JCAS y las JMAS sean personas con experiencia y con conocimientos especializados en materia hídrica. Lo anterior, en virtud de que la preservación de este líquido vital no renovable es un asunto de seguridad nacional para la sociedad chihuahuense.
Es urgente que gobierno y ciudadanía hagamos uso racional del agua potable, para evitar que en los próximos días, nuestro grito común sea:
¡DIOS MÍO, QUE NO NOS PASE LO DE MONTERREY!