El resultado de México en Qatar es un pedacito de la vieja historia del desprecio de televisoras, medios y empresarios por los aficionados del país. No hay mucho que hacer. El fútbol mexicano está destinado a la mediocridad y fracaso
Por Alberto Najar
Twitter: @anajarnajar
1978. Por la televisión se transmitía el sorteo de los juegos a celebrarse en la Copa Mundial que ese año tendría como sede a Argentina.
Cuando llegó el turno de México se anunció a su primer rival, y de inmediato los locutores que conducían el programa estallaron de alegría.
“¡Tuuuuuuuuúnezzzzzz!” gritó desaforado, eufórico, casi en éxtasis el comentarista de moda en la época, Ángel Fernández.
Había una buena dosis de soberbia tras la euforia desbordada. Los locutores deportivos, y tras ellos los propietarios del fútbol profesional, creían que el equipo africano era una presa fácil, el escalón necesario para sostener el negocio que representaba la participación en el Mundial.
La alegría se esparció en todos y cada uno de los espacios dedicados al deporte en la televisión, que por ese entonces contaba con unos cuantos canales de transmisión nacional.
El festejo anticipado incluyó la idolatría a los integrantes del equipo, especialmente Hugo Sánchez quien para entonces era una brillante promesa en el soccer.
Meses después, en junio de 1978 el equipo mexicano se plantó en la cancha del estadio Lisandro de la Torre, en Rosario.
Los locutores, con Ángel Fernández a la cabeza, adelantaban a gritos el triunfo de la selección, el tono soberbio y de fastidio por tener que cumplir con un engorroso trámite.
El entusiasmo terminó en unos minutos. Túnez, el equipo despreciado por la televisión azteca, derrotó a la Selección Nacional por 3 goles a 1.
Los siguientes dos partidos fueron igual de desastrosos, goleada incluida frente a Alemania (6-0). El laureado equipo mexicano no obtuvo ni un punto en la primera ronda de juegos.
Recuerdo la desilusión de mi papá y sus amigos, que veían el primer encuentro en Guadalajara, donde vivíamos.
También el enojo por el resultado del segundo partido. Del tercero no tengo memoria: muy probablemente decidieron utilizar mejor su tiempo que contemplar la televisión.
Ya pasaron 44 años del episodio que se bautizó como la peor época de la Selección Mexicana.
Adjetivo rescatado ahora para definir el nuevo vodevil protagonizado por los mismos actores -en términos genéricos- de aquel infausto periplo.
Como en aquellos tiempos hay una profunda desilusión y enojo de cientos de miles de aficionados que, de nuevo, fueron víctimas de la euforia interesada de las televisoras y otros medios deportivos.
Otra vez se buscan chivos expiatorios para desviar la atención del verdadero problema:
El fútbol soccer, el deporte más popular de México, es un enorme negocio que genera miles de millones de pesos al año, y que se quedan en manos de unos cuantos.
Un dato para dimensionar el tamaño del pastel. Sólo este 2022, el trabajo de la Selección Nacional implica una ganancia de 375 millones de dólares según datos de especialistas y una medición de la revista Forbes.
A esto se suman los recursos adicionales por su participación en Qatar, especialmente las semanas y días previos a su fracaso total.
Este dinero se refiere únicamente a la Selección Mexicana. Negocio aparte es la Liga MX que, de acuerdo con medios especializados, implica un volumen promedio de dos mil 200 millones de dólares anuales.
Es dinero que contempla publicidad, derechos de transmisión, venta en taquillas y productos adicionales como ropa, afiches, bebidas, comida y otros.
Por eso el enojo ante el fracaso de Qatar, que explica inclusive reacciones de crítica en Televisa, la empresa que más acapara el negocio del soccer.
Al final del día el resultado en el Mundial de 2022 abre una oportunidad interesante para empezar una transformación en el negocio.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció un informe especial sobre el soccer mexicano por parte del director de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, y del subsecretario de Seguridad Ricardo Mejía Berdeja.
El tema son los negocios irregulares que existen desde hace años en ese deporte, que incluyen algunas denuncias por la participación de delincuentes en el financiamiento de algunos equipos.
Un ejemplo es el equipo Gallos Blancos de Querétaro, vinculado al abogado Juan Collado, quien permanece encarcelado por lavado de dinero y delincuencia organizada.
Quién sabe si la conferencia matutina destinada al fútbol sea un primer paso para regular un negocio con tantas irregularidades.
En todo caso es una oportunidad para recuperar el espíritu de un deporte tan popular, es decir, los aficionados y practicantes del soccer.
Es difícil. El presidente López Obrador dijo que “hay mucha afición para tan poco fútbol”, pero al mismo tiempo reconoce que el tema corresponde a la iniciativa privada.
Así, el futuro es repetir el mismo círculo de las últimas cuatro décadas y perpetuar el círculo de ilusión, desilusión, enojo, venganza y una nueva esperanza.
Y en medio, claro, la certeza de que el negocio seguirá boyante, con múltiples ganancias a costa de millones de mexicanos.
Es, ni modo, el único futuro posible.
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Alberto Najar. Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service. Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.