Ya no importa probar nada. No importa la realidad, qué va. Lo importante es acomodar la suciedad en la mano y lanzarla, aunque se embarre la mano. De lo que se trata es inyectar odio aunque en el proceso se destruya a una sociedad o, bueno, a una pareja que había salido a tomarse un trago en un sábado por la tarde
Por Alejandro Páez Varela
El sábado por la tarde, en un bar junto a la FIL de Guadalajara, una pareja se acercó a Álvaro Delgado y a un servidor con un planteamiento peculiar, pero muy actual: qué fuentes consultar para entender mejor hacia dónde va México. Libraban una batalla doméstica a muerte: ella contra López Obrador, él a favor. Les hice ver que deberíamos aprender a vivir con esa disputa en casa, en el trabajo y con los amigos porque obliga, a unos y otros, a leer, a documentarse y a buscar fuentes confiables. Y eso siempre estará bien, les dije.
Ella movió hábilmente el curso de la conversación hacia sus zonas de confort. Habló de la “marcha ciudadana” para “defender al IFE”; luego, sobre los medicamentos y los niños con cáncer. Después –aunque usted no lo crea– habló del asesinato de periodistas.
Allí le agradecí el interés, pero también le dije que el fenómeno no era nuevo: lo nuevo, le dije, es el interés de medios –los grandes periódicos y las televisoras– que nunca cubrieron un carajo la tragedia y ahora la destacan sin completar la historia: que arriba del 95 por ciento de los colegas asesinados no tenían seguridad social; que aunque muchos de ellos trabajaban –corresponsales o reporteros– en medios tradicionales que en el pasado se hincharon de billetes con publicidad oficial, sus viudas nos recibieron un peso. Pero no me extrañó que ella hablara del tema. A cuanto foro he ido últimamente, la moda es que directivos de medios que nunca pelearon por dar seguro social a sus reporteros ahora “denuncian” su asesinato. Una hipocresía nivel Dios.
Al hablar sobre la economía, sugerí a la pareja revisar los indicadores que les afectan. “Ya no alcanza el dinero”, dijo ella de inmediato, en referencia a la inflación. Le dije que es un fenómeno global y concedió.
Y como se veía gente de clase media-media alta, pensé que vacacionarían en el extranjero y les dije: a ver, sobre el peso (para un fronterizo como yo es el indicador más sensible), ¿ustedes recuerdan que alguna vez el dólar bajara?
Y entonces, allí, frente a mí, la vi hacerse enorme y a él avejentarse de golpe. Me clavó la vista y dijo, con los dientes apretadosúsica de disociación para calmar el dolor?
–Es que no lo soporto.
–¿A López Obrador? –dije.
–Sí. No lo soporto –agregó–. No soporto la risita pendeja mientras vivimos con tanta violencia y destruyen al INE. No lo soporto.
A la primera oportunidad, pedí la cuenta. Nos invitaron el trago, muy amables. Nos fuimos.
Mientras subía a mi cuarto de hotel pensaba en esa pobre pareja sin remedio. Nada la iba a convencer a ella y nada lo convencería a él, desgraciadamente. Allí, pensé, ya no hay razonamiento que valga. Allí, me dije, como en muchos otros lados, el odio venció a la razón. Es el odio alimentado con mentiras y mentiras compradas a voluntad porque el odio es mucho y ya no importa la verdad.
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A las 8:36 pm del pasado 13 noviembre, desde la Alcaldía Benito Juárez, el Senador Emilio Álvarez Icaza publicó en su cuenta de Twitter una foto donde una multitud abrumadora avanzaba decidida sobre avenidas, y escribió: “Tomado de redes: ‘Televisoras internacionales como DW, France 24 y hasta RT informan de asistencia de más de 200 mil personas a marcha #YoDefiendoAlINE #MarchaPorLaDemocracia solo en CDMX y más de 2 millones en todo el país. BBC indica que fueron 250 mil en la capital del país’”.
Si se revisan los comentarios, podrá verse que el Senador del PAN es advertido por varios que la imagen es falsa o, más preciso, que no es de la marcha. De hecho, para cualquiera que conozca medianamente la capital mexicana –como él–, no era complicado advertir, a ojo simple, que no era siquiera de aquí. Álvarez Icaza prefirió mantener las foto e ignorar las advertencias. Y, por supuesto, muchos la tomaron por buena y circuló fuerte: más de dos mil 500 retuits y otros cinco mil 500 “me gusta” de personas engañadas o que simple y deliberadamente le siguieron el juego del engaño.
El pasado viernes 2 de diciembre, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, quien marchó con Álvarez Icaza ese 13 de noviembre, publicó un tuit en el que afirmó: “Son tiempos de definiciones históricas para el presente y el futuro de México. Me pueden PRESIONAR, PERSEGUIR y AMENAZAR, pero el PRI VOTARÁ EN CONTRA de su REFORMA ELECTORAL. Pongan día y hora”.
Su mensaje, donde aparenta ser víctima de una dictadura, se apoyaba en varias portadas de diarios mexicanos del mismo día: “Aprietan de nuevo a ‘Alito’: le reactivan desafuero”, decía La Razón. ContraRéplica: “Retoman diputados desafuero de ‘Alito’”. Reforma: “Reactiva Morena desafuero de ‘Alito’”. Incluso La Jornada: “Empuja Morena juicio de desafuero de ‘Alito’”.
Y luego Roberto Madrazo, a quien Santiago Creel acusaba en 1995 de mapache electoral –y con quien marchó, junto con “Alito” Moreno y Álvarez Icaza–, aterrizó el discurso del dictador más abiertamente en un tuit posterior: “Cómo en las dictaduras, Morena reanudó el desafuero contra ‘Alito’, porque el PRI se niega a apoyar la Reforma Electoral. No podemos dejar que Morena persiga y extorsione a opositores. La democracia no se negocia”, dijo, ahora convertido en defensor de la democracia.
El mismo viernes 2 de diciembre en que salió el tuit de “Alito” con las portadas de distintos medios, la mayor agencia informativa del mundo, The Associated Press, desmintió a Álvarez Icaza. En su ejercicio de verificación conocido como “No fue real”, que circula en todo el mundo, publicó un desmentido al Senador de derecha. Y pongo íntegros tres de doce párrafos, sin editar un solo punto o coma:
“Una publicación que circula en Twitter y Facebook muestra la foto de la protesta en Buenos Aires de este año para decir erróneamente que corresponde a la marcha del 13 de noviembre en la Ciudad de México. La imagen muestra el logo del medio alemán Deutsche Welle (DW).
“Pero al hacer reversiones de la imagen en Google, The Associated Press corroboró que en realidad corresponde a una marcha este año en la capital argentina, no la mexicana. También al analizar el entorno que aparece en la foto que circula AP comprobó que el sitio en la foto es la avenida 9 de julio de Buenos Aires durante una marcha organizada el 10 de noviembre por ciudadanos desempleados en demanda de mayor ayuda gubernamental y trabajo.
“La publicación dice que medios internacionales como DW y la televisora rusa Russian Television (RT) reportaron una asistencia a la marcha del 13 de noviembre de más de 200.000 personas. También agrega erróneamente que la cadena británica BBC reportó una asistencia de 250.000 personas y que el medio francés France 24 habló de 200.000 personas”, dijo The Associates Press.
Y tres meses antes, en una entrevista en Los Periodistas, Jaime Humberto Pérez Bernabé, Diputado de la Sección Instructora de la Cámara de Diputados que lleva a cabo el desafuero, había anunciado que justo ¡en diciembre! (el viernes fue el día 2 de ese mes) el proceso contra “Alito” Moreno entraría en una nueva fase. Es decir, no se “reactivó”, como lo decían varios medios y como, a su conveniencia y para hacerse la víctima, dijo el presidente nacional del PRI.
Por fortuna, la realidad no depende de tuits.
Pero esos tuits generan percepciones, y esas percepciones pueden envenenar a una pareja, a cien, o a un millón.
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Un tío solía decirme que quien levanta suciedad del piso para lanzarla a otro, suele mancharse las manos. También me decía: “cuando apuntas a alguien, un dedo va hacia aquél y los otros cuatro de la mano te hablan a ti”. Dicho en otras palabras: la mentira de Álvarez Icaza, la de “Alito”, la de Madrazo, la de Creel o la de cualquiera se regresarán en algún momento como un bumerán, aunque se manche al destinatario.
Pero en los tiempos que vivimos no importa siquiera mancharse la mano si se logra, aunque sea de manera temporal, manchar al otro.
Es como la misma marcha opositora. Ni la iniciativa hablaba de desaparecer al INE ni Morena tenía los votos para una reforma constitucional. Todos lo sabían, incluso el Presidente, quien presentó la iniciativa como “plan A” para, según dijo, no evadir su responsabilidad histórica de mejorar los órganos electorales.
La iniciativa buscaba no desaparecer sino mejorar o actualizar –según su óptica– al INE y al Tribunal Electoral, e impulsar tres demandas sociales que ni siquiera son de él, de López Obrador, y que vienen de hace muchos años: 1) bajar el costo a la democracia y bajarle los recursos a todos los partidos políticos; 2) disminuir el número de diputados y senadores y 3) normalizar, como sucede en casi cualquier democracia moderna del mundo, el uso de consultas para decidir temas centrales.
Alguien en Estados Unidos vota, en cualquier elección, cinco o diez boletas porque se les consultan hasta jueces y shérifs. Eso pretendía la reforma que quedará trunca.
Pero no importó. Aunque la realidad no depende de tuits y de mensajes en WhatsApp, sí engañan o permiten el autoengaño. La oposición (intelectuales, medios, partidos, etcétera) usó la mentira de la “destrucción del INE” para convocar y marchar.
Y marchar está muy bien y ya enumeré en textos previos cuántas veces he marchado sólo en los últimos años. Marchar está muy bien para tantos y tantos que nunca han marchado en toda su vida. Pero marchar por una mentira es doblemente lamentable, incluso triste. Imagínense: esos que no marcharon en toda su vida ni por la desaparición de 43 estudiantes, sí marcharon por la mentira de la desaparición del INE. Es terrible por donde se vea. Marchan porque se trata de destruir a AMLO, no por una demanda social.
Y ojalá, para quienes construyen mentiras a diario, fuera todo tan sencillo como lanzar un tuit y sentarse a ver cómo explota López Obrador en mil pedazos. Pero no es así de fácil. El Presidente no explota aunque lo odien, pero una pareja de sábado sí explotó, discretamente, por la cantidad de veneno que se inyecta y no por argumentos que valgan.
“AMLO recurre a diario a la brujería, la santería, la magia negra y rituales de muerte para llegar y acumular poder”, escribió Pedro Ferriz en Twitter. Ojalá le bastara con eso. El tuit es ruin, por supuesto, porque no existe una sola evidencia de lo que escribe, pero eso ya no importa. Importa hacer daño, importa destruir aunque en el proceso se destruya a sí mismo y destruya a una pareja o a un millón.
Ojalá bastara con odiar a AMLO, con llamarlo “López” acentuando fuertemente la ó como lo hace Vicente Fox o como si el apellido López fuera cáncer en la sangre. Ojalá le bastara a Kenia Gascón, del movimiento FRENA, con su mensaje incendiario: “Sabemos que la dictadura ya llegó. Porque este dictador López ya tiene al Poder Judicial, al Congreso, al Trife [TEPJF] y sin Trife no hay INE […]”.
Pero no, no le basta. Busca que tizne y ya, porque para su propia sorpresa la realidad no depende de qué tanto se repita una mentira. La realidad es un término de nuestra lengua que habla en abstracto de lo real y es la contraparte de todo lo imaginario. Pero no importa decir o escribir mentiras: importa inyectar odio. Es el objetivo.
Durante años, Bárbara Tijerina ha aparecido en la prensa como “experta en imagen”, o algo así. Pues a ella no le importa comprometer su supuesta especialidad con tal de manchar la imagen del Presidente todos los días. Alguien le tomó una foto a AMLO en la marcha con los ojos caídos y si se quiere interpretar esa foto, pues se puede y ya. La encargada, entre otros, de hacerlo, fue justo la señora Tijerina: “Su cuerpo contradice sus palabras. Esta es la expresión de quien hoy enumeró ‘sus logros’. Se puede mentir con las palabras, con el cuerpo jamás”, escribió. Y púmbale, miles de retuits porque, claro, son del tipo de tuits que Felipe Calderón, Claudio X. González o Vicente Fox no dejan pasar.
Un exfuncionario de Calderón, Max Kaiser Aranda (se quita su segundo apellido; no confundir con Max Kaiser, periodista y cineasta) usó exactamente la misma foto que Tijerina (varios la usaron) y exactamente la misma interpretación, para decir: “La cara de la derrota. Ni miles de millones de pesos desviados para satisfacer su ego fueron suficientes para esconder lo obvio: ayer se acabó su Gobierno”, etcétera.
Es una foto entre miles, quizás cientos de miles, donde AMLO se ve pensativo. Pero le sirve para lanzar una afirmación que nadie le pedirá que compruebe: “miles de millones desviados”.
Porque ya no importa probar nada. No importa la realidad, qué va. Lo importante es acomodar la suciedad en la mano y lanzarla, aunque se embarre la mano. De lo que se trata es inyectar odio aunque en el proceso se destruya a una sociedad o, bueno, a una pareja que había salido a tomarse un trago en un sábado por la tarde.
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De la nada apareció en Facebook y en mensajes de WhatsApp que el “dictador López” “quitó 80 senadores y 200 diputados plurinominales con la ley reforma electoral que se votó este 29 de noviembre”. Con muchos detalles, se explicaba que era el paso para formalizar la toma los tres Poderes de la Unión.
“El martes 29 de noviembre tendría que haber empezado su discusión en el pleno de los diputados, pero Ignacio Mier, coordinador de los diputados de Morena, anunció que se aplazaría al 6 de diciembre ‘por prudencia y [para] dar tiempo para el análisis del dictamen de Reforma Electoral’”, dijo The Associated Press en otro texto de verificación de mentiras.
Luego, la agencia global de noticias agregó: “Pero ese mismo día en Facebook se difundió una publicación en la que se afirma que el Presidente ‘quitó’ 80 senadores y 200 diputados plurinominales y que la reforma constitucional ya se aprobó, lo cual es falso”.
“Por otro lado –dijo The Associated Press–, la publicación menciona la eliminación de 80 senadurías, lo que no coincide con la propuesta presidencial, que sólo reduciría 32. En el mismo sentido, se han difundido publicaciones en las que se afirma que la reforma electoral eliminaría a los plurinominales, lo cual es falso”.
El video, dice, dura 36 minutos. Inicia con la afirmación de que el INE “está a punto de desaparecer”. Y hasta el final son mentiras tras mentiras tras mentiras. A nadie le importa compartirlas. Si hacen daño, adelante: que circulen, que lleguen a todo mundo.
Lo que tantos y tantos ejemplos nos dicen es que ya se perdió el deseo de conservar una cierta ética personal. Pienso que se piensa que como son tantos en torno a una misma idea, pueden navegar la mar de basura y volver a casa sin oler a podrido. No quiero imaginar a qué huele la casa a estas alturas. La casa metafórica y la casa-casa: la casa del alma, la casa editorial o la casa que congrega amigos.
Apenas hace unos días, Claudio X. González difundió con gran algarabía un artículo en The New York Times donde se advertía, por enésima ocasión, que México ya merito es Venezuela (Will Mexico Be the Next Venezuela?, del 22 de noviembre). Parecía como si el diario estadounidense pusiera los ojos del mundo en la dictadura en ciernes. Retuits y retuits. Claro, el padre de Va por México no decía que el autor, Bret Stephens, es un periodista acusado en distintos momentos de su carrera de clasista y racista. Ha dicho que ciertos judíos son de raza superior y considerado a los árabes inferiores.
En 2019, David Karpf, profesor asociado de medios y asuntos públicos de la Universidad George Washington escribió que la sala de redacción del Times había sido tomada por garrapatas. Y luego aclaró: no, la garrapata es Bret Stephens. El apodo se hizo viral y Stephens dejó Twitter, pero no era la primera vez que sus textos racistas provocaban protestas. De hecho, cuando llegó al diario neoyorkino, los mismos reporteros protestaron citándolo como ejemplo de mala praxis.
Pero acá, claro, como se trataba de envenenar el ambiente, Claudio X. González, quien se hace pasar por un “filántropo” casi casi virginal, difundió el texto como si fuera mandato de Dios.
El 30 de noviembre, 8 días después de que saliera el texto de Stephens, se dio a conocer en Estocolmo un reporte que Equis González ignoró, al igual que casi toda la prensa. Era el reporte global sobre la calidad de la democracia, cuyo resumen en ingles consta de 68 páginas. ¿Cuántas dedicadas a México? Ni una. ¿Cuántos párrafos? Ni uno. Una sola línea y ya (The Global State of Democracy 2022 Forging Social Contracts in a Time of Discontent), que incluyo íntegra a continuación, sin moverle una coma. Dice: “In 2022 alone, authorities raided the offices of La Prensa, Nicaragua’s oldest newspaper, arrested journalist José Rubén Zamora in Guatemala and harassed journalist Carlos Loret de Mola in Mexico, in a period when violence against journalists is the highest ever in the country. More journalists have been killed in Mexico so far in 2022 than anywhere else in the world”.
En cambio, el reporte sí alerta que la democracia está realmente en peligro en el país de Bret Stephens: Estados Unidos. También advierte sobre el deterioro de la democracia en todo Europa. ¿Y saben cuál es la mayor alarma que enciende el reporte financiado por Naciones Unidas? El crecimiento de la extrema derecha en el mundo. Sí, extrema como Stephens y derecha como González.
Me puedo seguir al infinito con este texto. La mentira ha tomado la prensa y a nadie, ni a quienes parecían ser editores profesionales hace apenas cuatro años, parece importarles. Como el escritor Martín Moreno diciendo que en la marcha de la izquierda se sentía tanto miedo que hasta el Presiente lo tenía. De risa loca, si no fuera por el odio que se inyecta. Pobre pareja que nos localizó, a Álvaro y a mí, en el bar. Veo muy lejos su reconciliación.
Lo más terrible es que ese bloque experto en generar, desde hace años, oleadas de basura, no tiene ni siquiera un proyecto de Nación redactado donde proponga qué quiere con México. Ni eso. Llevan cuatro años publicando mentiras en vez de sentarse a ver qué le duele a este país para redactar una respuesta a sus dolencias. Si fuera su jefe, me cae que los despedía a todos por inútiles. Ni siquiera han podido simular que les importa la gente.
Ah, pero de odio qué tal. De ese hay en todas sus presentaciones: en helado, en camisetas, en forma de artículos periodísticos o en bolsas de suero para que una pareja, o cien, se lo inyecten directo a las venas. Claro, si a usted se les pasa la dosis de odio intravenoso, la estupidez será un regalo de la casa; eso corre por su cuenta.