Migración

Migrantes avanzan desde Oaxaca en caravana




diciembre 15, 2022

Tras cierre de módulo migratorio del INM en Tapanatepec, decenas de migrantes centroamericanos, sudamericanos, africanos y asiáticos caminan por las carreteras de Oaxaca hacia la frontera norte

Texto y fotografías: Diana Manzo / Istmo Press

Tapanatepec, Oaxaca– Las carpas se bajaron, los agentes migratorios se fueron y el estadio de fútbol de Tapanatepec, Oaxaca donde el Instituto Nacional de migración (INM) instaló el modulo migratorio el pasado 5 de agosto quedó libre, mientras tanto, unos 3 mil migrantes que se quedaron varados en este municipio oaxaqueño exigen a las autoridades obtener su Formato Migratorio Múltiple (INM), que es un permiso para circular hasta por 15 días el territorio oaxaqueño.

Desde hace 3 meses, los este municipio oaxaqueño transformó su vida, hubo quienes iniciaron negocios de comida y otros rentaron sus viviendas, y es que al día de acuerdo con las autoridades locales llegaban alrededor de 3 mil personas migrantes de distintas nacionalidades, desde centromericanos, venezolanos, ecuatorianos, pero también del Medio Oriente y hasta del continente asiático solicitando del permiso.

Las autoridades locales de Tapanatepec anunciaron que el modulo migratorio quedaría cerrado el pasado 25 de noviembre, pero muchas de las personas migrantes no se enteraron y otros fueron engañados con la promesa de que les entregarían un permiso a cambio de un pago de 300 o 500 dólares, lo cual fue mentira.

“Nosotros lo único que necesitamos es el permiso, no queremos quedar en México”, dijo Teresa Herrera, una migrante discapacitada de origen nicaragüense quién viaja con sus hijos y su esposo.

Teresa de 52 años de edad llegó a Tapanatepec el pasado viernes con la esperanza de obtener un permiso, pero el modulo ya no recibía más solicitudes, por lo que se quedó varada.

“Estoy muy triste, la esperanza era obtener este permiso para seguir nuestro camino, allá en Nicaragua no hay nada, de mis artesanías no puedo vivir, y la opción era migrar, ojalá las autoridades nos den respuesta”.

Julieta y Mariela son de Ecuador y ambas están embarazadas con cinco y seis meses de gestación, y llegaron el pasado sábado cuando ya el modulo había cerrado.

“Ya estamos sin dinero, con hijas e hijos enfermos, mucha gente esperando ese permiso, esa era la esperanza, ahora ya no tenemos nada, estamos muy tristes, no sabemos que hacer”, dijeron.

Mientras las personas migrantes se aferraban en el acceso principal del modulo migratorio con la esperanza de obtener un permiso, el presidente municipal, Humberto López Parrazales arribó al lugar y les confirmó que ya no habían permisos.

“Deben de organizarse para salir en caravana, acá ya no hay nada, y unidos nos los van a detener, nosotros ya cumplimos nuestra misión en Tapanatepec de ayudarlos, acá están varados y lo mejor es avanzar”,señaló.

Recalcó que por el momento la única opción para las personas migrantes varadas era caminar, y eso fue lo que hicieron.

Más de la mitad, unos mil 500 migrantes abandonaron sus carpas provisionales que usaban como refugio, tomaron sus mochilas, carriolas, y otros en taxi o aventones siguieron su camino sin importar las altas temperaturas que superan los 32 grados centígrados.

“Ya nos vamos, ya no queda de otra, acá en Tapanatepec ya no conseguiremos nada, seguiremos nuestro camino hacia la frontera, sabemos que falta mucho, pero en caravana seguro lo conseguiremos”.

De Tapanatepec, Oaxaca a Ciudad Juárez,Chihuahua, es de 2 mil 601 kilómetros de distancia, aproximadamente 31 horas, tiempo que tendrán que recorrer para poder llegar a la frontera norte y poder conquistar el sueño americano.

“Vamos con la voluntad de Dios, vamos caminando, vamos a pie, no sabemos que más sigue, pero a Ecuador ya no pienso regresar, allá no hay trabajo, no hay nada, acá viajo con toda mi familia”, dijo Roberto, mientras caminaba por la carretera federal panamericana con destino Zanatepec, Oaxaca, ubicado a 22 kilómetros de distancia.

Avanzan a la frontera norte

A pie, en aventones y hasta en bicicleta, decenas de migrantes centroamericanos, latinoamericanos, africanos y hasta asiáticos caminan por las carreteras de

Cansado y bajo el intenso sol de más de 35 grados centígrados, Nelson quién era chofer de taxi en Ecuador lleva 24 horas caminando de Tapanatepec a La Venta, que equivale a 76 kilómetros.

Los riesgos de un atropellamientos aumenta, pues en este vía se Comunicación, la panamericana, los tráileres y camiones pesados circulan a altas velocidades.

En cambio, Ricky y Saúl son venezolanos y para avanzar su camino compraron una bicicleta en Niltepec, poblado vecino de Tapanatepec y así han podido avanzar más rápido.

“Nosotros vamos a Atlanta, ya tenemos familiares que nos están esperando, por eso solo pedimos el permiso, no venimos a molestar a nadie, solo queremos pasar México y ya, pedimos que migración no nos detenga y nos deje pasar”, agregaron.

Mientras avanzan con su bicicleta montados uno encima del otro, van cantando y riéndose, así se relajan dicen ante la tristeza y desesperación que viven por la falta de un permiso.

Julieta y sus dos hijas de 9 y 1 año de edad son nicaragüenses y las tres van caminando con el sueño de llegar a Estados Unidos, en donde se reencontrarán con sus familiares.

Ellas tres junto con otros veinte nicaragüenses viajaron en lancha de un lugar de Chiapas, el cual no recuerdan pero qué duró cerca de 8 horas hasta llegar a la pesquería de Puerto Paloma, a 30 minutos de dónde estuvo instalado el campamento móvil.

“ Llegamos aventurados de que conseguiríamos un permiso, nos habían dicho que hasta el 15 de diciembre y era mentira, ya no encontramos nada y ahora vamos caminando, cansadas pero resistiendo”, recalcó Julieta.

Caminar en caravana borra las nacionalidades, en el trayecto todos se ayudan, se comparten agua y algunas golosinas para aminorar el largo trayecto.

Los autobuses no los levantan, y son pocos quienes les dan aventones, quienes padecen este largo y cansado trayecto son los menores.

“Ya no podemos caminar más, nuestros piecitos ya no dan más,estamos muy cansados, tenemos sed y hambre, ningún autobús nos hace caso” dijo María de 12 años quien viaja con sus padres.

Otros en cambio, los más jóvenes y los que viajan solos o en grupo piden aventones para avanzar más rápido y llegar primero a la capital de Oaxaca, después a la Ciudad de México y finalmente a la frontera norte.

“No nos queda más que pedir dinero, ayuda, la gente buena nos da, solo así avanzamos, no podemos retroceder, no podemos volver a nuestros países, acá nadie se raja, somos uno mismo” concluyeron.

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Este trabajo fue publicado originalmente en Istmo Press que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.

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