Tropas de la Guardia Nacional de Texas cierran el paso a los migrantes en el bordo del río Bravo, mientras Ciudad Juárez y El Paso enfrentan un aumento en la afluencia de migrantes y la vigencia del Título 42 se mantiene en el limbo en la Corte de Estados Unidos
Por Verónica Martínez y Gabriela Minjares / La Verdad
Ciudad Juárez– Rollos de alambre de púas se extendieron sobre el bordo del río Bravo. Elementos de la Guardia Nacional y de la policía de Texas bloquearon con más de 20 vehículos militares el principal punto fronterizo de cruces irregulares en El Paso, para contener el flujo de personas migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.
“Este no es un punto de cruce legal. Diríjase a un puerto de entrada”, dijo en español un oficial por altavoz.
La situación tomó por sorpresa a decenas de migrantes que desde temprana hora buscaron ingresar a Estados Unidos este miércoles, por donde miles de personas se internaron recientemente.
“No entendemos el por qué colocar tantos militares si nosotros no estamos haciendo nada malo. Simplemente estamos huyendo de nuestro país, de la economía que no nos da abasto para mantener a nuestras familias”, dijo Saraí, una mujer venezolana al ver el despliegue de soldados desde el bordo del río de lado mexicano.
Desde ahí se podía observar a migrantes, solo o en grupos, que buscaron internarse a territorio estadounidense, pero se topaban con los rollos de alambres de púas instalados desde la madrugada de este martes sobre una franja de concreto entre el río y con los militares que se colocaron adelante de los agentes de la Patrulla Fronteriza.
“Nos tocó migrar en busca de un mejor futuro para nuestros hijos, ni siquiera para nosotros si no para ellos. Al ver todas estas fuerzas militares nos hacemos la pregunta del por qué tratarnos como animales y porque llegar a esos extremos”, dijo la mujer que viaja con su pareja. Sus hijos permanecen en su país.
Autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza confirmaron que continuarán con el procesamiento de personas solicitantes de asilo y el Departamento de Seguridad Nacional informó este lunes que el Título 42 continuará vigente de manera temporal, por lo que toda persona que llegue a la frontera seguirá siendo expulsada a México.
Al tiempo que desplegaba la Operación Lone Star, el gobernador Greg Abbott exigió este martes que la administración de Biden despliegue inmediatamente activos federales para El Paso y otras ciudades fronterizas ante el clima invernal con temperaturas a punto de congelación que se avecinan.
Abbott declaró que las políticas de “frontera abierta” del presidente Joe Biden están poniendo las vidas de migrantes en riesgo.
“Texas ha soportado una carga desequilibrada causada por tus políticas de frontera abierta”, declaró Abbott en un comunicado oficial dirigido a la administración presidencial. “La necesidad de atender esta crisis no es el trabajo de estados como Texas”.
Sobre estas acciones militarizadas en la frontera, Oscar Ibáñez Hernández, representante del Gobierno de Chihuahua en Ciudad Juárez, dijo: “nosotros no podemos tener alguna influencia en eso”, es una acción del estado de Texas.
“Lo único que esperamos es la información oficial y las medidas que las autoridades federales de migración americanas van a tomar”, afirmó el funcionario, quien aseguró que por la tarde del martes funcionarios mexicanos sostendrían una reunión para definir las acciones necesarias para prever cualquier incidente que se pudiera generar con la situación por la presencia militar.
A su vez, Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Ciudad Juárez, declaró que el municipio no estaba teniendo parte en este operativo que considera ser “excesivo”.
“El despliegue de militares yo pienso que es excesivo, pero insisto en que finalmente es respetable, porque es otro país”, dijo de acuerdo con un reporte de YoCiudadano.
Pérez Cuéllar también agregó que las autoridades del municipio no permitirán un nuevo campamento de migrantes en territorio mexicano y que hay en la ciudad albergues con capacidad para recibir a migrantes.
Hasta ahora, las autoridades federales mexicanas no se han pronunciado sobre la presencia de militares estadounidenses en la frontera con Ciudad Juárez.
El juez del condado de El Paso, Ricardo Samaniego, le dijo a CNN el martes que instalar alambre de púas en la frontera no es función de la Guardia Nacional. “Estoy muy seguro de que no fue coordinado con la Patrulla Fronteriza”.
“Siempre he insistido en que cualquier asistencia del estado tiene que ser parte de nuestra estrategia general y en sintonía con nuestra propia estrategia de cumplimiento”, dijo.
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Aunque el despliegue militar intimidó a las personas en movilidad para acercarse al bordo durante la mañana, por la tarde decenas de personas continuaron cruzando el río Bravo con la intención de entregarse a las autoridades de la Patrulla Fronteriza.
Los migrantes cruzaron el cauce y se apostaron frente a las autoridades texanas para pedirles que los recibieran. Después de más de una hora de espera en la que con gritos proclamaron asilo, los migrantes fueron atendidos por un agente de la Patrulla Fronteriza que se encontraba en el lugar, quien les dio una instrucción que no fue audible de este lado del río, pero que generó un aplauso de las personas que de inmediato se empezaron a organizar en filas de acuerdo con su país de origen.
Aquí los venezolanos, acá los colombianos, allá los de Honduras y al frente las mujeres con niños, gritaban algunos migrantes que se impusieron la tarea de organizar al grupo, a los que también pidieron registrarse en hojas que ahí mismo dispusieron.
Ante la movilización, otros migrantes que se encontraban a la expectativa del lado mexicano se metieron al agua del río o treparon en los hombros o la espalda de hombres que los llevaban para que se registraran en las listas.
Sin embargo, ante el transcurso del tiempo sin que los agentes estadounidenses dieran una nueva instrucción, algunos migrantes decidieron regresar y esperar en México noticias.
Algunas personas que permanecían horas en el malecón del boulevard Bernardo Norzagaray mirando hacia El Paso, Texas.
Sarai y Robert, migrantes de Venezuela, llegaron al lugar para asomarse hacía el cauce del río donde vieron la presencia de las fuerzas militares estadounidenses. La paraja no pudo avanzar más pues agentes de Policía Municipal los disuadió.
Les dijeron que “no se sabe qué tipo de reacción puedan tener los militares de Estados Unidos”, comentó Robert.
Los agentes de la Policía Municipal exigían retirarse de las inmediaciones del río Bravo a toda persona que se acercaba para observar el despliegue de soldados del lado estadounidense.
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Blanca Navarrete, directora de la organización de apoyo a personas migrantes Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA) cuestionó el uso de las fuerzas militares estadounidenses para dispersar a personas en movilidad, cuando su función es de realizar esfuerzos y tareas de seguridad nacional.
“Las personas en movilidad no han expuesto la seguridad del gobierno de los Estados Unidos ni al país. Son personas finalmente solicitantes de protección internacional que si pudieran acceder de forma ordenada a la solicitud de asilo podrían acercarse al puente y no se tendrían que exponer por la zona del río Bravo y generar el congestionamiento que hemos estado presenciando en los últimos días.
Las autoridades de seguridad pública mexicanas no tienen la facultad para impedir el libre tránsito de las personas que llegan a acercarse al área del Rio Bravo tanto para aquellas que están en situación de movilidad como activistas y periodistas, dijo Navarrete.
“Las organizaciones nos sentimos limitadas porque también nada más estamos conteniendo ciertas necesidades, pero mientras no haya una coordinación real entre los dos gobiernos con una perspectiva de protección y derechos humanos vamos a continuar teniendo estos escenarios militarizados en la frontera”, afirmó.
Con el Título 42 aún vigente, la oportunidad de ser atendidos en los puertos de entrada oficiales es nula pues la orden de salud pública continúa expulsando a las personas solicitantes de algún tipo de asilo o refugio.
Con la anticipación de que este miércoles se retirara esta orden de salud pública, cientos de personas en movilidad han llegado a Ciudad Juárez en las últimas semanas con la esperanza de poder ingresar a los Estados Unidos y presentar sus casos de asilo humanitario en las cortes migratorias.
Cifras del informe cuatrimestral del programa de atención a migrantes del Consejo Estatal de Población muestran que se han atendido a 11 mil 619 personas en las oficinas estatales entre el mes de agosto a inicios de diciembre.
Robert y Sarai llegaron a Juárez hace seis días atraídos por la posibilidad del levantamiento de esta política. Durante este tiempo han permanecido en un hotel y bajo la expectativa de que se abra una oportunidad para cruzar a Estados Unidos de forma legal.
“Estamos buscando respuesta y manera de que podamos pasar. Tenemos todo en manos de dios, primeramente, él y la esperanza de que el presidente pueda cambiar de decisión y podamos pasar todos los migrantes que nos encontramos del otro lado del muro”.
Ante la clausura del punto en la orilla del río, a la altura de la calle Oro en la colonia Bellavista, donde regularmente cruzan los migrantes para entregarse a las autoridades migratorias, algunos buscaron internarse a Estados Unidos por otros lados del cerco fronterizo.
A lo largo del bordo fronterizo, desde la calle Arizona hasta el parque comunitario “Las Tortugas”, migrantes buscaron entregarse a la Patrulla Fronteriza, pero no tuvieron éxito y deambularon por la zona.
Otros decidieron quedarse frente a los alambres de púas instalados en el bordo fronterizo del río, donde prendieron algunas fogatas y consiguieron cobijas para aguantar el frío de la noche.
La permanencia del Título 42 continúa en el limbo, pues 19 estados del sur de Estados Unidos, entre ellos Texas, interpusieron una apelación de emergencia ante la Corte Suprema para prevenir que la política migratoria expirara. Los 19 estados republicanos aseguran que levantar las regulaciones que provee el Título 42 a los solicitantes de asilo les provocaran “un daño substancialmente irreparable”.
La orden para finalizar el Título 42 fue bloqueada este lunes por el magistrado presidente John Roberts de la Corte Suprema; sin embargo, esta no es una decisión final si no una consigna que pausa temporalmente la suspensión.
El alcalde de El Paso, Oscar Leeser, declaró estado de emergencia desde el pasado sábado. Esta acción permite a la ciudad recibir fondos federales para la atención humanitaria y solicitar el apoyo del estado para brindar alojamiento en El Paso y organizar traslados a otras ciudades de Estados Unidos además de brindar asistencia adicional a las fuerzas del orden público.
Las fuerzas de la Guardia Nacional y personal de la policía estatal están presentes en la zona centro de El Paso para brindar ayuda humanitaria a migrantes y gestionar la logística de transporte, declaro Laura Cruz Acosta, directora de comunicación estratégica de la ciudad de El Paso.
“Personal del Departamento de Seguridad Pública fueron asignados a El Paso para apoyar y mejorar la seguridad pública, enfocándose en el área del centro para asegurar la seguridad de nuestra comunidad y todos aquellos que están de paso”, dijo.
Leeser también declaró que la patrulla fronteriza estima que hay aproximadamente 20 mil personas migrantes en Ciudad Juárez esperando poder cruzar. Mario D’Agostino, director de operaciones de emergencia de El Paso declaró que la ciudad aún no cuenta con las instalaciones para atender esta cantidad de personas.
Cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) muestran que hasta el 20 de diciembre se han registrado en promedio mil 275 liberaciones provisionales en el sector de El Paso y 2 mil 566 personas en custodia en los centros de procesamiento.
Hasta este martes, los albergues en Ciudad Juárez se encuentran al 70 por ciento de su capacidad, informó Jeremy Mac Gillvray, jefe de Misión Adjunto de la OIM México.
Los cambios en la política migratoria pueden continuar generando un flujo migratorio que se movilice a las comunidades fronterizas, como Ciudad Juárez y El Paso, Texas.
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