Mejorar el estado del aire en las ciudades contribuirá no solamente a mejorar la salud de los urbanitas, sino también su vida cotidiana. En lugar de respirar ese aire enrarecido que huele a escape de auto o a humo, podrían recuperarse los olores de la naturaleza
Por Eugenio Fernández Vázquez
Cuatro de cada cinco mexicanos vivimos en localidades de más de 2 mil 500 habitantes, pero la política ambiental para los entornos urbanos sigue desperdigada en varios órdenes de gobierno, repartida entre municipios sin capacidades técnicas y financieras para diseñarla e implementarla y gobiernos estatales que siempre parecen tener otra prioridad. Los objetivos del nuevo marco global de biodiversidad de Kunmig-Montreal abren una oportunidad para entrar con fuerza en la materia y ponerla en primera línea. Si emprendemos esa tarea no solamente estaremos salvando la biodiversidad y sus servicios, sino también evitando miles de muertes prematuras cada año.
Ésta no es una cifra menor. Cada año más de 40 mil personas mueren antes de tiempo por respirar aire contaminado. Según el investigador Horacio Riojas, del Instituto Nacional de Salud Pública, solamente por respirar el tipo de partículas que por su diámetro se llaman PM2.5 hay 14 mil muertes prematuras anuales.
Es cierto que este problema tiene múltiples fuentes —desde la generación de energía eléctrica hasta motores envejecidos en camiones y automóviles—, pero eso implica también que todos los órdenes de gobierno y todos los sectores pueden actuar en la materia. Invertir en transporte público de calidad, castigar a los vehículos contaminantes —especialmente los industriales—, mejorar el manejo de la basura y combatir las quemas, obligar a las industrias a mejorar su desempeño ambiental, invertir en una infraestructura eléctrica renovable y descentralizada son todas acciones que pueden contribuir mucho a remediar una situación que hace mucho daño y que corresponden a distintos actores.
Además, mejorar el estado del aire en las ciudades contribuirá no solamente a mejorar la salud de los urbanitas, sino también su vida cotidiana. En lugar de respirar ese aire enrarecido que huele a escape de auto o a humo, podrían recuperarse los olores de la naturaleza. Para eso, para hacer más bellas nuestras vidas y para garantizar otro montón de servicios ambientales, será también muy importante recuperar la biodiversidad de los lugares urbanizados, y hacia allá apunta uno de los objetivos del marco de Kunmig-Montreal.
El objetivo 12 del marco llama a “aumentar el área y la calidad y conectividad de, el acceso a y los beneficios de los espacios verdes y azules en áreas urbanas y densamente pobladas”. La Ciudad de México ya ha dado muchos pasos en ese sentido, recuperando parques y jardines, rehabilitando canales y humedales, aunque estos pasos hayan quedado ensombrecidos por los daños a parte de un humedal en Xochimilco para construir un segundo piso del Periférico. Pese a todo, el trabajo chilango ha mostrado es que es posible y vale la pena recuperar la biodiversidad en las ciudades y abrirle espacio entre el pavimento y las banquetas. Los beneficios han sido enormes.
El año que viene será el último antes de la vorágine de las campañas electorales para la presidencia y renovar el congreso, además de que estará marcado por las elecciones en Coahuila y en el Estado de México —donde nueve de cada diez personas vive en un entorno urbano—. Esto abre una ventana de oportunidad para colocar el tema en la agenda pública y para urgir a candidatos y triunfadores a comprometerse con darle un nuevo rostro a las ciudades y por hacer que dejen de sernos tóxicas para sernos, más bien, acogedoras.
Es tiempo de trabajar por el medio ambiente desde lo local y con énfasis en los entornos urbanos —sin descuidar, claro, la protección y manejo de la biodiversidad en las zonas rurales y sin fuertes intervenciones humanas—. El llamado a la comunidad internacional y las promesas de los países en materia de biodiversidad son claros y tenemos ya metas medibles y objetivos claros para exigir que se cumplan. La urgencia de mejorar el desempeño ambiental en las ciudades es evidente por las muertes que causa la contaminación y la vulnerabilidad ante la crisis climática. 2023 tiene que ser el año de la sustentabilidad en las ciudades.
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Eugenio Fernández Vázquez. Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.