En un proceso impugnado por Marcelo Ebrard, Morena definió a su coordinadora en defensa de la Cuarta Transformación: la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien se convertirá en la próxima candidata a la presidencia de la República en 2024
Por Alejandro Ruiz / Pie de Página
Fotos: Isabel Briseño y María Ruiz
Ciudad de México– Morena tiene a su virtual candidata para las elecciones presidenciales: Claudia Sheinbaum Pardo.
Con una diferencia de 12 a 15 puntos porcentuales en cinco encuestas, la exjefa de gobierno de la Ciudad de México nombrada como la coordinadora en defensa de los comités de la Cuarta Transformación en 2024, lo que significa que será la responsable de guiar el proceso de sucesión presidencial del movimiento que liderea Andrés Manuel López Obrador.
Esto también augura un hecho inédito: será la primera vez que la elección presidencial se disputa entre dos mujeres, Sheinbaum y la panista Xóchitl Gálvez, quien competirá por parte del frente opositor.
Con una carrera política ´de más de dos décadas, Sheinbaum tiene el reto de dar continuidad al proyecto político iniciado por Andrés Manuel López Obrador. Su victoria ocurre después de un atropellado proceso de selección que fue impugnado este miércoles por el excanciller, Marcelo Ebrard, el único ausente en el anuncio oficial.
Ebrard anunció que el lunes próximo definirá su futuro dentro del partido.
La caída de Monreal y el fenómeno #NoroñaEsPueblo
Morena apostó por el método de la encuesta para definir la candidatura. El proceso consistió en realizar una encuesta nacional a población abierta, dirigida por Morena, con 4 encuestas espejo operadas por distintas casas elegidas por los aspirantes, entre los que se encontraban políticos de Morena y sus partidos aliados: el Verde y del Trabajo.
La aplicación de la encuesta, que inició el 28 de agosto y terminó el 3 de septiembre, contempló la participación de alrededor de 2 mil 300 personas de todo el país.
La ventaja de Claudia Sheinbaum fue contundente en las cinco encuestas. En la de Morena tuvo 39.4 por ciento de las preferencias y entre 36.6 y 41.1 en los levantamientos espejo hechos por cuatro firmas independientes.
Marcelo Ebrard consiguió 25.6 por ciento de las preferencias en la encuesta madre y entre 25 y 26.4 en las otras. La diferencia se mantuvo en dos dígitos incluso en la encuestadora que él mismo propuso.
El tercer lugar en la encuesta principal lo obtuvo, sorprendentemente, Gerardo Fernández Noroña con 12.2 por ciento. El aspirante postulado por el Partido del Trabajo, quien hizo la campaña más austera y fue creciendo con el hashtag de #NoroñaEsPueblo, desbancó en dos de las cinco encuestas al exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien tuvo la campaña más onerosa.
La otra sorpresa fue que el senador del Partido Verde, Manuel Velasco, se colocó en quinto lugar en las cuatro encuestas espejo, con porcentajes de 6.3 a 8.6, en tanto que el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, cayó al último lugar, con porcentajes de 5.4 a 6.5.
Todos ellos, con excepción de Ebrard, estuvieron en el anuncio de los resultados. Y tendrían un lugar asegurado en el gobierno de Sheinbaum, si ella gana la presidencia, según el acuerdo suscrito en la reunión con el presidente del pasado 5 de junio.
Un procedimiento «que llegó para quedarse»
Durante la presentación de los resultados, Alfonso Durazo, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido, dijo que la encuesta fue un «procedimiento inédito en la historia de México», y, añadió que es una contribución histórica a los procesos democráticos de México «que llegó para quedarse».
Durazo reconoció que en la aplicación de las encuestas hubo incidencias, aunque ninguna de estas «afectó de manera definitiva el resultado final».
Su opinión no fue compartida por Ebrard, quien horas antes, a través de su equipo de trabajo, denunció que de las 2 mil 300 boletas aplicadas, 14 por ciento presentaban irregularidades.
La declaración de Ebrard se dio en medio de un clima de ruptura, donde el ex canciller tensó el ambiente con declaraciones a los medios de comunicación donde afirmó que estaba fuera del proceso de Morena.
La ¿ruptura? de Ebrard
Un día antes de iniciar el conteo final de las boletas, Ebrard ya había calentado el ambiente con una declaración:
«Sigo preocupado por el proceso de la encuesta en curso. Mañana haremos revisión con nuestros representantes de las incidencias y problemas», escribió en sus redes sociales.
El 5 de septiembre, Ebrard y su equipo de trabajo, atrincherados en el hotel Bel Air, a unas cuadras de donde se realizaba el conteo, siguió con esa narrativa.
Ahí, sus voceros afirmaron que si el proceso no cumplía con los acuerdos pactados con la dirigencia nacional de Morena, no sería reconocido por el ex canciller.
Posteriormente, y en grupo, su comité de observadores (50, como el del resto de los aspirantes) caminaron haia el Wall Trade Center para vigilar el conteo de las boletas.
A la mañana siguiente, el 6 de septiembre, Ebrard anunció que su equipo de trabajo encontró incidencias en el proceso, y amagaron afirmando que, de no ser un proceso ético, desconocerían los resultados.
Su llamado cobró eco en los medios de comunicación, y horas más tarde, un altercado entre Malú Micher y la militancia morenista que resguardaba la entrada dio el pretexto perfecto para que Ebrard saliera a desconocer el proceso de Morena.
«Malú Micher fue golpeada por la policía de la CDMX solo por querer pasar a acreditar a nuestra representación en el conteo, ella es orgullo de nuestro movimiento !!! Repudiamos el uso de la fuerza en su contra, jamás pensé vivir algo así en mi propio partido», escribió en sus redes sociales.
Después, en una entrevista concedida a Radio Fórmula, Ebrard afirmó que, en términos de partido, «a nosotros nos sacaron, nos dejó fuera la policía». Y aseguró que en ese momento él definitivamente estaba fuera del proceso.
La especulación de su ruptura con el proceso, y Morena, creció mientras la hora del resultado final se acercaba. Posteriormente, su equipo de trabajo, con Micher a la cabeza, afirmó que Ebrard continuaba en Morena, pero que él lunes 11 de septiembre definirían qué ruta iba a tomar el ex canciller.
Mientras, al interior del World Trade Center, los aspirantes se reunían para dar a conocer los resultados de la encuesta.
El gran ausente en la fotografía, obviamente, fue Marcelo Ebrard, a quien sus compañeros conminaron a acatar las decisiones del partido «y de la voluntad popular». También le reiteraron que «las puertas están abiertas para todos», un mensaje similar al que le envió la candidata virtual del Frente Amplio por México, quien insinuó una invitación a Ebrard para que se integrara a sus filas en la elección presidencial.
Posteriormente un coro de la militancia morenista marcaría la condición para que el ex canciller continúe en Morena: «¡Unidad, unidad, unidad!».
La confianza perdida
Aunque los derrotados en la encuesta admitieron los resultados sin titubear, sus rostros reflejaban un sentir evidente: su incomodidad o preocupación.
Adán Augusto, nervioso. Velasco, perdido. Monreal, desencajado.
El único que parecía contento era Fernández Noroña, quien contra todo pronóstico rebasó al exsecretario de gobierno y al coordinador de los senadores de Morena en las encuestas.
«Quise ganar, soñé con ganar, y no fue mi momento», aseguró en el podium.
Después, con el estilo que lo caracteriza, envió un mensaje a los opositores de Morena:
«Que la derecha no se haga ilusiones: tienen su lugar bien ganado en el basurero de la historia, y ahí se quedarán».
En su turno al micrófono, Monreal tuvo un resquicio de sensatez y humildad:
«Intentaremos ser mejores para recuperar su confianza», dijo.
Por su parte, Sheinbaum, con una sonrisa en el rostro, hizo gala del capital político de su partido-movimiento: la figura del presidente López Obrador.
«Me siento orgullosa y honrada. Desde aquí quiero decir, con orgullo y honor: es un honor estar con Obrador».
Y añadió:
«Tenemos un país con menos pobreza y desigualdad. Tenemos más democracia, más libertad. Tenemos un movimiento vivo que quiere seguir trabajando con la transformación de nuestro país».
El coro en el auditorio anunció el probable futuro para la ex jefa de gobierno: «¡Presidenta, presidenta!». Mientras el reacomodo de piezas al interior de Morena tendrá que hacerle frente a un futuro nebuloso: la de un partido que pronto se quedará sin cabeza y agrietado.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.