Opinión

Laje en Chihuahua: consolidación de la ultraderecha en el país




noviembre 29, 2023

A los propagandistas los invitan para que difundan ideas a favor de una postura. Agustín Laje es contratado como propaganda a favor del fortalecimiento de una ultraderecha electoral para los próximos años. En Chihuahua nos toca estar atentas a las formas en las que estas redes se van creando y fortificando

Por Denisse Gómez-Renata

El lunes 27 de noviembre de 2023, Agustín Laje inició su gira en México desde Chihuahua, con presentaciones también en Guadalajara y Mérida. La razón de inaugurar su gira en Chihuahua no es azarosa, dado que nuestro estado se está configurando como el propulsor de la ultraderecha en el país.

El impedimento en la entrega de los libros de texto fue una primera alarma, pues el discurso de la gobernadora Maru Campos compartía varios elementos coincidentes con las derechas alrededor del mundo. Por ejemplo, presentaba la integración de perspectivas feministas y progresistas como imposición de ideología y amenaza para la niñez. Una de las estrategias para impedir la entrega de libros de texto fue el amparo interpuesto por la asociación civil Clínica de Derechos Humanos. Por otro lado, según la publicidad de la conferencia de Agustín Laje en el estado, el patrocinador oficial fue Finémora, que se describe como un emprendimiento social cuyo propósito es inspirar a las personas a adoptar una ideología a favor de la vida.

Lo sospechoso de estas dos organizaciones no gubernamentales es que resulta imposible identificar otras manifestaciones políticas en las que se hayan involucrado. A pesar de los recurrentes casos de violaciones a los derechos humanos en Chihuahua, la mencionada Clínica no se ha pronunciado para ningún suceso con anterioridad; asimismo, Finémora nunca había realizado una conferencia, acción o declaración en contra de los tantos casos que atentan de muchas maneras contra la vida en nuestra región. La razón es que no se trata de asociaciones con el objetivo genuino de defender la vida o los derechos humanos, sino de grupos que sirven de propaganda política de la derecha para intervenir en la agenda electoral.

El discurso de Agustín Laje, tanto escrito como oral, es agresivo en forma y contenido, al igual que el de otros divulgadores de ideologías de ultraderecha y antifeministas. Se trata de un tipo de discurso veloz, constante, sin pausas, que presenta un dato tras otro. En esta presentación continua de información para respaldar una idea preconcebida, Laje imbrica falacias. Es una madeja de datos, mentiras e ideas prejuiciosas. Este tipo de discurso sirve para engañar a aquellxs que creen que la política es una guerra de vencedores; para captar a quienes creen que en los debates hay ganadores, y que son quienes hablan más y más fuerte los que ganan.

Este es un tipo de discurso monoglósico, es decir, un conjunto de enunciados categóricos que exponen como verdadera una única perspectiva, sin considerar otros puntos de vista. Laje presenta su perspectiva, su discurso y su historia de vida como la única postura válida y verdadera; para ello, no le importa mentir, dividir, amenazar e inventar enemigos.

En “La batalla cultural”, libro publicado en 2022 y tema de la conferencia presentada el lunes pasado, Agustín Laje problematiza el uso del término ‘cultura’. Una discusión lexicográfica de este tipo la llevaron a cabo en los años 60 y 70 varios investigadores de la Escuela de Birmingham, entre los más destacados están Raymond Williams y Stuart Hall. Este análisis conjugaba investigaciones en torno a las ideologías lingüísticas, las estructuras de clase, el sistema sexo-género y la formación de naciones. Fue un tipo de análisis tan productivo que se configuró como una disciplina: estudios culturales. Los estudios culturales hoy son un campo asentado en las universidades alrededor del mundo que analiza cómo las prácticas sociales se explican y relacionan con los sistemas de poder. Agustín Laje, en su problematización sobre el término ‘cultura’, no cita a ninguno de los iniciadores de los estudios culturales. No los cita, obvio, porque son marxistas, pero esto es una decisión subjetiva.

En la escritura académica, las investigadoras deben evitar tomar decisiones subjetivas o presentar la construcción de hechos que las lleven a tomar esa decisión subjetiva. Por ejemplo, si no se comparte la postura ideológica de los autores que realizan estudios culturales, en un escrito de investigación científica-humanista es imprescindible presentar los argumentos en contra y fundamentarlos. Esto sería un tipo de discurso heteroglósico, es decir, un discurso que da participación a otras voces y posturas por respeto a la capacidad de razón y discernimiento del interlocutor y por confianza en los propios argumentos.

Sin embargo, un libro como “La batalla cultural” puede publicarse porque no se trata de una investigación académica, sino de propaganda, aunque presenten al escritor como académico, politólogo, intelectual y destaquen sus grados. A los propagandistas no los invitan para que expongan el desarrollo del conocimiento en cierta área o los resultados más novedosos de una investigación, sino para que difundan ideas a favor de una postura. En el contexto mexicano y regional, Agustín Laje es contratado como propaganda a favor de la formación y fortalecimiento de una ultraderecha electoral para los próximos años.

Estas son apenas algunas notas sobre la construcción de la nueva ultraderecha en México de la mano de actores internacionales como Agustín Laje. En Chihuahua nos toca estar atentas a las formas en las que estas redes se van creando y fortificando en nuestra región. Por ejemplo, la página de Finémora señala que los libros de Agustín Laje han sido premiados por México Caminos por la Libertad, que no es un certamen que galardone la argumentación, sino una empresa social de Ricardo Salinas Pliego que impulsa las ideologías de ultraderecha. “Libertad”, el mismo concepto que Estados Unidos ha cargado de ideología neoliberal y ha introducido en las campañas electorales de América Latina.

El ejemplo más reciente es el triunfo de Javier Milei bajo el eslogan: “la libertad avanza”. Este mismo mes, Ricardo Salinas Pliego fue defendido por Eduardo Verástegui, quien cuenta con el respaldo de Agustín Laje como candidato independiente para presidente del país.

También nos toca hacer frente a los discursos cargados de violencia y agresividad. Debemos optar por discursos que confíen en nuestro juicio; discursos que otorguen turnos de habla; discursos que permitan la construcción colectiva de reflexiones; discursos en los que se reconozcan los silencios como un espacio pertinente para el pensamiento. Debemos optar por la conversación frente a la guerra.

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