Opinión

AMLO ¿cómo el general Grant?




febrero 16, 2024

Si López Obrador ha tenido la pretensión de pasar a la Historia, con Gracias ya lo está logrando de alguna manera. Su libro ya está logrando un récord que se creía imbatible. Y aunque los claroscuros continúan, ha continuado teniendo la narrativa –social y política– a su favor.

Por Hernán Ochoa Tovar

A inicios de la presente semana, trascendió que el presidente López Obrador estaba por publicar Gracias, libro de su autoría que resulta ser una especie de memoria sexenal. En un país en el cual la publicación de libros memorísticos suele ser más una excepción que una regla, la edición del libro de AMLO como una especie de legado de su administración resulta afortunada.

Sin embargo, el momento en el cual aparecen –cuando su gestión no ha concluido aún– viene a brindar convulsión en lugar de certezas; incertidumbre y defensa a ultranza de polémicas y no pedidas. Mientras algunos de sus antecesores dejaron pasar un período para poder sopesar muchas cuestiones, AMLO parece decirle al tiempo que lleva prisa y edita su libro cuando el devenir de su sexenio aún no ha terminado de cerrarse.

Aun así, considero que la edición de una memoria política resulta un ejercicio valiente. A lo largo de la Historia de México, pocos políticos de alto nivel las han realizado, contándose con los dedos de la mano a los expresidentes que se han atrevido a redactar una especie de testimonio personal de su ejercicio administrativo y personal; y los ejemplos suelen ser variables.

El general Álvaro Obregón, por ejemplo, realizó unas memorias de su campaña, mas no de su trayectoria (quizás su temprano deceso fue un factor a tomar en cuenta). Respecto a sus sucesores, quien sí se tomó en serio la labor de redactar sus memorias fue el finado expresidente José López Portillo (1976-1982), quien mediante de dos tomos editados de Mis Tiempos pudo hacer un largo recuento donde justificaba, con creces, las decisiones y los excesos de su polémico sexenio.

Tiempo después, quien ha escrito varios ejercicios de este tipo, siendo el primero México: un paso difícil hacia la Modernidad, fue Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) quien, a través de varias obras ha tratado de efectuar una defensa de su controversial legado político. En tanto, en tiempos más recientes, sólo Felipe Calderón (2006-2012) ha intentado un ejercicio semejante; redactando no sólo una memoria sexenal, sino una política –titulada Decisiones Difíciles– donde justifica, palmo a palmo, de la hoja de ruta trazada durante su gestión.

Viéndolo de esta manera, Gracias de AMLO retoma una actividad que han realizado diversos exmandatarios mexicanos, aunque no con una frecuencia habitual. Imagino que en Gracia el presidente López Obrador intentará hacer un balance temprano de su sexenio, respaldando sus elecciones y sus planteamientos, acertados o erráticos. A pesar de que en este punto no se diferencia de sus antecesores –no es el primero que defiende lo indefendible; después de todo, el político no pierde su naturaleza humana–, sí existen un par de aspectos en los cuales sí lo hace: para comenzar, el tiempo en el cual fue editado. Mientras López Portillo, Salinas de Gortari o Calderón concluyeron su término y dejaron pasar por lo menos una administración para dar sus testimonios; Andrés López Obrador lo hace en el crepúsculo de su gestión, cuando, aunque se encuentre en el cierre de la misma, aún quedan cabos por atacar (recordemos a la emergencia del Zapatismo, que modificó la narrativa imperante en el sexenio de Salinas).

Sin embargo, AMLO parece estar convencido de que ya marcó un parteaguas en la Historia de México, vía la Cuarta Transformación, y el libro en mención es una especie de antología de sus postulados. Empero, al ser editado en una temporada preelectoral, el panorama podría descomponerse y lo que ocurra en los últimos meses no sería reflejado en el libro. En fin, un riesgo que el presidente no quiso considerar y adelantó el capítulo final como si fuese un spoiler cinematográfico. Aunado a ello, el presidente no se alejó de su estilo personal de gobernar al momento de concebir su documento recepcional. Si Salinas o Calderón hablaron con base a cifras, estadísticas y testimonios medianamente sustentados; AMLO continuó con la descalificación y con la consabida polarización hasta en la obra mencionada. Lamentable que no se haya permitido ver el bosque completo para hacer un balance objetivo de su gestión, pues, con la polarización que se vive actualmente, llevar a cabo esta empresa resulta una compleja tarea. Sin duda le dejará bastante chamba a los historiadores y a los intérpretes de la Cuarta Transformación para poder hablar del legado de López Obrador a futuro.

Sin embargo, existe una buena noticia –por lo menos, para el presidente–. Si López Obrador ha tenido la pretensión de pasar a la Historia, con Gracias ya lo está logrando de alguna manera. A pesar de que varios políticos han escrito sus memorias, pocos han tenido la fortuna de verlas convertidas en best-seller, es decir, un libro que presente grandes ventas, otorgando réditos considerables a la industria editorial. El general Ulysses S. Grant fue uno de ellos. Héroe de la Guerra de Secesión y polémico expresidente de Estados Unidos, vio en la escritura de sus memorias un área de oportunidad. Sabiendo que era un personaje que concitaba admiración; se cuenta que su libro se vendió como pan caliente en pleno Siglo XIX. Tanto, que le permitió salir de la pobreza y vivir de una manera decorosa sus últimos años de vida. Al parecer, Gracias va por una ruta semejante, ya que la obra se ha agotado ¡aún antes de ser distribuida en las librerías ¡Vaya semejanza! ¿Acaso será López Obrador el equivalente al general Grant del Siglo XXI? Posiblemente, pues su libro ya está logrando un récord que se creía imbatible. Y aunque los claroscuros continúan, ha continuado teniendo la narrativa –social y política– a su favor. Para muestra, un botón.

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