Este quizá sea buen momento para que más colectivos feministas, como en Tecate, respondan y se organicen para visibilizar un entorno feminicida complejo que persiste en atacar a quienes se movilizan para enfrentarlo: las defensoras de derechos humanos, y, en especial, a las buscadoras
Por Celia Guerrero
X: @celiawarrior
Al medio día del sábado, 10 de febrero de 2024, un grupo de mujeres se reúnen en el Monumento a la Madre en Tecate, Baja California. La mayoría de ellas pertenecen a colectivas feministas de la ciudad fronteriza. Están las defensoras de los derechos las mujeres que tienen décadas en el activismo, también asisten las acompañantas de aborto en casa, algunas jóvenes que recién inician en el feminismo.
El lugar donde están reunidas suele ser el punto donde realizan protestas por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo; el Día de Acción Global por el Aborto Legal y Seguro, el 28 de septiembre; o el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre. Pero, en esta ocasión, están ahí para manifestarse por algo distinto que también las toca y les ha indignado: el asesinato de una tecatense, Ángela Almeras León, quien buscaba a su hermano José Juan Vázquez León, desaparecido desde 2018.
Dos días atrás, cuando Ángela se encontraba en su negocio, una estética en la colonia Loma Alta, en Tecate, un hombre entró al lugar y la asesinó a disparos. El atacante salió del local y subió a un vehículo que más adelante abandonó e incendió, según reportaron medios de comunicación locales y nacionales.
Angelita, como era conocida en los colectivos de búsqueda, era cabeza del grupo Unión y Fuerza Por Nuestros Desaparecidos. En semanas recientes, después de recibir amenazas por su labor, había presentado tres denuncias y buscó protección de las autoridades mediante el Mecanismo para personas defensoras de derechos humanos. Esta protección, según dio a conocer la organización Elementa DDHH, le fue negada “por no contar con pruebas suficientes”.
Días antes del crimen en contra de Ángela, a través de redes sociales la buscadora había señalado la ineficiencia de la fiscalía estatal. En un video que transmitió en vivo, hizo un llamado a la gobernadora, Marina del Pilar Ávila, y denunció la falta de personal en la dependencia para atender el levantamiento de un cuerpo que encontró el colectivo. El cadáver tenía días en ese lugar y no se presentaban a recogerlo. “Están rebasados y no estamos preparados para esto”, dijo Ángela.
Según el análisis de la organización Elementa DDHH, Tecate es el segundo municipio con más desapariciones por cada 100 mil habitantes. Los datos de la fiscalía local, hasta diciembre de 2023, contabilizaban un total de mil 231 carpetas de investigación abiertas por el delito de desaparición en Tecate, de las 17 mil 306 en Baja California.
La noticia del asesinato de Angelita se esparció rápidamente por Tecate, una ciudad de al rededor de 81 mil habitantes, asediada por la violencia de grupos armados que se enfrentan desde hace tiempo. Persecuciones las avenidas principales de la zona centro, balaceras en sitios públicos, ejecuciones a plena luz del día suceden un día sí y al otro también. En una localidad tan pequeña, los eventos así de violentos tienen un impacto inmediato en la sociedad. El terror aparece y se instala en las calles.
Sin embargo, cuando la información del asesinato de Angelita llegó hasta los chats de las colectivas feministas de Tecate, su reacción fue organizarse para manifestarse. Al día siguiente ya tenían claro que marcharían hasta las instalaciones de la Fiscalía General del Estado en la ciudad. Convocarían como organizaciones feministas a la sociedad en conjunto.
El cartel con el que convocaron expresaba: “En total indignación y apoyando al colectivo de Unión y Fuerza por Nuestros Desaparecidos, hacemos un llamado a la sororidad a nivel local, estatal y nacional para exigir JUSTICIA pronta y expedita para la activista Ángela León, quien fue asesinada el día 8 de febrero de 2024 en Tecate, B.C.”
El sábado 10, en el Monumento a la Madre de Tecate, no eran muchas personas las que llegaron para participar en la manifestación, según contó una joven asistente. Pero eran suficientes. Caminaron hasta las instalaciones de la fiscalía, según lo planeado, y encontraron la oficina cerrada. Llevaban un escrito que habían redactado con peticiones para entregar a las autoridades, lo entregaron y se retiraron con la sensación de que manifestarse ahí, públicamente, y no dejar que el terror prevaleciera era la única ganancia del día.
Desafortunadamente el ataque a Ángela en Tecate no ha sido el único en el país. Este 2024 comenzó con la desaparición de Lorenza Cano Flores, rastreadora en Salamanca, Guanajuato, que fue secuestrada y su familia asesinada; un crimen que se sumó a otros seis sucedidos en el último par de años en contra de buscadoras.
Quizá sea buen momento para que más colectivos feministas, como en Tecate, respondan y se organicen para visibilizar un entorno feminicida complejo que persiste en atacar a quienes se movilizan para enfrentarlo: las defensoras de derechos humanos, y, en especial, a las buscadoras.