Tras un comienzo sexenal complejo, Rogelio Ramírez de la O pareció tornarse en la pieza que le ha dado estabilidad al gobierno de López Obrador. Hacienda se ha destacado por ser una Secretaría donde hay metas claras y objetivos concretos. Además, podemos decir que el gobierno federal ha tenido éxito, pues el peso no sólo no se ha devaluado, sino que se ha apreciado
Por Hernán Ochoa Tovar
Recientemente se ha comenzado a barajar una posibilidad en los círculos políticos. El doctor Rogelio Ramírez de la O, quien actualmente se desempeña como secretario de Hacienda, podría repetir en el cargo en caso de que la doctora Claudia Sheinbaum –abanderada del oficialismo para la Presidencia de la República– logre la victoria en las elecciones presidenciales de junio próximo, lo cual, desde la perspectiva de diversas casas encuestadoras, se percibe factible.
De suceder esto, Ramírez de la O sería de los pocos secretarios de Hacienda que es ratificado una vez concluida una administración, pues, en los últimos tiempos, la mayoría de los titulares hacendarios se han mantenido en su lugar por poco tiempo, y la mayoría de ellos han abandonado su encargo cuando se han producido las diversas transiciones gubernamentales.
Como botón de muestra, los últimos titulares que duraron todo el sexenio en su encargo fueron Pedro Aspe, quien se mantuvo en su lugar durante todo el Salinismo (1988-1994) y Francisco Gil Díaz, el economista de origen priista que estuvo en la SHCP prácticamente durante todo el Foxismo (2000-2006). Luego de eso, los gobiernos recientes han visto desfilar a una plétora de titulares –en promedio tres– prácticamente desde el Calderonismo (2006-2012), por donde pasaron funcionarios como Agustín Carstens (2006-2009), Ernesto Cordero (2009-2011) y José Antonio Meade (2011-2012). Entre tanto, Enrique Peña Nieto, si bien nominó a Luis Videgaray y fue una especie de rockstar en el ámbito financiero –hasta su caída en 2016 y su posterior envío a la SRE hasta el final del sexenio en cuestión–, luego fue sustituido por José Antonio Meade; para terminar el sexenio con José Antonio González Anaya, quien sólo llegó para cerrar la administración saliente.
De manera semejante a como lo hizo Enrique Peña Nieto en su momento, Andrés Manuel López Obrador reclutó a alguien de alto nivel para ser su titular de Hacienda en la presente administración: se trataba del finado doctor Carlos Urzúa, quien había laborado con AMLO en su paso por la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal. Cabe destacar, Urzúa era un funcionario singular, pues, a pesar de su talante progresista y cercano a la izquierda, concitaba el respaldo de los mercados y del empresariado nacional, pues entendía la dinámica de los mismos y había hecho sus estudios de posgrado en universidades del extranjero. Sin embargo, Urzúa no se entendió del todo con AMLO y no lograron hablar en el mismo idioma.
A pesar de los esfuerzos trazados por el doctor Urzúa, para darle un tono técnico a las políticas sociales del presidente, las discrepancias fueron muy tempranas y Urzúa salió del gabinete tan sólo un semestre después de haber sido nombrado para tal encargo. Suerte semejante corrió Arturo Herrera, viejo conocido de AMLO quien, tras la intempestiva dimisión de Urzúa, fue nominado para ocupar el lugar de su antecesor y no crear más aspavientos en el mercado. Tras un par de años, y varias diferencias –así fuesen más sutiles–, Herrera abandonó la Secretaría de Hacienda. Se había dicho que arribaría a la gubernatura del Banco de México; pero, por diversas circunstancias no se concretó y acabó desempeñándose de nueva cuenta en el Banco Mundial, donde ya se había desempeñado algunos años atrás, cabe resaltar.
Para relevarlo fue nominado Rogelio Ramírez de la O, colega presidencial de larga data, y quien ya tenía tiempo retirado de los menesteres políticos.
Tras un comienzo sexenal complejo, Ramírez de la O pareció tornarse en la pieza que le ha dado estabilidad a la administración en curso. Mientras en otras áreas ha cundido la inestabilidad y la falta de planeación, Hacienda se ha destacado por ser una Secretaría donde hay metas claras y objetivos concretos. Además, es un área en la cual podemos decir que el gobierno federal ha tenido éxito, pues el peso no sólo no se ha devaluado, sino que se ha apreciado y ha mantenido una cotización sostenida a lo largo del presente sexenio.
A pesar de las polémicas medidas tomadas por el presidente en algunos ámbitos, se ha mantenido el diálogo con organismos internacionales y Ramírez continúa siendo un contacto de alto nivel, en aquellos sitios con los cuales el primer mandatario suele ser crítico. Sin embargo, también hay áreas de oportunidad. Por ejemplo, a pesar de que la inflación se ha mantenido controlada, de acuerdo a los índices económicos; los precios de los artículos –incluyendo a la canasta básica– se han disparado en los últimos años. Y aunque ello obedece a indicadores internacionales, resulta un reto importante que el gobierno federal no debe dejar de asumir, pues la denominada economía popular ha sido un reto fundamental que el presidente López Obrador ha puesto sobre la mesa. Ojalá se pueda retomar con más ahínco porque, a pesar que los denominados macroindicadores se encuentran en una posición adecuada; considero que hay acciones que podrían perfeccionarse a corto y mediano plazo.
Sin embargo, considero que Ramírez de la O es de los mejores funcionarios que ha dado este sexenio. Frente a una panda de incompetentes, funcionarios grises y otros tantos que han brindado mucha retórica y pocos resultados (mucho ruido y pocas nueces); Ramírez de la O se encuentra en las antípodas. Tiene el mérito, además, de tener el beneplácito de AMLO y de haber tomado las decisiones correctas en el ámbito financiero; pues a pesar de las polémicas, la nación sigue en pie y continúa en la puja por seguir en el TOP 20 de las mejores economías del orbe.
Por lo anterior, pienso que la decisión de mantenerlo en su encargo es adecuada, pues un profesional, ajeno a los vendavales políticos, que seguiría dando a esa delicada área de la administración pública una conducción adecuada. Buen considerando; ya veremos si llega a cristalizarse. Si eso sucede, llegaría a ser una especie de Ortiz Mena de la 4T, pues sería el primer titular de Hacienda ratificado en muchos años. Es cuanto.
PD. Si ganara Xóchitl Gálvez ignoro quién podría ser su carta para encabezar las Finanzas Nacionales. Creo que Gurría sería un buen elemento, y tengo entendido que formaba parte de su equipo de asesores. Ya se verá.