Opinión

Recordando a Mandis




mayo 5, 2024

Armando Núñez Portillo fue un gran músico, maestro y ser humano sensible al arte y compresivo del mundo en que vivió. Heredó a nuevas generaciones la fundamental importancia de la educación musical y con ello estableció un antes y un después de un Chihuahua sin amor a la educación, al conocimiento y a las herramientas musicales

Por Jaime García Chávez

No tengo duda que Armando Núñez Portillo, conocido por sus amigos y en el medio artístico como Mandis, fue un gran músico, maestro y ser humano sensible al arte y compresivo del mundo en que vivió. Se fue prematuramente, en un momento de plenitud creativa, interrumpiéndose así una vida llamada a la grandeza, pero lo que nos heredó no es menor ni poca cosa y así se reconoce en la actualidad.

Cuando terminó su vida eran los tiempos de la pandemia y fui testigo de un conflicto que lo afligía dentro de su propia facultad en la UACH, durante la anterior administración rectoral. El litigio quedó sin resolverse y eso es grave porque considero que él tenía la razón, el derecho de su lado y las pruebas para demostrarlo. Pero la justicia no llegó, antes murió y eso no debe repetirse jamás. Algún día se sabrá completa esa historia y será en prevención para que a ningún maestro o maestra le pueda llegar a suceder lo mismo.

Pero qué dicha, la vida lo ha traído a presencia permanente y un Festival Internacional de Jazz en Chihuahua lleva su nombre, lo que le da relieve histórico a su figura y espero que eso sea permanente.

Su compañera de vida, también talentosa artista, Luly Sosa escribió en el contexto del festival que acaba de concluir las brillantes palabras que no me resisto a reproducir este domingo en mi entrega semanaria. Hago a un lado la política, para dar paso a la cultura. Es necesario.

Publicó Luly el folleto que se repartió a la puerta de los sitios donde se realizó dicho festival estas sentidas y profundas palabras:

***

Desde que éramos adolescentes, Armando Núñez Portillo (Mandis) y yo dedicamos nuestra atención a la música, el arte, la cultura, y a la lucha social, en una simbiosis amorosa de trabajo y en una constante comunión intelectual. Desde ese espacio común comparto este texto. 

Por más de una década nuestra casa fue un escenario musical local, con el propósito de que Mandis pudiera propiciar experiencias en los estudiantes de jazz para adquirir las “tablas” para tocar en público y establecer una escena jazzística en Chihuahua, la cual se formó y sigue creciendo.

Era muy enérgico cuando se trataba de defender la idea de que el artista, específicamente el músico, debía de poseer las habilidades y el conocimiento exactos para alcanzar la expresión precisa de lo que quería tocar, por muy sencillo o complejo que fuera. Trabajó para que en Chihuahua los músicos tuvieran acceso a ello. Con ese ímpetu logró constituirse él mismo en un laboratorio de autoenseñanza y establecer teorías, composiciones y métodos educativos que luego trabajó con los alumnos a través de toda su vida. También se comprometió como un gran gestor de cultura dentro de la música, orgánicamente construyó una red de amigos gestores que le ayudaron a concretar proyectos como festivales de jazz que resonaron internacionalmente, talleres con instructores de alta calidad musical, y sobre todo, a inculcar en sus alumnos y en la comunidad artística la visión de un espíritu radical que ejerciera una cultura amplia y fuerte en el ámbito de la música en nuestro territorio.

Aunque nunca quiso tomar el papel de líder, siempre terminaba empujado a serlo. Su propósito de llenar el vacío en la educación y la escena musical en Chihuahua, fue un proceso planeado y desarrollado a lo largo de su vida, calculando las consecuencias y liderando con plena atención y alegría.

La presencia y trabajo arduo de Mandis en las instituciones, generó beneficios inmediatos, poniendo al descubierto la falta atención de quienes anquilosadamente y/o por intereses personales manejaban estos institutos por años, lo cual llegó a despertar recelo, recelo que considero como un factor que siempre estaría ahí y al cual supo siempre solucionar con inteligencia y con alto sentido de humor.

Mandis dejó un legado de técnicas de estudio, conceptos y resoluciones musicales para que se entendiera el músico en lo individual, en lo grupal y en comunidad. Echó a andar las voluntades para sostener la estructura de la escena musical, creó un camino liso dentro de la licenciatura y creó la maestría en producción musical, de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Dejó libros de teoría y métodos de práctica musical. También estableció una ética de compañerismo, amor y respeto hacia la música y hacia el estudio de ella. Heredó a nuevas generaciones la fundamental importancia de la educación musical y con ello estableció un antes y un después de un Chihuahua sin amor a la educación, al conocimiento y a las herramientas musicales.  Dejó un acervo de composiciones jazzísticas, ensambles de guitarras, de cuerdas, combos de jazz, arreglos para orquestas, así como obra dentro de la música clásica para orquesta de cuerdas, ensambles de alientos, ensambles de percusiones, obras para instrumentos solistas y otros ensambles diversos, además de teoría musical, publicada en revistas y libros.

Trazó camino donde no había.

Vivimos un momento neurálgico como humanidad, el genocidio atroz en Palestina infligido por Israel, o mejor dicho el Estado sionista, sobrepasa todos los relatos de terror conocidos en la historia de la humanidad. El hecho que los gobiernos y empresarios que han acumulado riqueza con el esfuerzo del pueblo, y que las instituciones que son del pueblo y para el pueblo den la espalda a la educación, al desarrollo de la conciencia social, a la música y a las artes en las calles y en espacios públicos, en momentos como este, revela a esos dirigentes como colaboradores y parte de la deshumanización y destrucción de la vida a la que tenemos derecho de vivir en esplendor en todas las poblaciones del mundo. 

Hay que volver a decir que la música es educación, es una herramienta de conocimiento, de revelación y unidad vital para darnos cuenta de que seguimos vivos a pesar de que caminemos sonámbulos con los aconteceres diarios de deshumanización. Es por esto que el trabajo de personas como Mandis debe ser celebrado, dar espacio de ello en la memoria colectiva y sobre todo darle continuación a sus legados. 

Larga vida al festival internacional de jazz Armando Núñez que con tanto esfuerzo han logrado sus realizadores y colaboradores, que el festival se pueda resolver abundantemente y plenamente en el acceso libre, público, para que entonces corra de forma constante en las calles la música que revela, que sana y da auto conocimiento, el cual da rebelión interna.

Luly Sosa
Primavera de 2024

***

Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

lo más leído

To Top
Translate »