“El ayer llegó de repente” se refiere al último tramo de esos 200 años de Chihuahua que han sido de virajes, mas no de cambios esenciales en el estado. El poder ha pasado de unas manos a otras, pero para que solo continúe exactamente igual, es nuestro añejo gatopardismo
Por Jaime García Chávez
Hace mes y medio se presentó en la ciudad de Chihuahua mi reciente libro: “El ayer llegó de repente”, editado por Mubis que dirige Óscar Hernández. Hasta ahora se cerró el viaje de presentaciones en la ciudad de Camargo, hace una semana. La tribuna de los comentaristas incluye a Carlos Pallán Figueroa, Rubén Mejía, Rocío Gallegos, Víctor Orozco, Rigoberto Martínez, Josefina Hernández y Pascual Esparza, todos ellos mentes brillantes y lectores críticos de primera línea. Hay pedagogos, investigadores, historiadores, editores, periodistas y poetas. En fin, gente que tiene callo y oficio en esa tarea. A todos, desde luego, me une la amistad que no impide la crítica y también el compartir tareas políticas, en algunos casos.
Siempre será motivo de alegría entregar una obra para su lectura. Uno ignora si será perdurable y trascendente o pasará al olvido que todo lo devora. Por lo que me toca, ya no seré testigo ni de una cosa ni de la otra. En realidad estas páginas dan cuenta de una presencia pública plagada de antagonismos en una sociedad altamente conservadora y silente, que no digiere bien el disenso que se concreta, para bien, en la divisa de abrirle compuertas a una sociedad democrática y fincada, se supone, desde hace siglos, en la lucha contra el privilegio oligárquico y la exclusión. Lo que no quiere decir que en esta sociedad no se hayan dado momentos de resistencia que alcanzan la epopeya sin exageración.
En estos días Chihuahua cumplirá 200 años de existencia como entidad de nuestra república, gracias a la promulgación de la Constitución federalista de 1824, código que se produjo durante los primeros años del México independiente. Será la ocasión u oportunidad para confeccionar un balance o corte de caja, como se diga, para ver lo que nos ha dado un liberalismo político con notas muy propias del país, si lo comparamos, en esa misma expresión o corriente de pensamiento, con su resultado en otras latitudes de Latinoamérica, los Estados Unidos y la Francia misma. Observaremos lo que se hace desde el poder para conmemorar el hecho, seguramente ceremonias efímeras con discursos retóricos, o desde nuestra sociedad siempre aplastada. Las universidades también han de decir esta boca es mía, porque al final también son producto de una determinación del estatal, como se sabe por la historia de la autonomía.
“El ayer llegó de repente” se refiere al último tramo de esos 200 años que han sido de virajes, mas no de cambios esenciales. El poder ha pasado de unas manos a otras, pero para que solo continúe exactamente igual, es nuestro añejo gatopardismo. Pero esta obra lejos se encuentra de ser una expresión de un localismo, también reflexiona y se enfoca en la vida nacional y en el diálogo con los libros, diversos pero que están hoy en librerías e influyen de muchas maneras. Los he tomado en cuenta, algunos por viejas aficiones, como el comentario a la obra de Irene Vallejo: “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo”. Otros, para visualizar el carácter expansivo de los derechos humanos después de la Segunda Guerra Mundial, como sería el caso del libro “Calle este-oeste” de Fhilippe Sands.
He tomado carretera y pretendo ir de pueblo en pueblo exponiendo al escrutinio público ideas para provocar debate, deliberar y pulsar estados de ánimo.
Hasta ahora y en todas partes he escuchado voces estimulantes, felicitaciones y consejos de lectores y amigos, sobre todo viejos amigos, que mucho me sirven. Hay siempre en estos momentos más cortesías que opiniones de fondo, mucha benevolencia, como es natural.
Aquí y para finalizar este texto, redactado en tiempos de veda electoral, narro algo que sucedió durante la presentación en Camargo: se formó en línea un grupo de familiares que me ofrendaron sus felicitaciones y con ellos al final llegó mi sobrino nieto Jesús Isaac Gabaldón Muñiz, con una edad de 12 años a lo más y me dijo:
“Sí, lo felicito tío, y de su obra le daré mi opinión cuando la lea, será después no ahora”.
“¡Eso!”, le contesté.
Me dio alegría, pienso que en él se prefigura un lector vivo, real. No es poco y me refrenda que vale la pena emprender tareas en favor de la cultura.
No es poco.
30 de mayo de 2024
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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.