Las elecciones del 2 de junio pasado gritaron que el maruquismo –cohabitación de PAN, PRI, PRD– está agotado, si es que alguna vez tuvo vitalidad… Ya es tiempo de actuar, porque un gobierno que no representa a nadie debe caer
Por Jaime García Chávez
Seré benévolo: no representa a la mayoría de las y los ciudadanos del estado de Chihuahua. Las elecciones del 2 de junio pasado gritaron que el maruquismo –cohabitación de PAN, PRI, PRD– está agotado, si es que alguna vez tuvo vitalidad.
La derrota local y nacional de la candidatura de Xóchitl Gálvez es la expresión de los límites de la extrema derecha en la entidad. Los resultados marcan un rumbo diferente al del viejo bipartidismo que lastró a Chihuahua desde 1992 y que solo se significó por alternancias para que todo siguiera inalterado, es el drama del gatopardismo que nos ha golpeado.
Hoy estamos ante una crisis de confianza que obliga a pensar en un relevo anticipado de la actual administración, para no continuar, dicho sea de paso, cargando con las rivalidades personalistas que tanto empobrecen a la política local.
Bajo una conducción carente de pericia, María Eugenia Campus Galván lanzó la consigna de “salvar Chihuahua” (signifique lo que signifique esta frase) y no pudo realizarla. Pero no nos equivoquemos, Chihuahua no se hundió, en cambio sí el gobierno actual.
Para una tarea de ese tamaño, como la que se propuso la gobernadora, se necesita mayoría sólida y liderazgos consolidados y reconocidos y no figuras mediocres como su niño grandote Gabo Díaz Negrete que con su tutelaje ocupa la dirección del Comité Directivo Estatal del PAN. Pero sobretodo se requería y requiere representatividad y legitimidad indubitable.
Los resultados numéricos están a la vista, no es necesario describirlos pues son del dominio público y a mi juicio nos deben mover a la acción inmediata, de naturaleza cívica, de lo contrario las instituciones más importantes del estado continuarán como simples fachadas utilizadas por la oligarquía tradicional para seguir gobernando Chihuahua. Esa oligarquía tiene dominio en el municipio de Chihuahua y se utiliza desde ya para pretender el poder en un par de años más, lo que significaría preservar lo que queda de la quiebra actual, moral y política.
La ciudadanía de Chihuahua se ha de vertebrar, recuperando su soberanía para nombrar un gobierno provisional que convoque a elecciones anticipadas para construir una nueva y genuina mayoría que le dé aliento a la renovación de la vida pública de nuestra entidad.
María Eugenia Campos Galván fracasó. La raíz misma de su panismo fue inexistente desde el momento que su elección se apoyó en el duartismo y en las miserias de un priismo andrajoso que en mas de setenta años fue incapaz de forjar una clase política profesional, ya no digamos grande, sino de medio pelo, para sedimentarse en eso que llamo tonymelendismo.
Mientras no se tomen decisiones de este calibre, continuaremos viendo la decadencia que se significa en la liberación impune e infame de César Duarte, ya que aparte de la corrupción del tirano, hoy tenemos en escena que la justicia no llega, que lo que tenemos es producto de la inercia legal y que el tiempo de esta clase política gobernante lo dictan sus necesidades políticas, pero nunca dándole su lugar a la justicia. No de otra manera se explica que después del 2 de junio se hayan abierto las puertas de la cárcel para desencadenar la liberación del más corrupto gobernante que hayamos tenido en el Chihuahua contemporáneo.
Igual iniciativa publiqué en la situación poselectoral del 2016, cuando se eligió a Javier Corral con la demanda adicional de arraigar de inmediato a César Duarte para ahorrarnos su huida al extranjero, y así acelerar la justicia. No se hizo y aquí seguimos.
Ya es tiempo de actuar, porque un gobierno que no representa a nadie debe caer.
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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.