Qué lejos estaba Susana de imaginar que su frase sería cooptada por un escritor español para una serie de Netflix ¿leería y vería la historia y como buena escritora daría su punto de vista feminista?… ¿Y las escritoras de Ciudad Juárez?
Por Dra. Hilda Sotelo
No podemos dar la espalda a los proyectos que iniciamos a partir del dolor
por mucho que el mismo sistema violento que nos hirió, nos empuje a claudicar.
Eleonora Ghioldi
Hay memorias que deben permanecer, y en ese deber de consciencia y no de conveniencia se quedó aquella tarde de 1997 en El Recreo cuando Susana nos invitó a su próxima presentación en Chihuahua. En mi recuerdo nos veo con el cabello rizado, cuerpo delgado y bellezas en los cinco sentidos. En nuestros rostros, las arrugas trazan la fuerza del tiempo, nuestra feminidad y sueños intocables, sabios. Esa tarde de verano, Susana aseguró que su libro de poesía ya estaba publicado y que, si no le creíamos, nos acercáramos al “bulletin board” cerca de la puerta de salida de El Recreo. Karina y yo continuamos platicando mientras Susana escribía poemas en servilletas. Cuando se fue, dijo que nos esperaba en la galleta, en el Ritz, y si no, pues seguro nos veríamos en Chihuahua con este y el otro, nombres, nombres de poetas conocidos entre ellos.
Nosotras le creímos, y al salir de El Recreo nos detuvimos a leer su póster ¡No había nada! Y es en la nada que la semilla de su sueño se depositó en mi cuerpo. Ahí quedó hasta casi dos décadas después, cuando yo regresaría a los mismos espacios a continuar y seguir las huellas propias, y de otras escritoras de Ciudad Juárez. No fue hasta el 2018, con la visita de Cristina Rivera Garza a la ciudad, que aquel sueño de Susana sería posible, y con ese gesto, iniciamos la sanación de la herida de la traición.
Me volví a reunir con su poesía en el 2012, su cuerpo ya no estaba entre nosotras; esta vez leí con atención sus escritos, y entre Blanca y yo pusimos los textos en el camino indicado, haciendo cumplir, dentro de lo posible, la que hubiera sido la voluntad de Susana. La poeta, dejó varios manuscritos; regresamos Perla Negra a su dueña. Mireya nos respondió con un poema y dijo que hiciéramos con el libro lo que consideráramos pertinente. Así de éticas y afectuosas las relaciones que dejó Susana Chávez Castillo. Así su interpretación del amor a raudales y su humanidad en nuestras sombras, y los traumas que intercambiamos. Dice Julieta Paredes que, “el feminismo comunitario no es solo una teoría, sino una práctica de vida”.
Eterno Asalto a la Memoria
Tomas por asalto mi memoria,
desde donde tu indeleble presencia habita y respira de mí.
Demandas la réplica a todos tus poemas vertidos sobre mí.
Concupiscentemente, tu mirada atraviesa mis ojos
con tus eternos silencios que en tantas noches me revelaste,
y confiaste en mí todo el dolor y la pasión que consumían tu ser.
Verdugo y salvador fui de tus múltiples batallas
donde te refugiaste en el lado oscuro de mi corazón,
entretejiendo cuentos y aventuras mientras pactábamos nuestra unión,
más allá de las traiciones, mentiras y juegos.
Pintaste mi nombre en tu piel para no olvidarme,
convirtiendo nuestra historia de amor en la leyenda
que sellan tus letras ante los ojos del mundo.
¿La verdad de nuestro amor?
Solo tú y yo la entendimos.
Y hoy solo me queda el sonido de tu voz bajo la lluvia,
invitándome a salir…
“Ni Una Más,” dijo en un poema, y cuando se instaló la Cruz de Clavos en el Puente Paso del Norte/Santa Fe, ella, presente, sugirió la insignia que con el tiempo las feministas juarenses y del mundo la integramos a nuestro movimiento, y por las redes es un hashtag pertinente a la justicia para todas. Qué lejos estaba Susana de imaginar que su frase sería cooptada por un escritor español cuyo nombre no menciono porque en la lógica capitalista, no hay mala promoción, todo abona al propósito lucrativo. El patriarcado del algoritmo es solo la nueva cara de un sismopo (sistema monogámico de poder) antiguo. La cooptación de frases y movimientos feministas por escritores y plataformas de medios puede verse de esa forma, según Rita Segato
Sin temor a equivocarme, y aquí me aventuro a la posibilidad y escribo el hubiera de Susana, su realidad paralela o cósmica. SuChaCa se hubiera enrabiado al encontrar su frase en una novela, luego en una serie de Netflix, la opción que te da Amazon es que inicies una querella por derechos de autor. Luego la resolución es que los títulos no aplican, le hubieran dicho lo mismo que a mí con Mujeres cósmicas que la encontré de pronto como Mujer cósmica de tema indigenista con nombre de autora, que vaya usted a saber, si es Inteligencia Artificial.
A nuestra edad, la sobrevivencia, las múltiples heridas que se gestan en la pobreza y nuestro origen, Susana estaría escuchando a la víctima tantas veces derrotada. Entonces, Susana usaría sus redes sociales para escribir, narrar su inconformidad y, con algo de suerte y esperanza, las nuevas generaciones, en esta frontera, seguirían su causa, y funearían al susodicho, y así, la justicia feminista. Esperen, Susana, tendría otro recurso muy bien aprendido en el sismopo, el sarcasmo y hasta la burla como portal de enfermedad al destruir al otro que quiere ser, “inspirándose” en ella.
Susana, quizá, en el fondo de su corazón se expandiría al recurrir a la poesía. Hubiera escrito tantos libros más. Por ejemplo: Poema al robo hormiga: esa colonia tan organizada que de título en título ya hizo varios episodios de mi dolor sin siquiera mencionarme. A lo mejor, Susana hubiera escrito El Gachupín: Brincos dieras por haber nacido en México, no, no alcanzas el mote. El Ratón Miguelito y otras violencias donde no hay episteme si no deme. Finalmente, ¿leería y vería la historia y como buena escritora daría su punto de vista feminista? ¿Podría reflexionar sobre las secuencias de nuestras iniciativas no materializadas en los noventas, tal como se expresan en “Ni una más”: el uso de las redes sociales, las consignas, las pancartas, y el tendedero en la búsqueda de justicia para todas?
No sé a ciencia cierta el hubiera de Susana. Solo puedo partir de mi cuerpo y experiencia. Su vida ya fue. Y su sueño de ser publicada también fue y sigue siendo. Tan es así que la traducen a varios idiomas; Primera tormenta lleva los hilos de sus sueños, y no queremos el rumbo de la pesadilla. Cuando en Argentina decidieron sumar la frase en la resta de #NiUnaMenos, el discurso se neutralizó, llegó a cero y con ello el espacio de volver a empezar. Yo me he encargado de mencionar el hecho a cuanta argentina se cruza en mi camino. Ellas se han disculpado porque lo vieron de otra forma.
Ni Una Mas, Ni Una Menos parte de nuestros mundos en Abya Yala, y muy de acuerdo con Lorena Cabnal: “La descolonización del cuerpo y la tierra es un proceso necesario para nuestra liberación”. El chabochi (español barbón que asemeja a una tarántula) sigue igual de astuto que hace siglos cuando llegó a la Sierra de Chihuahua. O sea, se cuelga del hilo de un movimiento para tejer su propia red globalizadora y, ¿Susana Chávez Castillo? ¿Y las escritoras de Ciudad Juárez?
#NiUnaMás, ni un saqueo más.