La discriminación a la inversa no existe. Un grupo históricamente oprimido al hacer afrenta a un sistema opresor no está discriminando, se está revelando ante el abuso de poder, en este caso, del poder eclesiástico
Por Évolet Aceves
X: @EvoletAceves
Dice Carla Faesler en su poemario Texto que “Las religiones más terribles, como los partidos políticos, buscan prosélitos constantemente”, y muestra de ello es lo que recientemente ocurrió durante la última marcha del orgullo LGBTQ+ en Ciudad de México en su emisión 2024 y a la cual acudieron más de un cuarto de millón de personas.
Durante la marcha, el carro alegórico del icónico antro La Puri dio de que hablar, dadas las referencias religiosas a las que se aludió.
En esta instalación móvil, se ve a un Cristo feminizado bailando encima de una cruz dorada e inclinada. El Cristo, barbado y de lacia cabellera larga, porta una corona de espinas color de rosa, debajo de él una decena de bailarines que interpretan a soldados romanos que lo idolatran, lo tocan y lo desean. Los soldados con casco, jóvenes delgados, llevan puesto un traje que recuerda a Paulina Rubio, La Chica Dorada, en Ni una sola palabra, un body de lamé dorado que se entalla en cada uno de sus delgados abdominales, y el escote de tan pronunciado deja afuera los pezones; traen también una capa de terciopelo morado y un suspensorio en forma de cruz, que naturalmente envuelve su sexo, sostenido por listones rosados que suben por el pecho.
Hay para quienes este performance resultó insultante, pero habría que cuestionarse cómo no resultan ofensivas las prácticas que históricamente instituciones católico-cristianas, han ejercido en contra de la comunidad LGBTQ+. Habría que replantearse por qué, de dónde surge la incomodidad, el sentimiento de ofensa, al ver este performance.
Ofende la feminidad en cuerpo de hombre. Insulta la androginia de quien tendría que ser varonil, enfada la incertidumbre de su género.
Son prejuicios enraizados, justificados y defendidos por creencias religiosas ortodoxas; es la respuesta ante ver la representación no sólo de un hombre sino de un Cristo feminizado, posándose sobre la cruz, glorioso en su lujuria y su feminidad.
La discriminación a la inversa no existe. Un grupo históricamente oprimido al hacer afrenta a un sistema opresor no está discriminando, se está revelando ante el abuso de poder, en este caso, del poder eclesiástico que hasta la fecha continúa lastimando a la población LGBTQ+, y no sólo me refiero a las terribles terapias de conversión, basta con llevarlo a algo tan simple pero tan vital como el rechazo, la desaprobación de la familia.
La representación del Cristo gay es una reinterpretación de uno de los símbolos religiosos más fuertes en el mundo occidental, y ver a un Cristo lascivo y afeminado, vulnerado por aquello que molesta a una sociedad cisheterosexualizada, ha generado reacciones de odio.
Bien por La Puri, porque uno de los propósitos de esta marcha es impactar al espectador, que se den cuenta de que no todo el mundo es cisgénero y heterosexual, y que la diversidad sexogenérica, contrario a lo que se piensa, no es que crezca cada vez más, sino que cada vez más se muestra al mundo.
La población LGBTQ+ ahí siempre ha estado, pero cada vez más, y en gran medida gracias a estas marchas, es que abren campo para la libertad sexual y de derechos humanos de las nuevas generaciones.
Es necesario actuar con cinismo, en las marchas y fuera de ellas. Cinismo para que entonces pasemos a donde merecemos estar, en el campo de lo común.
Instagram: @evolet.aceves
everaceves5@gmail.com
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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y textos híbridos. Psicóloga, fotógrafa y periodista cultural. Estudió en México y Polonia. Ha colaborado en revistas y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, La Libreta de Irma, El Cultural (La Razón), Revista Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales: México Seductor (2015) y Anacronismo de la Cotidianeidad (2017). Ha trabajado en Capgemini, Amazon y actualmente en Microsoft. Esteta y transfeminista.