El crimen organizado en México encontró en el mangle un espacio ideal para instalar sus laboratorios de drogas sintéticas; los pescadores en Sinaloa deben lidiar ahora con la contaminación que dejan los laboratorios desmantelados a su medio de vida y a sus hogares
Por Jesús Bustamante y América Armenta / Quinto Elemento Lab
Navegamos poco más de una hora desde un campo pesquero de Navolato, en el centro de Sinaloa, hasta un laboratorio clandestino. Entramos por un canal al que los pescadores llaman “El Pericón”, no cualquiera es capaz de llevar su panga por ese lugar; además de tener partes demasiadas estrechas, tiene otras con poca profundidad donde la embarcación puede encallar.
Se requiere de habilidad así como experiencia de haber manejado pangas antes, pero ese no es problema para nuestro guía, quien nos llevó en medio de los mangles hacia el punto exacto donde fue desmantelado el laboratorio de metanfetamina en octubre de 2021, en medio de los mangles.
En el camino nos cuenta que en esa región pescan pargo, curvina, mero, lisa, y algo de robalo; también extraen ostiones y patas de mula, y donde instalaron el narcolaboratorio es una zona de alta producción para estas especies.
Al tomar uno de los canales más estrechos, se comenzó a percibir un fuerte olor a químicos proveniente de los mangles. Hace casi dos años que fue desmantelado, el aroma sigue siendo, algo entre podrido y artificial, a lo que la naturaleza regularmente no huele; el olor era fuerte hasta para nuestro guía.
Para los pescadores de la zona, el mangle es un refugio natural de los peces, es el lugar donde se protegen de los depredadores, hasta alcanzar un tamaño donde ya no son tan vulnerables, en sus raíces también se crían crustáceos, por eso es tan importante para ellos.
Pero ahora sirven como otro tipo de refugio. Se han convertido en el nuevo espacio predilecto de los cárteles para instalar los laboratorios de droga sintética por el difícil acceso a los mismos; saben que elementos de seguridad no llegarán tan fácilmente y que la ciudadanía no se enterará o no denunciará. La lejanía y el agua les permiten flotar químicos, dañando algunos de los ecosistemas costeros más frágiles de México.
“Le atinaron al gordo”, dijo Leonardo Moroyoqui Rojo, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en ecosistemas costeros. “Es muy difícil que los encuentren allí, al menos que el gobierno entre con mucha tecnología y empiece a enviar drones, pero en el manglar es muy difícil que te ubiquen”.
¿Qué está en juego?
El pescador, así como su familia y la mayoría de los que habitan en estos campos a la orilla de los humedales, ha tenido en la pesca su principal actividad económica. El andar por los espacios de la zona de Navolato y ver los mangles con las raíces llenas de ostiones de todos los tamaños y los peces saltando en el agua, da una idea de por qué les importa tanto cuidar la naturaleza.
Con información del Registro Nacional de Pesca y Acuacultura se han registrado 42 mil 654 pescadores en México, de los cuales 37 mil 005 son ribereños; mil 880 acuacultores, 13 mil 044 embarcaciones y mil 912 instalaciones acuícolas en operación.
Según cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, México tuvo 1 millón 900 mil toneladas de producción pesquera, incluyendo 237 mil 250 toneladas de acuícola en 2023. Sinaloa está en el primer lugar de producción acuícola con 41 por ciento, y en segundo lugar de pesquera con 17 por ciento del producto nacional.
Sinaloa tenía 76 mil 300 hectáreas de mangle en 2020, de acuerdo con el Sistema de monitoreo de Manglares en México, la cifra más elevada de la región Pacífico Norte. Los humedales costeros, en particular los mangles, brindan una gran variedad de servicios como alimentación, refugio y crecimiento de especies.
Moroyoqui Rojo, por su propio estudio, estima una pérdida de alrededor de unos 800 kilos de camarón y peces anualmente, por cada hectárea de mangle destruida.
Otra especie que se da en los mangles y que en Sinaloa genera un impacto económico alto es el ostión, con una producción de mil 019 toneladas y un valor económico de 20.95 millones de pesos en 2022.
Esteban García Peña, Director de Pesquerías de Oceana en México, destaca que los manglares son una barrera de protección contra fenómenos meteorológicos como los huracanes, y el perder manglares es perder grandes reservorios de gases de efecto invernadero.
“Si hay pérdida de manglares, no hay refugios para reproducción y si a eso le sumas que hay precursores químicos y sustancias que no sabemos cuáles son sus efectos, eso es lo que siguiente que tenemos que averiguar”, dijo.
El laboratorio
Poco después de percibir el olor a químicos comenzamos a ver los primeros bidones, las tambulacas, como les dice el dueño de la panga en la que se hizo el recorrido, estaban entre las raíces de los mangles, a pocos metros del agua. También había contenedores más grandes y tambos hasta de mil litros; a algunos aún se le apreciaba líquido en su interior.
Ahora, se ve una zona plana en medio de una pequeña isla; a la orilla hay mangle que toca el agua, pero cerca de en donde estuvo el laboratorio apenas se ven brotes, como que quiere crecer de nuevo compartiendo espacio con un bote, una manguera o demás utensilios que no cuadran con el paisaje.
De pronto vimos un claro entre los mangles. Los narcotraficantes cortaron algunos para hacer espacio y colocar los reactores que producían la metanfetamina; a pesar de haber sido asegurado, las autoridades dejaron una gran cantidad de recipientes.
En medio del terreno limpio, había un tinaco con líquido amarillento en su interior, y a su alrededor algunos bidones, quemadores, las mallas con las que ocultaban el laboratorio; así como las tarimas por donde caminaban para no hundirse en el terreno pantanoso.
Antes de asegurarlo, el laboratorio tenía años funcionando. Lo saben porque los integrantes del crimen organizado no dejaban a pescadores acercarse a la zona, se los tenían prohibido; por años pescaron en esos canales y ya no podían hacerlo, pero ahora que ya no está en funcionamiento tampoco quieren hacerlo, nadie se los impide, pero saben que se encuentra contaminado.
La parte del mangle que fue arrancada no ha vuelto a crecer, todavía luce desierta y con manchas en la tierra, posiblemente de los químicos que se derramaron, eso hará más lento su proceso de crecimiento, si es que vuelve a nacer y tardará años en alcanzar el tamaño que tenía.
El pescador comentó que desconoce la clase de químicos que dejan caer, pero ha visto la tierra roja; su preocupación es que al subir la marea, todos los químicos salen al agua y se van esparciendo.
Una vez que vimos los detalles del lugar y se tomaron imágenes, salimos rápido a solicitud de nuestro guía; el miedo se hizo presente al pensar que dentro de los mangles podría haber personas observando lo que estábamos haciendo.
Fallas de la autoridad
Cuando descubrieron este lugar, la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa informó que realizando labores de seguridad junto a elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional por unas brechas en la comunidad de El Molino, se percataron de fuertes olores a químicos en el lugar y resultó ser un laboratorio para la fabricación de metanfetamina.
Días después, el 28 de octubre de 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) detalló que en el lugar había asegurado 2 mil 409 litros de ácido clorhídrico, mil 189 litros de fenil 2 propanona, 160 kilos 999 gramos y 129 litros de hidróxido de sodio. Incautó 709 litros de metanfetamina, 554 litros de cianuro de bencilo, 289 litros de tolueno, y 29 litros de acetona, así como tanques de gas, ollas, trituradora y centrifugas.
Cuando lo destruyeron, las autoridades llegaron en lanchas porque no hay otra forma de ingresar a este lugar. Eso impidió que se llevaran todo, tampoco se puede caminar libremente por la zona, el terreno no lo permite, así que dejaron bastantes recipientes y utensilios empleados para la fabricación de la metanfetamina, reveló el pescador.
Existen en México normas aplicables para el manejo, almacenamiento, disposición final y traslado de sustancias químicas, pero no se abunda en los precursores químicos de los laboratorios de droga sintética.
Es responsabilidad de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, (Semarnat), el ejecutar las acciones de restauración de ecosistemas importantes, como son los manglares. En la Ley de Ordenamiento de la Administración Pública Federal se menciona la responsabilidad de fomentar y realizar programas de restauración ecológica.
La Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa) en coadyuvancia con los estados tendrían que entrar a investigar y sancionar el daño que se genera en el medio ambiente; así como determinar la obligación de otras instancias para que remedien los daños al medio ambiente.
Por medio de una solicitud de información se confirmó que la Semarnat no tiene denuncias. Profepa respondió por su vocera que en sólo un caso “la Fiscalía General de la República solicitó la coadyuvancia de la Profepa en la dictaminación pericial del grado de contaminación al área y la afectación al ecosistema de manglar, del cual se presentó el peritaje correspondiente.” Pero no compartió el lugar ni detalles.
En una revisión en de los informes detallados de Profepa, del 2018 al 2022, se encontraron 27 mil 330 denuncias, de las cuales solo un 65 por ciento fueron admitidas, y poco más de mil 608 se convirtieron en denuncias penales, siendo en su mayoría por asuntos forestales. Es decir, hay denuncias por tala y pesca ilegal, pero ninguna de las denuncias es en relación a las drogas sintéticas y la contaminación que generan en los ecosistemas.
El Informe Mundial Sobre las Drogas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) explica que hay poca información en cuanto algunos aspectos relacionados con la elaboración de drogas sintéticas, ya que es una actividad ilícita y los impactos en el medio ambiente son de reciente investigación.
El documento refiere que la fabricación de estas drogas puede afectar a los organismos acuáticos y los ecosistemas en general; las simulaciones de laboratorio parecen indicar que entre las especies afectadas se encuentran la trucha común, el cangrejo de río, el pez cebra y el mejillón cebra.
Hay un vínculo ya estudiado entre las drogas y la deforestación, sin embargo el informe se limita a un estudio en tierra, poniendo la cannabis, la planta de coca y opio en el centro; las drogas sintéticas y los centros de producción en zonas como manglares no tienen estudio, por ahora.
La ONU elaboró una Guía para la Eliminación de sustancias químicas utilizadas en la fabricación de drogas ilícitas que indica que los ríos, arroyos u otros cuerpos de agua son lugares sensibles para la eliminación de sustancias; por lo tanto hace recomendaciones de las distancias para la eliminación de las drogas y precursores químicos, así como para su traslado, su almacenamiento y después su destrucción.
La ONU indica que los organismos acuáticos, como las bacterias, las algas, los invertebrados y los peces, poseen receptores que pueden hacerlos sensibles a las drogas que se introduzcan en el ecosistema.
“El impacto ambiental de las drogas sintéticas se debe no solo a la producción y el transporte de precursores, sino fundamentalmente a los desechos tóxicos generados durante el proceso de producción. Los productores de drogas sintéticas suelen eliminar estos desechos de dos maneras: mediante vertidos y descargas. Los vertidos consisten en la eliminación de los desechos de drogas sintéticas en algún tipo de contenedor (p. ej., un bidón de plástico o de metal), mientras que las descargas son los desechos líquidos que se arrojan directa o indirectamente a la tierra o el agua”, detectó el estudio.
La proliferación de laboratorios y su peligro
Lugareños y ambientalistas saben que El Molino no es el único. Hablan de laboratorios desde Topolobampo hasta Navolato.
La Secretaría de Seguridad de Sinaloa dijo en 2023 que había 4 predios irregulares más entre los mangles donde “al parecer se estaba elaborando metanfetamina”. La Secretaría de Marina en 2023 puso en marcha la Operación Escudo Componente Universal para buscar los laboratorios y precursores flotando en la zona costera. Reportaron las millas recorridas, pero no lo que encontraron.
Moroyoqui Rojo estima que para lavar por completo la contaminación que producen los laboratorios se podrían requerir hasta 25 años.
El experto de la UNAM comentó que por la naturaleza de su trabajo ha recorrido la costa del estado y junto a sus compañeros y compañeras se ha encontrado con gente armada en las marismas.
Ximena, activista que no quería dar su apellido por asuntos de seguridad, reportó que a su grupo ambientalista les robaron un aerodeslizador a inicios de la pandemia. Lo utilizaban para monitoreo de aves porque sirven para moverse en zonas con bajo nivel de agua. Cree que lo pudieron robar para actividades ilícitas, para escapar en caso de ser necesario.
La gente costera
Las mareas han acercado los recipientes a las áreas más cercanas a los campos pesqueros, en el trayecto se observaron recipientes de 200 litros flotando en el agua. Nuestro guía ha recogido algunos y los usa en su casa, ya sea para almacenar ostiones o líquidos. Dice no ser el único. Las personas comentaron que estos artículos son usados como recipientes domésticos, ya que antes almacenaba precursores químicos.
Algunas otras tambulacas tenían etiquetas con nombres: cianuro, hidróxido y acetona, recuerda el pescador; dijo que otros tenían nombres más extraños, no sabe qué son ninguno de esos químicos, pero reconoce que si lograron quemar los mangles y manchar la tierra, no pueden ser buenos.
Por eso, a los contenedores que siguen “oliendo feo” no se los lleva, y los que ya tiene, trata de no usarlos, sabe que le pueden hacer daño, pero los sigue guardando.
También se han llevado mangueras, pero esas las utilizan para proteger sus pangas, para evitar que las mangles rompan la fibra de vidrio de sus embarcaciones, pero nomás se llevan las que están en el agua, todavía sienten temor de acercarse.
El pescador lamenta que ninguna autoridad acudiera a limpiar la zona, porque es importante para ellos, pues en esa área extraen productos de los campos pesqueros de Las Aguamitas, El Castillo, Las Puentes y de Las Arenitas, en Navolato.
También le preocupa el pensar que con el tiempo el sol provocará daños en los contenedores y se van a derramar, todos estos químicos van a terminar en las raíces de los mangles o en el agua, y serán arrastrados por la corriente.
Entre los utensilios que quedaron en el espacio que visitamos hay tambos de 200 litros que se usaron en el proceso de elaboración de drogas sintéticas y tanques de acero; el acero no preocupa tanto al lugareño como todos los objetos de gran tamaño de plástico grueso que su destino va a ser flotar, pero no deshacerse tan fácilmente.
Nuestro guía mueve la cabeza de un lado a otro mientras regresamos al campo pesquero, había preferido evitar ese lugar, al que todas y todos ubican y comentan sobre el daño ambiental.
Las autoridades locales y federales nunca dieron información adicional del laboratorio, solo asentaron que fue asegurado y desmantelado. Lo que no dijeron es que decenas de recipientes, algunos con líquidos, quedaron entre el mangle, al igual que otros materiales contaminados que ahora están en los campos pesqueros, arriba de las pangas o en los patios de las casas, donde juegan sus hijos.
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Esta historia forma parte de la investigación Narcocontaminación, cocinándose un desastre ambiental, de Quinto Elemento Lab, que La Verdad Juárez reproduce con su autorización.