En El País

Iba a reunión con Cuén y el gobernador de Sinaloa… me secuestraron: El Mayo Zambada




agosto 10, 2024

En una carta, Ismael Zambada, conocido como El Mayo, cuenta cómo fue su secuestro y asegura que Héctor Melesio Cuén, exdiputado federal de Sinaloa, fue asesinado tras reunión con Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo

Por Redacción de Revista Espejo

Sinaloa- El abogado de Ismael, el Mayo, Zambada García, Frank Pérez, dio a conocer una carta de el capo, en la cual se aseguran tres cosas: iba a una reunión con Héctor Melesio Cuén y el gobernador Rubén Rocha Moya, que fue secuestrado por Joaquín Guzmán López, el hijo de Joaquín, El Chapo, Guzmán, y el exrector de la UAS fue asesinado en el mismo lugar donde ocurrió el plagio.

Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Yo estaba enterado de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda, exdiputado federal, alcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución. Me dijeron que además de Héctor Cuen y el gobernador Rocha Moya, también estaría presente en la reunión Iván Guzmán Salazar“, se lee en la carta que fue aportada por el abogado Frank Pérez.

En la carta se lee también una relatoría sobre cómo habría ocurrido el secuestro, así como la desaparición forzada de dos colaboradores de Zambada García, llamados José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez.

El documento Zambada García agrega que Cuén Ojeda era amigo suyo “desde hacía mucho tiempo” y que ese día fue asesinado en el mismo lugar donde ocurrió el secuestro.

El documento fue compartido por el abogado de Zambada, un día después de que el embajador de ese país en México, Ken Salazar, dio a conocer que “el Mayo” fue detenido en contra de su voluntad.

CARTA COMPLETA DE EL MAYO:

Desde que me trajeron en avión a Estados Unidos desde México el 25 de julio de 2024, ha habido muchas informaciones inexactas en los medios de comunicación de ambos países. En esta declaración proporcionaré los hechos verdaderos de lo que sucedió ese día. Deseo decir desde el principio que no me entregué y que no vine voluntariamente a Estados Unidos. Tampoco tenía ningún acuerdo con ninguno de los dos gobiernos. Al contrario, fui secuestrado y traído a Estados Unidos por la fuerza y contra mi voluntad.

A continuación se explican los detalles de lo sucedido.

Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Yo estaba enterado de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda, exdiputado federal, alcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución. Me dijeron que además de Héctor Cuen y el gobernador Rocha Moya, también estaría presente en la reunión Iván Guzmán Salazar.

El 25 de julio acudí al rancho y centro de eventos llamado Huertos del Pedregal, en las afueras de Culiacán, donde se llevaría a cabo la reunión. La reunión estaba programada para las 11:00 a.m. y llegué un poco antes. Vi a un gran número de hombres armados con uniformes militares verdes que supuse que eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos. Me acompañaban cuatro miembros del personal de seguridad, de los cuales dos se quedaron fuera del perímetro. Los dos que entraron conmigo eran José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hacía mucho tiempo.

Mientras caminaba hacia la zona de reuniones, vi a Héctor Cuen y a uno de sus ayudantes. Los saludé brevemente antes de entrar a una sala que tenía una mesa llena de fruta. Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que le siguiera. Confiando en la naturaleza de la reunión y en las personas implicadas, le seguí sin vacilar. Me condujeron a otra habitación oscura.

En cuanto puse un pie dentro, me tendieron una emboscada. Un grupo de hombres me asaltó, me tiró al suelo y me colocó una capucha de color oscuro en la cabeza. Me ataron y esposaron, y luego me obligaron a meterme en la caja de una camioneta. Durante todo este calvario, me sometieron a malos tratos físicos, que me causaron lesiones importantes en la espalda, la rodilla y las muñecas. Después me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 ó 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado.

Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento. En el avión no había nadie más que Joaquín, el piloto y yo. El vuelo duró entre 2 ½ y 3 horas, sin escalas, hasta que llegamos a El Paso, Texas. Fue allí, en la pista, donde los agentes federales estadounidenses me detuvieron. La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es completa e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país por la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad.

Estoy consciente de que la versión oficial de las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuen fue baleado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en motocicleta que querían robar su camioneta. Eso no es lo que ocurrió.

Fue asesinado a la misma hora, y en el mismo lugar, donde yo fui secuestrado. Héctor Cuen era amigo mío desde hacía mucho tiempo, y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, a quienes nadie ha vuelto a ver ni a saber de ellos. nadie ha vuelto a saber de ellos.

Creo que es importante que la verdad salga a la luz. Esto es lo que ocurrió y no las historias falsas que circulan. Hago un llamado a los gobiernos de México y Estados Unidos para que sean transparentes y proporcionen la verdad sobre mi secuestro a Estados Unidos y sobre las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez y cualquier otra persona que pudo haber perdido la vida ese día.

Hago también un llamado a la población de Sinaloa a la mesura y a mantener la paz en nuestro estado. Nada se resuelve con violencia. Ya hemos recorrido ese camino y todos perdemos.

– Ismael Mayo Zambada

El documento original de la carta en Inglés:

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Este trabajo fue publicado originalmente en Revista Espejo que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.

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