Opinión

El secreto de La Casa de los Famosos




agosto 27, 2024

La reflexión más urgente aquí no es si los comentarios de Peralta son o no acertados, que claramente no lo son, si no la necesidad de sacudir a esa audiencia enardecida para dejar de prestar atención a este tipo de reality shows y engancharse con sus habitantes

Por Évolet Aceves
X: @EvoletAceves

Dice Gabriel Zaid en su ensayo El secreto de la fama que “ser famoso consiste en ser tratado como objeto […] la fama de las obras se traslada a sus creadores, como si los objetos maravillosos fuesen ellos, no las obras. Lo cual es negar la obra que da origen a la fama y negarlos a ellos como personas: porque no son objetos, sino sujetos”. Y, si bien, Zaid se refiere sobre todo a las obras producto de la creatividad desarrollada en las bellas artes, esta reflexión hoy en día es aplicable no sólo a las bellas artes, sino a las celebridades que se vuelven famosas por ser atractivas en las redes sociales, aun cuando la razón sea el entretenimiento sin vocación: los influencers.

En el programa televisivo La Casa de los Famosos hay nuevas celebridades, muchas de ellas provenientes del nepotismo, y otras tantas del entretenimiento fácil. Este reality show ha resultado un nido de violencias expuestas en televisión nacional.

A los mexicanos nos encanta el drama, México tiene la corona de la producción de la telenovela y con público fiel —ojalá el teatro mexicano tuviera esa misma audiencia—, y al mexicano también le encanta, desde la comodidad de su casa y su dispositivo electrónico, ver arder en llamas las vidas de otros, acordémonos de Big Brother.

La fama implica una apropiación de las masas, así como se apropia de un objeto, se apropia de un famoso.

La semana pasada se habló mucho en redes sobre la polémica que causó la trifulca de Ricardo Peralta, un influencer, primero, que afirmó que el feminismo no existe, y luego, que utilizó la lucha de la comunidad LGBTQ+ como escudo para defenderse en este reality show para avanzar y figurar entre los posibles ganadores, aunado a otros comentarios alusivos al capacitismo y la salud mental que en previas ocasiones había declarado en televisión nacional. A su entendimiento —y con errores de por medio— explicó conceptos como la orientación sexual y la expresión e identidad de género.

Lo sorprendente, sin embargo, no son sus posturas y declaraciones nefastas sobre los temas abordados, sino el peso tan grande que su público le da. La reflexión más urgente aquí no es si los comentarios de Peralta son o no acertados, que claramente no lo son, si no la necesidad de sacudir a esa audiencia enardecida que lanza insultos contra Peralta, sacudirles para dejar de prestar atención a este tipo de reality shows y engancharse con sus habitantes.

Allá afuera, lejos de la pantalla, está la realidad. Si esas audiencias se engancharan con los derechos humanos de la comunidad LGBTQ+, con la salud mental y con las discapacidades, con la misma ira con que se enardecen con La Casa de los Famosos y con alguien que evidentemente no tiene ni la menor idea de los temas de los que habla, seguramente tendríamos un panorama más favorable para estas poblaciones vulneradas.

El secreto de la casa de los famosos es obvio: a mayor drama, mayor enganche, mayor raiting, más dinero para Televisa. Como dijo Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray: “Hay algo peor a que hablen de ti, y es que no hablen de ti”.

¿A quién estamos prestando atención, a quién le prestamos nuestro tiempo, nuestros ojos y nuestros oídos?

everaceves5@gmail.com

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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y textos híbridos. Psicóloga, fotógrafa y periodista cultural. Estudió en México y Polonia. Ha colaborado en revistas y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, La Libreta de Irma, El Cultural (La Razón), Revista Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales: México Seductor (2015) y Anacronismo de la Cotidianeidad (2017). Ha trabajado en Capgemini, Amazon y actualmente en Microsoft. Esteta y transfeminista.

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