En general mucha gente viene a leer a lo largo del día, por allá hay un hermoso joven echado en el pasto debajo de un árbol, descalzo y sobre una manta blanca; en casi todas las bancas hay al menos una persona leyendo, el ambiente de este parque es muy propicio para la lectura pese al bullicio
Por Évolet Aceves
X: @EvoletAceves
Lee aquí Washington Square Park (parte I)
Nueva York- Por momentos huele a marihuana, en esta ciudad, como en muchas otras de los Estados Unidos, su uso recreativo es legal. Las ardillas no pueden faltar, desde que sale el sol las ardillas salen con él, trepan árboles, rejas, cadenas, atraviesan los pasillos juguetonas, y ya cuando oscurece y se fueron a dormir, despiertan las ratas para ir por el banquete que se encuentra cerca de los botes de basura y por debajo de las bancas.
Oh my God!! Se escucha a todo momento, No Way!!, sobre todo cuando se reencuentran, al regresar de vacaciones, las jóvenes mejores amigas de la vida —pues se conocieron durante los cuatro meses que compartieron en su primer semestre.
Hay muchas personas que usan lentes de sol, shades, como les llaman aquí, a todas horas del día, en la calle, en el metro, en el banco, en el baño, en…Y me encanta. Hay que exprimir esas gafas antes de que llegue el invierno.
Pese a su enorme y constante afluencia, este parque está sumamente limpio, todo el tiempo hay trabajadores de la limpieza vaciando cestos de basura, sin su audaz labor seguramente ni siquiera se podría caminar por sus pasillos frescos y sombreados.
Henry James nació a una cuadra de Washington Square Park, en el número 21 de la calle Washington Place; posteriormente, ya casado, volvería a vivir en la misma calle pero en el número 2. Esta zona le gustaba, incluso tiene una novela que lleva el nombre de Washington Square.
En general mucha gente viene a leer a lo largo del día, por allá hay un hermoso joven echado en el pasto debajo de un árbol, descalzo y sobre una manta blanca, a un costado su casco de bici; en casi todas las bancas hay al menos una persona leyendo, y es que el ambiente de este parque es muy propicio para la lectura pese al bullicio —un bullicio nada incómodo, al contrario.
Por las tardes, las cuidadoras sacan a pasear al parque a las personas mayores en sillas de ruedas, pero hay quienes se salen por su propia cuenta pese a las piernas debilitadas, como ayer, que he visto a un señor de alrededor de unos 80 años, con su silla de ruedas eléctrica inclinada a unos 150° —casi recostado— permanecer por al menos una hora recibiendo la luz del sol de frente, nunca había visto en alguien tantas ganas de broncearse, era como si el sol lo alimentara; yo no puedo permanecer ni dos minutos bajo los rayos del sol en esta época del año.
everaceves5@gmail.com
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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y textos híbridos. Psicóloga, fotógrafa y periodista cultural. Estudió en México y Polonia. Ha colaborado en revistas y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, La Libreta de Irma, El Cultural (La Razón), Revista Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales: México Seductor (2015) y Anacronismo de la Cotidianeidad (2017). Ha trabajado en Capgemini, Amazon y actualmente en Microsoft. Esteta y transfeminista.