Arminé Arjona me hizo pensar la ciudad, denunciar y señalar… pero lo más importante es que con sus poemas trató de rescatar las calles de la ciudad y ese es el ejemplo que más quiero abrazar
Por Hernán Ortiz
Arminé Arjona me acompañó en momentos importantes de mi vida, luego se quedó como una eterna referencia reflexiva, rebelde y en resistencia. Déjame te cuento cómo fue.
En el año 2000, el Instituto Municipal de Investigación y Planeación inició un nuevo proyecto de Planeación comunitaria participativa, el Programa era Mejoremos Nuestro Barrio. Ahí, la gente identificaría problemas y necesidades de su comunidad, luego se presentaban distintas propuestas para atenderlos, desde diseños urbanos hasta formas de organización comunitaria. La intención era que esa planeación sirviera como una base incluso para tener claridad en el cabildeo para los presupuestos participativos.
Del Programa Mejoremos nuestro Barrio, ya no encontré registro en la página del IMIP. Al parecer se desarrollaron al final 8 proyectos en distintas zonas de la ciudad, hasta el 2004. En diciembre de ese año, Héctor Murguía Lardizabal, presidente municipal, promovió la modificación del artículo 2 de la Ley Orgánica del IMIP para quitarle su autonomía y someterlo a la voluntad del alcalde, ni siquiera del Cabildo. Con ello, ya no se promovió más el proyecto.
Algún chisme, de esos que nunca sabremos si son verdad sugirió que Héctor Murguía suspendía el programa porque le parecía riesgoso que la gente se organizara. Hoy en día, sin autonomía, el IMIP se dedica a justificar los caprichos del presidente municipal en turno.
En el proyecto Mejoremos Nuestro Barrio, Rosalba Robles, Guadalupe de Anda y un servidor fuimos los encargados de adaptar y elaborar los manuales para el diagnóstico social de las zonas. Fue precisamente en el 2000 cuando Guadalupe me presentó a Arminé. En ese tiempo pasé mucho tiempo en la casa que Arminé tenía en la Calle Gregorio M. Solis esquina con Ignacio Zaragoza. Ahí planeábamos y ajustábamos estrategias para nuestro trabajo en el IMIP.
Arminé me brindó mi primera sesión de acupuntura, antes de ello eran constantes las afecciones respiratorias, con esa atención disminuyeron bastante. Suelo ser escéptico a las terapias alternativas, pero si funcionan no pienso cuestionarlas. Son un saber que ahí está.
Arminé estuvo muy cerca de mi vida cuando nació Sofía, mi hija. Después de eso, por ahí del 2002, el contacto dejó de ser tan continuo. Pero su presencia siempre fue importante y el cariño era grande. Así era Arminé, daba afecto en grandes cantidades.
La primera obra publicada que adquirí de ella fue Delincuentos, que su primera edición fue del 2005 por Al Límite Editores. A la distancia me parece que ella podía visualizar lo que se avecinaba. Con una prosa mordaz y sentido común nos advertía que la delincuencia se había vuelto algo sumamente cotidiano, parte de la vida y en ocasiones hasta una alternativa para tener mejores condiciones de vida. A la distancia me parece que no hicimos caso de lo que nos presentaba.
Su poema Sin Medida del 2008 (creo) me enseñó que la mala obra pública nos pasa factura en vidas humanas, mientras políticos y contratistas se enriquecen. Lo anexo al final del texto por si gustan leerlo.
Se distanció la frecuencia de nuestras vistas, pero cuando sucedían sus muestras de afecto eran constantes, un dibujo o mostrarme su cuaderno donde iba escribiendo poemas que luego se podían ver en las paredes de la ciudad.
Siento que ese es el aprendizaje más grande que me dejó Arminé. Claro que publicaba sus poemas, pero sus grafitis, eran para la gente, para quién camina por las calles de la ciudad. Dos o tres líneas que aun en carro se alcanzaban a leer y dejaban pensando sobre lo que pasaba en la ciudad. Sin duda tenían mayor y mejor impacto que muchos espectaculares que enturbian el paisaje y más cuando son de propaganda con caras de feas de candidatos.
Era reflexionar la calle en la calle. Arminé era crítica, sabia e informada, pero no recuerdo haberla visto sentada en mesas intersectoriales o proponiendo políticas públicas para mejorar las condiciones de la ciudad. Es lo que algunos hemos hecho en los últimos 20 años y muy poco o nada hemos avanzado. Arminé literal, tomo el territorio como su espacio de exposición reflexiva. Esa enseñanza es la que más me motiva a pensar por dónde deberíamos trabajar. No son los políticos, ni empresarios ni académicos quienes van a rescatar la ciudad. Debe ser la gente, a quienes les hablaba Arminé.
Recuerdo que una vez en algún evento en el Parque del Monumento, sacó su bote de pintura y empezó a grafitear algo. Una policía se dio cuenta y sigilosa se fue hacia ella. Otras personas nos percatamos de lo que pasaba y de manera orgánica y espontanea un par de personas se acercaron a la policía para distraerla y otro par fuimos a ayudar a Arminé para que escapara y se perdiera en la multitud. Cuando la policía reaccionó andaba buscando a algún joven sin darse cuenta de que la intervención inconclusa era obra de la mujer con muletas que estaba cerca de ella.
En grupo leí poemas de Arminé, me hizo cantar el Sicarito al ritmo del Gibarito. Me hizo pensar la ciudad, denunciar y señalar… pero lo más importante es que con sus poemas trató de rescatar las calles de la ciudad y ese es el ejemplo que más quiero abrazar.
SIN MEDIDA
Por Arminé Arjona
Caminamos por el Camino Real
mientras nos hundimos sobre
un piso irreal
Para Jazmín, Abel y Andrés
Por unos pasos más a tu derecha
por unos pesos extras nadando en el bolsillo
por unos pozos inconclusos y mal hechos
por un poco más de cemento en la colada
porque falta drenaje y sobra lluvia
por unas redes de varilla inexistentes
porque no tienen escrúpulos ni conciencia
porque ahí va la pelota lado a lado
por los cerdos que abrazan su alcancía
por un par de huérfanas mochilas
por que sobran ignorantes con poderes
por un héroe que ya hacía tanta falta
por un equipo de valientes sin equipo
por que los bien equipados dijeron “life is beautiful”
por unas manos corriendo hacia el vacío
por el héroe número dos que quedó vivo
por que el tiempo no se junte con la suerte
por la poca madre que tienen en exceso
por un mapa improvisado de repente
porque miles de excusas no tienen la respuesta
por que salte a la luz el Club de Oscuros
porque se abran las cloacas de tanto desatino
PORQUE SOBRA MUCHO AGUA Y FALTAN RESPONSABLES.