Claudia Sheinbaum cumplirá 100 días al frente de los destinos de la patria… podemos ver que hay ciertos cambios en algunas áreas de gobierno. Pero en otras, hay resistencias. En términos gramscianos “lo nuevo no acaba de nacer” aún. Veremos qué nos depara el destino
Por Hernán Ochoa Tovar
La presidenta de la República, doctora Claudia Sheinbaum, cumplirá 100 días al frente de los destinos de la patria. Al principio se hacían comparativos y surgían interrogantes acerca de si sería una prolongación artificiosa del mandato de Andrés Manuel López Obrador (en una personal del gobernar una vez que el sexenio entrara en fase de maduración. Respecto a lo anterior queda preguntarnos: el presente gobierno, el autodenominado segundo piso de la Cuarta Transformación ¿resulta una prolongación del obradorismo o sí se le ha podido imprimir un sello propio en este corto tiempo –que es muy breve para poder evaluar a carta cabal a un gobierno, huelga aclarar–? A continuación brindaré mis argumentos al respecto.
Desde mi perspectiva, se puede sentir la continuidad en determinados aspectos, pero una sana diferenciación en otros. Si comenzamos con la cuestión de la comunicación, que fue una de las materias primas del sexenio pasado, y piedra angular para la conformación del mismo, podemos decir que sí hay un cambio leve. Ejemplo de esto es que, aunque las consabidas mañaneras continuaron (ahora con la académica denominación de “mañaneras del pueblo”) las mismas poseen un cariz distinto, más cercano a una conferencia de prensa tradicional, que al ejercicio comunicacional brindado por AMLO. Esto porque, aunque los colaboradores y colaboradoras del expresidente las utilizaban para informar, López Obrador siempre ponía su cereza en el pastel con una efectiva dosis de retórica, que lo hacían brindar la nota periodística un día sí y el otro también. Lo que para otros políticos y funcionarios era una mera actividad de rutina, para AMLO era una especie de campaña permanente, la cual le permitía cimentar las bases de un nuevo régimen, así como la constitución de una hegemonía distinta a la preexistente; de ahí que el elemento polarizador fuera consustancial al desarrollo de las mismas.
Empero, la doctora Sheinbaum ha manejado un estilo poco diferente al cabo de estos tres meses y fracción. Si bien, no ha dejado de colocar algunas frases notables esgrimidas por el exmandatario, se ha abocado a informar del estado de las cosas que prevalece en la presente administración. Aunque ha habido episodios que han rememorado poderosamente la retórica obradorista (como cuando denominó junior a Claudio X. González y descalificó su actuar), en términos generales ha evitado polemizar con la prensa, y los resúmenes de la Mañanera del Pueblo más bien han versado sobre contenido que por sobre su controversia (como sí solían brindar los titulares por espacio del sexenio pasado).
Respecto a la polarización, resulta menester hacer una anotación. Si bien no ha desaparecido del todo, si se percibe un estado de mayor tranquilidad respecto al sexenio pasado, cuando la división nacional amenazó con pasar de las redes sociales a la vida real. Quizás esto se deba a que, a diferencia del sexenio pasado, hay un mayor consenso respecto al oficialismo (la oposición perdió importantes bolsones territoriales en 2024); y otra, que la retórica parece ir con más pinzas respecto a la gestión precursora. Esto porque, mientras AMLO trataba a la oposición sin filtros, y era impecable cuando brindaba sus arengas; la doctora Sheinbaum ha mantenido su ideología, pero ha tratado a sus adversarios (y adversarias) con un mayor cuidado y finura que su antecesor. Se percibe un cambio en las formas, aunque en el fondo parece galopar el mismo discurso que dio pie al edificio incipiente de la 4T (mismo que continúa en construcción, a saber de los intelectuales orgánicos).
Sin embargo, la figura de la doctora Sheinbaum como lideresa moral del movimiento, parece que no se ha terminado de definir del todo. Mientras la presidenta posee un buen control de la administración pública, y parece planificar y argumentar mejor sus acciones que el propio Andrés Manuel López Obrador (quien adelantaba la retórica a la praxis en la mayoría de las ocasiones), no se vislumbra un liderazgo equivalente en las filas del partido oficialista. Esto porque, mientras AMLO podía ser, simultáneamente, presidente de la República y líder moral del partido (el mismo respondía a las indicaciones, pues Mario Delgado era más un dirigente de oropel, a mi juicio), en el caso de la doctora no se visualiza la misma dinámica. Mientras AMLO podría cuadrar, a su alrededor, a diversos sectores y al mismísimo Congreso de la Unión, la doctora Sheinbaum ha podido hacerlo parcialmente, pues el planteamiento de su programa gubernamental da continuidad a iniciativas que ya se habían planteado en el sexenio anterior y las ha tramitado en el sexenio anterior. Empero, diversos integrantes de las cámaras y los poderes estatales, parecen responder más a AMLO que a la doctora Sheinbaum; para muestra, las coordinaciones de las cámaras, que parecen ser más un extensión del obradorismo, que emisarios velando por los intereses del claudismo. Esto se ve también en la cúpula morenista, más en sintonía con la narrativa legada por AMLO, que por la seguida por la doctora. La excepción parece ser el gabinete federal (legal y ampliado) donde, si bien hubo ratificaciones de viejos funcionarios y funcionarias, sí hay bastantes que responden directamente a la doctora Sheinbaum y forman parte del denominado círculo de confianza, vislumbrándose, así, que la narrativa evocada por el claudismo es imperante.
En suma, podemos ver que hay ciertos cambios en algunas áreas. Pero en otras, hay resistencias. Parece definirse un estilo distinto, aunque aún es pronto para definir si este se cristalizó o si tan sólo fue una llamarada de petate. En términos gramscianos “lo nuevo no acaba de nacer” aún. Veremos qué nos depara el destino.
Feliz Año 2025, estimados lectores y lectoras. Aprecio grandemente su lectura semanal. Mis parabienes y buenos deseos para esta anualidad que apenas comienza. Esperemos que nos llevemos grandes sorpresas. Al tiempo.
