Opinión

México en la tormenta: Entre la factura política y el reacomodo internacional




febrero 5, 2025

Aún es incierto el futuro inmediato de México en este escenario global tan revuelto, pero una cosa es segura: la cuenta ha llegado, y tarde o temprano, todos pagaremos el costo de lo que se hizo y de lo que se dejó de hacer

Por José Mario Sánchez Soledad

La coyuntura internacional se encuentra en un punto de ebullición. Las decisiones de ciertos líderes mundiales han desatado reacciones en cadena que afectan a diversas naciones, y México no es la excepción. En este complejo escenario, se hace evidente que la factura de las decisiones políticas no solo la pagan quienes las toman, sino también aquellos que, por acción u omisión, permitieron que ciertos problemas escalaran hasta niveles insostenibles.

Un escenario predecible

El actual conflicto entre México y Estados Unidos en torno al T-MEC, la crisis migratoria y la creciente influencia del crimen organizado no surgieron de la nada. Estos problemas llevan años gestándose y, en muchos casos, fueron ignorados o minimizados. La eliminación de organismos independientes que servían como contrapeso en México ha sido un punto crítico. Esto ha generado desconfianza en los socios comerciales y ha facilitado un ambiente de impunidad en el país.

Desde el inicio del actual gobierno, se priorizó una política de “abrazos, no balazos”, que si bien buscaba reducir la violencia a través de programas sociales, terminó por fortalecer estructuras criminales que encontraron en la falta de persecución una oportunidad para expandir su control. A la par, la permisividad en la frontera sur permitió el tránsito masivo de migrantes, desatando tensiones con Estados Unidos, que ahora busca endurecer su política migratoria con medidas drásticas.

El costo de la irresponsabilidad

Los efectos de estas decisiones ya están cobrando factura. Las presiones de Washington hacia México no solo se limitan a la cuestión comercial, sino que ahora se traducen en amenazas de intervención directa en temas de seguridad y migración. Esto plantea una pregunta clave: ¿hasta qué punto la administración mexicana ha generado el escenario perfecto para que Estados Unidos tome medidas unilaterales?

No es solo México el que enfrenta este tipo de consecuencias. Canadá, Panamá y otros países también están siendo arrastrados a esta ola de reacomodo geopolítico, donde los intereses estratégicos de las potencias definen el rumbo de las naciones más vulnerables. La OTAN, por su parte, se mantiene en una constante redefinición de alianzas, mientras que Groenlandia se encuentra en la mira de potencias que ven en su territorio un recurso estratégico.

¿Oportunidad o sumisión?

La gran pregunta es: ¿cómo debe reaccionar México ante este escenario? Hay quienes ven en la presión estadounidense una forma de oposición real a la llamada “Cuarta Transformación”, considerando que este modelo de gobierno ha causado más daño que beneficio al país. Otros creen que, pese a los errores cometidos, lo correcto sería cerrar filas como nación y enfrentar el embate externo con unidad.

En cualquier caso, el dicho popular es claro: “en aguas revueltas, ganancia de pescadores”. Y aunque parece obvio quién tiene la red más grande, la clave estará en saber quién es realmente el mejor pescador. En este momento de incertidumbre, México debe definir si se mantendrá como un actor pasivo ante la tormenta o si buscará maniobrar inteligentemente para reducir el impacto de la crisis y encontrar una salida favorable.

La deuda que viene

El precio de las malas decisiones es alto, y la factura que se avecina no será fácil de pagar. Sin embargo, como ha ocurrido en otros momentos de la historia, las crisis también pueden abrir puertas a nuevas oportunidades. La clave estará en reconocer los errores del pasado, corregir el rumbo y fortalecer las instituciones que garanticen un verdadero equilibrio de poderes.

Aún es incierto el futuro inmediato de México en este escenario global tan revuelto, pero una cosa es segura: la cuenta ha llegado, y tarde o temprano, todos pagaremos el costo de lo que se hizo y de lo que se dejó de hacer.

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José Mario Sánchez Soledad, empresario e historiador de Ciudad Juárez y consejero nacional de Coparmex.

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