El éxodo urbano en los Grandes Lagos: el declive de Detroit y Cleveland, una experiencia a evitar en México
viernes, febrero 28, 2025

Detroit y Cleveland son ejemplos vivos de cómo el declive industrial puede desmoronar ciudades enteras. La historia de estas ciudades es una advertencia sobre los riesgos de depender exclusivamente de una industria y un recordatorio de la necesidad de diversificar las economías urbanas para evitar colapsos similares en el futuro
Por José Mario Sánchez Soledad
La región de los Grandes Lagos en Estados Unidos (EE.UU.), históricamente un epicentro industrial, ha sido testigo de un colapso demográfico sin precedentes. Ciudades como Detroit y Cleveland, que alguna vez fueron símbolos del poderío manufacturero estadounidense, han experimentado un éxodo masivo debido a la pérdida de empleos en la industria automotriz, siderúrgica y manufacturera. Este declive ha dejado tras de sí un paisaje de barrios abandonados, decadencia urbana y una profunda crisis económica y social.
La era dorada y el colapso industrial
A mediados del siglo XX, la región de los Grandes Lagos prosperaba gracias a la fabricación de automóviles, acero y otros bienes industriales. Detroit, conocida como la capital del automóvil, albergaba las sedes de General Motors, Ford y Chrysler, mientras que Cleveland se destacaba por su producción siderúrgica y manufacturera. Estas industrias atrajeron a millones de trabajadores, incluidos migrantes del sur de EE.UU. y trabajadores extranjeros, consolidando a estas ciudades como potencias económicas.
Sin embargo, a partir de la década de 1970, comenzó el declive industrial. La automatización, la globalización y la deslocalización de fábricas hacia México y Asia redujeron drásticamente la demanda de mano de obra en las ciudades del “Rust Belt” o “Cinturón del Óxido”. A medida que cerraban fábricas y los despidos masivos se volvían la norma, cientos de miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en busca de nuevas oportunidades.
El impacto del declive: barrios fantasma y abandono
La pérdida de empleos tuvo consecuencias devastadoras en el tejido social y urbano de Detroit y Cleveland. El desempleo masivo y la crisis económica provocaron la migración de las clases medias y trabajadoras hacia estados con economías más dinámicas, como Texas, Florida y California. La falta de inversión y el colapso del mercado inmobiliario dejaron a su paso barrios enteros abandonados, donde casas, escuelas y negocios fueron saqueados o demolidos.
En Detroit, se estima que la población pasó de 1.8 millones de habitantes en 1950 a menos de 640 mil en la actualidad, lo que ha generado enormes áreas de la ciudad vacías y sin servicios. Algo similar ocurrió en Cleveland, que en su apogeo tenía cerca de 915 mil habitantes y hoy apenas supera los 360 mil.
El abandono de propiedades se convirtió en un problema crónico. Con menos contribuyentes, los gobiernos locales recaudaron menos impuestos, lo que llevó al colapso de los servicios públicos, el deterioro de la infraestructura y el aumento del crimen. En Detroit, por ejemplo, el colapso financiero llegó a tal punto que en 2013 la ciudad se declaró en bancarrota, la más grande en la historia de EE.UU. para una ciudad.
Paisajes posindustriales: entre la decadencia y la reinvención
El legado del abandono es visible en las vastas extensiones de lotes baldíos, casas en ruinas y edificios industriales desmoronándose. Fotografías de calles desiertas, con edificios cubiertos de grafitis y vegetación creciendo entre los escombros, se han convertido en símbolos del declive urbano en los Grandes Lagos.
Sin embargo, en los últimos años ha surgido un esfuerzo por reimaginar estas ciudades. En Detroit, iniciativas de agricultura urbana han convertido terrenos baldíos en huertos comunitarios, y algunos barrios han visto una ligera revitalización con la llegada de artistas, emprendedores y desarrolladores. Cleveland ha apostado por diversificar su economía con industrias tecnológicas y médicas, aunque la recuperación es lenta y desigual.
A pesar de estos esfuerzos, el reto sigue siendo monumental. La reconversión de terrenos industriales, la falta de inversión privada y la persistente pobreza dificultan la regeneración de estas ciudades. Mientras tanto, muchas de sus antiguas calles continúan vacías, recordando el esplendor perdido de una era en la que la región de los Grandes Lagos era el motor económico del país.
Conclusión
Detroit y Cleveland son ejemplos vivos de cómo el declive industrial puede desmoronar ciudades enteras, transformando centros de innovación y prosperidad en paisajes de abandono. Aunque existen iniciativas para recuperar estos espacios, el impacto de la desindustrialización aún persiste y el futuro de muchas de estas áreas sigue siendo incierto. La historia de estas ciudades es una advertencia sobre los riesgos de depender exclusivamente de una industria y un recordatorio de la necesidad de diversificar las economías urbanas para evitar colapsos similares en el futuro.




