La docente investigadora de la UACJ, Elsa Patricia Hernández recibe este 8 de marzo el premio Kira, un galardón que le entrega el Cabildo por impulsar cambios que benefician a las mujeres de Ciudad Juárez, con la creación de un protocolo universitario para la prevención, atención y sanación del hostigamento y acoso sexual
Por Rocío Gallegos / La Verdad Juárez
Ciudad Juárez- Como docente investigadora universitaria, Elsa Patricia Hernández Hernández ha pasado varios años en distintos frentes de lucha impulsando acciones por un territorio universitario libre de violencia para las mujeres.
Conoció el trauma del hostigamiento y acoso sexual en el espacio universitario por sus alumnas y compañeras maestras, luego junto a un grupo de colegas realizó un diagnóstico de ese fenómeno en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), que concluyó en la necesidad de tener un protocolo de actuación. Ahora las universitarias cuenta con un protocolo para la prevención, atención y sanación del hostigamento y acoso sexual.
“Empezamos por nombrar el problema, el hostigamiento y acoso sexual” dice Patricia, quien este día recibe el premio Kira, un galardón que el Cabildo de Juárez entrega cada 8 de marzo a una mujer que ha logrado generar cambios que beneficien a la ciudad.
“Este premio yo lo recibo, pero el reconocimiento es para un trabajo colectivo, porque detrás de las aportaciones que se han concretado hay un grupo de docentes y alumnas universitarias”, comenta Hernández, coordinadora de la maestría de estudios de género de la UACJ.
Patricia, quien en unos días cumple 60 años, se describe como una mujer que se ha ido construyendo en el tiempo. “No estamos en una situación acabada, sino que nos hemos ido haciendo”.
Detrás de su trabajo está su mirada como periodista, una actividad que ejerció hasta incorporarse a la docencia universitaria. Pero en su inspiración están las mujeres del poniente de Ciudad Juárez, quienes trabajan por su comunidad en organizaciones de la sociedad civil, y las estudiantes universitarias. A ellas Patricia les dedica el premio Kira.
Dice que desde esos dos territorios entendió lo que era ser una mujer fronteriza juarense y la pluridiversidad. Son mujeres que han vivido desde la lucha, del trabajo, del deseo de subsistir, de alimentar, de hacer una ciudad mejor.
Patricia nació en Santa Bárbara, una población minera al sur de Chihuahua, pero desde hace casi 40 años reside en Ciudad Juárez. Llegó a la ciudad en una época convulsa por las desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, a una ciudad de protestas, de manifestaciones en demanda de justicia.
Esa época, dice, la vivió como periodista, recorriendo la ciudad. Esa mirada como reportera la ayudó a darle sentido a las luchas de las mujeres, a buscar respuestas al fenómeno de violencia y sentó las bases de labor como investigadora social, universitaria.
“Creo que desde ese momento es cuando hay una comprensión de la necesidad de decir las cosas, de nombrarlas, de decir lo que está pasando, como lo hicieron algunas en ese momento, como Esther Chávez Cano”, menciona.
Con esa mirada llega al territorio universitario.
Entonces la reflexión era si en la universidad era un lugar seguro, sobre todo en medio de la violencia desatada en la ciudad.
Comenta que en las respuestas a las preguntas planteadas durante la reflexión conocieron historias de situaciones incómodas y de agresiones, luego denuncias, algunas de las cuales trascendieron los pasillos de las aulas universitarias.
“Entonces dijimos: bueno, es que tenemos que reconocer lo que está pasando, tenemos que nombralo”, dice. Habla de 2016, cuando el grupo de docentes que reflexionaban de este fenómeno de violencia contra las mujeres en las universidades consideron que era importante recuperar las historias de las estudiantes y decir lo que estaba pasando.
“Esa investigación tenía que ver con el contexto juarense”, señala, “queríamos reflexionar desde aquí (la universidad) y mostrar cómo la universidad puede contribuir a erradicar la violencia contra las mujeres, esa fue la intención”.
“Así fue como empezamos, creo que eso es lo que se reconoce, es un trabajo que tuvo incidencias con políticas públicas muy particulares, como fue la generación de un protocolo para la atención, prevención y sanción del hostigamiento y del acoso sexual en territorio universitario”, agregó.
Con este protocolo, explica, también se invita a otras instituciones, no solo educativas, como por ejemplo municipios y los gobiernos de los estados, a reconocer lo que ocurre en sus espacios.
Aunque el trabajo realizado ha transcendido los muros universitarios, Patricia dice que está consiente que no ofrece soluciones para todas las violencias que enfrentan las mujeres, pero muestra un camino para repensar un mejor futuro para todas.
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