Opinión

La política feminista de Maru Campos: Alejarse, encerrarse y reprimir




marzo 13, 2025

El gobierno panista de María Eugenia Campos se ha encargado de construir una política alejada de las luchas feministas, una política del encierro, que muestra su falta de capacidad y voluntad política, que acude a la represión y la violencia

Por Leonardo Meza Jara

Los días 8 de marzo, el feminismo es una piedra en el zapato que paraliza al gobierno de María Eugenia Campos. Los filos del movimiento feminista se clavan sobre los pies delicados del panismo, que usa zapatillas y medias de seda comprados en tiendas exclusivas. El poder del estado se detiene, queda rebasado por una marea de color verde, que se torna morada y desemboca en la intensidad del bloque negro.

En los últimos años, el movimiento de las mujeres ha crecido de forma extraordinaria. El feminismo es la vanguardia más visible en las luchas de la izquierda latinoamericana. Hay una ruidosa Revolución Feminista, cuyo ímpetu se escribe con mayúsculas a inicios del siglo XXI. La potencia ideológica y política de la lucha feminista es un contrapoder informal, no institucionalizado, que pone en jaque al poder formal e institucionalizado del estado.

Cada 8 de marzo, la potencia política del contrapoder feminista descoloca al poder del estado, que muestra sus inconsistencias, sus equivocaciones y su falta de voluntad política. La acción gubernamental se detiene, el territorio político y mediático es ocupado completamente por la lucha feminista. Cada 8 de marzo, el poder del estado empequeñece y muestra una estatura enana. De forma paralela, el contrapoder del movimiento feminista se agranda, en razón de sus fundamentos éticos incuestionables y sus luchas políticas inquebrantables.

Aquí es necesario preguntarse: ¿El gobierno de María Eugenia Campos sabe qué hacer ante el movimiento feminista? ¿El gobierno panista en Chihuahua ha mostrado alguna voluntad para resolver las demandas de la agenda feminista? ¿Qué políticas ha establecido este gobierno en torno a las movilizaciones del 8 de marzo?  Las políticas del gobierno de María Eugenia Campos para atender las demandas feministas, se condensan en torno a la coyuntura del 8 de marzo. Lo que sucede alrededor de ese día en Chihuahua, es una síntesis de la incapacidad y la falta de voluntad de un gobierno que ejerce tres tipos de acciones: alejarse, encerrarse y reprimir. 

En la coyuntura del 8 de marzo pasado, la gobernadora reafirmó su política de alejamiento de las luchas feministas. En esa fecha, María Eugenia Campos decidió practicarse una cirugía. Esta postura marca un distanciamiento del feminismo (“Internan a Maru Campos por cirugía programada”, El Heraldo de Chihuahua”, 8 de marzo de 2025). El gobierno del estado no ha dejado en claro, en qué consistió la operación que le realizaron a la gobernadora. Tampoco se han aclarado las razones por las cuales la cirugía se realizó en esa fecha, y no en otra.

Campos Galván tomó la decisión personal de someterse a un tratamiento médico, en la misma fecha en que miles de mujeres tomaron la decisión colectiva de marchar en defensa de sus derechos. La decisión de la panista para operarse el 8 de marzo es personal, la decisión de las mujeres que se movilizaron ese mismo día es colectiva. Una de las premisas políticas del feminismo plantea que: Lo personal es político, es decir, colectivo.

La decisión tomada por Campos Galván, es una forma de colocar los intereses personales de una gobernadora, por sobre los intereses colectivos de las luchas feministas.  ¿La gobernadora pudo tomar la decisión de someterse a cirugía, en una fecha diferente al 8 de marzo? ¿Por qué razones, Campos Galván se realizó una cirugía exactamente ese día?

Una segunda medida del gobierno panista hacia el movimiento feminista, es la política del encierro. El poder ejecutivo que tiene como sede al Palacio Gobierno en la ciudad de Chihuahua, se encerró detrás de vallas metálicas por segunda ocasión. Los muros de metal instalados en el centro de la ciudad de Chihuahua, son un mecanismo de alejamiento entre los personajes que ejercen el poder y las mujeres que luchan en las calles. En términos simbólicos, el hecho de amurallar el Palacio de Gobierno es una estrategia de guerra, que abandona la diplomacia y opta por la violencia.

Mediante una estrategia de guerra, el gobierno de María Eugenia Campos se apropió del espacio público de la Cruz de Clavos, en la plaza Hidalgo.

La Cruz de Clavos tiene un significado simbólico para las luchas feministas y las luchas de las madres buscadoras en Chihuahua. La colocación de las vallas metálicas alrededor de la plaza Hidalgo, es un mecanismo de despojo, que impidió el acceso a la Cruz de Clavos y se apropió del espacio público mediante una decisión arbitraria del poder gubernamental.

¿Por qué razones, se despojó al movimiento feminista y al movimiento de las madres buscadoras, del espacio simbólico de la Cruz de Clavos? ¿El gobierno del estado pudo tomar una decisión que permitiera el acceso a la Cruz de Clavos, y evitar el despojo de este símbolo feminista en Chihuahua?

Una tercera medida política del gobierno de María Eugenia Campos hacia el movimiento de las mujeres, es la represión. La violencia simbólica que reside en el hecho de amurallar el Palacio de Gobierno y la Cruz de Clavos, se convirtió en violencia física y abuso del poder policial. La detención arbitraria de tres feministas durante la marcha del pasado 8 de marzo, muestra el rostro de un gobierno represor (“Denuncian violencia y detención ilegal de tres feministas en Chihuahua”, La Jornada 10 de marzo de 2025).  

El gobierno panista de María Eugenia Campos se ha encargado de construir una política alejada de las luchas feministas, una política del encierro, que muestra su falta de capacidad y voluntad política, que acude a la represión y la violencia.

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