Opinión

¿Quién cancela a quién? Feminismo institucional, memoria y exclusión en la frontera




marzo 26, 2025

La cancelación de Marcela Lagarde en Ciudad Juárez y las experiencias personales de ciberacoso y silenciamiento reflejan una crisis en el feminismo contemporáneo. Podemos recordar y honrar las luchas y aportes de quienes nos precedieron, reconociendo que, aunque imperfectas, sus contribuciones son fundamentales para nuestro caminar

Por Hilda Sotelo*

Gloria Anzaldúa se negó a justificar sus heridas: “I will not glorify those aspects of my culture which have injured me…”. “No glorificaré aquellos aspectos de mi cultura que me han herido y que lo han hecho en nombre de los valores tradicionales”.

La cancelación de Marcela Lagarde en Ciudad Juárez por parte del Instituto Municipal de las Mujeres

A principios de marzo de 2025, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) de Ciudad Juárez anunció la participación de la reconocida antropóloga y feminista Marcela Lagarde en un evento conmemorativo. Sin embargo, tras presiones en redes sociales y acusaciones sobre supuesta transfobia y posturas excluyentes, el IMM decidió cancelar su intervención. Este acto, más que un simple ajuste en la agenda, revela tensiones profundas sobre el rumbo del feminismo, los pactos ideológicos y la relación entre la memoria histórica y la cultura de la cancelación.

Omitir a una figura clave del feminismo latinoamericano en una ciudad marcada por la violencia feminicida es mal agradecimiento e ingratitud hacia las mujeres escritoras mexicanas que nos otorgaron palabras y la posibilidad de otra forma de ser humana. Esto plantea interrogantes complejas: ¿Es este un acto de justicia interseccional o una muestra de desmemoria y vigilancia punitiva disfrazada de corrección política? Este artículo sostiene que la cancelación de Lagarde no es un gesto emancipador, sino una operación simbólica que refuerza el pacto patriarcal desde nuevas formas de poder ideológico e institucional.

Contextualización: Marcela Lagarde y su legado

Marcela Lagarde es una de las voces más influyentes del feminismo en México y América Latina. Introdujo el concepto de “feminicidio” como categoría jurídica y política, logrando su tipificación en el código penal mexicano. Su trabajo ha estado profundamente vinculado con la construcción de autonomías, los derechos humanos de las mujeres y la articulación del feminismo con el Estado. Como toda figura pionera, ha sido sujeta de polémica. En tiempos recientes, ha enfrentado críticas desde sectores jóvenes y transfeministas que la acusan de no reconocer identidades múltiples y de sostener una visión biologicista de la mujer.

Cancelar a Lagarde implica también extirpar una genealogía. La memoria de las mujeres que pensaron desde sus cuerpas, territorios, contradicciones y alianzas incompletas está siendo borrada en nombre de una pureza discursiva que, paradójicamente, se presenta como inclusiva.

Feminismo institucional y sus contradicciones

El IMM de Ciudad Juárez, como otras instituciones públicas surgidas de luchas feministas, enfrenta hoy un dilema: representar un movimiento históricamente crítico dentro de una estructura estatal que opera según lógicas de gobernanza, corrección política y vigilancia ideológica. La cancelación de Lagarde parece responder menos a una escucha activa de demandas ciudadanas y más a una reacción performativa ante términos que se han vaciado de contexto: “terf”, “discurso de odio”, “exclusión”, “feminista blanca” “académica europeísta”.

En este contexto, las instituciones feministas corren el riesgo de convertirse en espacios que reproducen dinámicas colonialistas disfrazadas de inclusión, en lugar de configurarse como ámbitos auténticos de escucha, recuperación de memoria histórica y diálogo crítico plural.

La reciente decisión cancelatoria por parte del Instituto Municipal de las Mujeres (IMM), justificada en nombre de una pretendida protección a las personas asistentes, revela cómo la adopción acrítica de discursos externos puede fomentar prácticas autoritarias y ajenas a los principios inclusivos y comunitarios que deberían guiar su actuación. Tal proceder limita la posibilidad de confrontar colectivamente los temores impuestos desde afuera y coarta la oportunidad de definirnos desde nuestras propias realidades y experiencias diversas. Como alertaba Audre Lorde: “Si no me defino por mí misma, sería aplastada por las fantasías que otros tienen de mí y devorada viva”. Podemos rescatar esta autonomía discursiva para resistir las imposiciones epistemológicas provenientes del eurocentrismo. Hoy, figuras como Lagarde son definidas no por sus palabras, sino por las proyecciones de quienes han hecho del linchamiento simbólico su forma de activismo.

Discursos vacíos y palabras sin tiempo: la violencia digital y la cancelación en el feminismo actual

Durante la pandemia de COVID-19, muchas mujeres enfrentaron un aumento alarmante de violencia digital. En México, se registró un incremento del 70 por ciento en casos de ciberacoso hacia mujeres, afectando a aproximadamente 9.4 millones de ellas, especialmente a jóvenes entre 20 y 29 años.

Personalmente, fui víctima, y ahora sobreviviente de ciberacoso durante este período.  Al intentar comprender las acusaciones en mi contra, me sumergí en los discursos de quienes me señalaban. Esta introspección, lejos de ofrecer claridad, profundizó mi dolor y me llevó a años de terapia e introspección pero también despertó en mí el cuidado de mi humanidad, palabras y relaciones. La cancelación de eventos y la revictimización que experimenté reflejan una tendencia preocupante en ciertos sectores del feminismo actual: la adopción de discursos huecos que, bajo la apariencia de justicia, perpetúan dinámicas de exclusión.

La reciente decisión cancelatoria por parte del Instituto Municipal de las Mujeres (IMM), justificada en nombre de una pretendida protección a las personas asistentes, revela cómo la adopción acrítica de discursos externos puede fomentar prácticas autoritarias y ajenas a los principios comunitarios que deberían guiar su actuación.

La desaparición simbólica, evidenciada mediante la anulación y el ostracismo digital, se acerca peligrosamente a la desaparición física que las mujeres hemos enfrentado históricamente. Ambas violencias buscan eliminar la existencia y aportaciones de quienes proponemos estructuras alternativas de pensamiento.

Desde que las mujeres en Ciudad Juárez comenzamos a organizar espacios propios para dialogar, escribir y crear, hemos enfrentado diversas formas de violencia por el solo acto de reunirnos y expresarnos libremente. Optamos por espacios exclusivos de mujeres no porque consideremos que todos los hombres sean violentos o agresores, sino porque, en nuestro contexto particular, la necesidad de cuidado mutuo escucha y atención entre mujeres era imperiosa. Reconocemos que ambos géneros somos sobrevivientes de roles impuestos por el patriarcado, pero entendemos también que los privilegios, la violencia y la burla se concentran especialmente en los hombres de masculinidades frágiles. Este término, “masculinidad frágil”, acuñado por mis propios estudiantes varones, alude a quienes carecen de alfabetización emocional.

Cuestionemos, entonces: ¿a quién beneficia este silenciamiento? La autocensura, producto del temor a ataques digitales, amenaza con internalizar definiciones impuestas desde el exterior, alejándonos peligrosamente de nuestra verdad y poder interior.  

Pactos: lesbofobia, poder y discurso

Solo hay que dar seguimiento en las redes sociales a quienes retuercen el discurso. Las lesbofóbicas se cobijan tras los muros, las miradas y el ropaje carnal de las masculinidades frágiles, para pronunciarse, opinar, movilizarse y hasta “tumbar” lo que no comprenden. Es tanto el temor de explicarse el mundo a través de sí mismas y de reconocer otros caminos, que prefieren custodiar al bufón y venerarlos en todas sus envolturas. Canalizan su polaridad repitiendo palabras que ya se vaciaron de sentido, sin siquiera conocer el tiempo, ni los textos, ni a las autoras a quienes acusan con tanta vehemencia. Así, acompañadas de quienes nos han saqueado, explotado y hasta prohibido tener espacios propios de mujeres, dan rienda suelta a su rabia y a un descuido profundo —propio y hacia sus semejantes. Con esa actitud, aseguran la continuidad del pacto y la vigilancia patriarcal.

Kosmic Feminism: Revolución de la conciencia y trascendencia de los binarios

En el actual panorama de silenciamiento y exclusión dentro del feminismo, podemos replantear nuestras prácticas y discursos. Es en este contexto donde propongo el Kosmic Feminism, una corriente que fusiona la sabiduría ancestral de culturas indígenas como la náhuatl y la ralámuli con las siete etapas del conocimiento heredadas de pensadoras fronterizas como Gloria Anzaldúa. Esta perspectiva busca revolucionar la conciencia y trascender los sistemas binarios, sin antes dejar de observar y criticar, de manera terrenal y desde las entramas del corazón, las opresiones y violencias que nos atraviesan a todas y todos.​

Sin embargo, incluso esta propuesta ha enfrentado interrupciones y apropiaciones. Desde la auto publicación en 2011 de Mujeres cósmicas, obra de escritura orgánica y experimental que marcó mi despertar literario tras la muerte de mi padre, dos abortos y un intento de feminicidio por parte de mi expareja, este libro actuó como un poderoso conjuro personal que me permitió transmutar las heridas causadas por las ilusiones tejidas en la pesadilla patriarcal.

Las reacciones lesbofóbicas iniciales me empujaron a refugiarme en mi propia timidez, causando la pérdida de años valiosos para su difusión. En aquellos momentos desconocía el camino que recorrería mi creación, aunque fui consciente de las voces ajenas intentando imponer definiciones externas. Afortunadamente, Mujeres cósmicas permaneció al margen de la crítica literaria convencional y del mundo patriarcal literario, destino que comprendí plenamente al profundizar en esta propuesta durante mi charla TED sobre feminismo cósmico.

Con el tiempo, el libro se transformó en compañero inseparable y fuente de reflexión sobre pedagogías críticas frente a las violencias del aprendizaje de la lectura y la escritura. Hoy, constituye la base del Kosmic Feminism, radicalmente alejado de intentos comerciales, o aspiraciones universalistas, está sustentado en años de experiencias tanto íntimas como comunitarias  y fronterizas con la palabra, el cuerpo, y las realidades geográficas y emocionales.

Mi propuesta surge profundamente desde mi experiencia personal; es política y creativa. La concibo como una forma de relevo, donde no pretendo imponer mi voz, reclamar la razón absoluta, ni monopolizar el micrófono como lo harían las mentes competitivas. Mi intención original al escribir este libro permanece intacta: exorcizarme en la palabra. Fue mi grito desesperado al habitar el territorio feminicida; fue el llanto oculto en la risa de la mujer a la que se le ha arrebatado la posibilidad de dar vida y permanecer con vida. Fueron mis manos aferrándose a la escritura como único medio posible para volver a soñar.

Considero imposible proponer un feminismo cósmico desde la comodidad de un escritorio o desde detrás de una computadora, simplemente asumiendo, digiriendo o alimentando acríticamente la inteligencia artificial, la cual amenaza con colonizar nuestra mente y nuestro pensamiento. Para mí, es indispensable practicar una flexibilidad genuina: estar dispuesta a escuchar, abrir el corazón, abrazar la lectura crítica y profunda de la palabra y del mundo, y aceptar la integración necesaria de lo opuesto y lo diferente. Desde mi perspectiva, el feminismo cósmico es movimiento y diálogo, se fortalece y crece mediante la interacción y el intercambio constante. Es una práctica viva, presente, en constante transformación.

Memoria, pensamiento y futuro

La cancelación de Marcela Lagarde en Ciudad Juárez y las experiencias personales de ciberacoso y silenciamiento reflejan una crisis en el feminismo contemporáneo. Podemos recordar y honrar las luchas y aportes de quienes nos precedieron, reconociendo que, aunque imperfectas, sus contribuciones son fundamentales para nuestro caminar.

Hay que cuestionar las prácticas que nos dividen y debilitan, y en su lugar, fomentar espacios de encuentro donde las diferencias se conviertan en oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Solo así podremos construir un feminismo verdaderamente transformador, capaz de enfrentar los desafíos del presente sin perder de vista la riqueza de nuestro pasado y la esperanza de un futuro, sin perder de vista las constelaciones, la tierra, y el momento presente donde se encuentra el espacio de la ternura radical, la lectura de sincronismos y la sensación de la conexión con nuestra alma y espíritu.

***

*Hilda Sotelo es doctora en pedagogía y cultura. Académica y escritora especializada en pedagogía critica y fundamentos socioculturales (teoría feminista y estudios de género), con un enfoque en el análisis de la violencia en prácticas pedagógicas y el feminicidio en la frontera entre Estados Unidos y México. Es autor/a del libro Mujeres Cósmicas, donde articula su teoría de Kosmic Feminism, una praxis decolonial que integra la escritura crítica orgánica como herramienta para denunciar sistemas opresivos y transformar realidades. Su trabajo ha sido presentado en diversas plataformas académicas y culturales, con un enfoque en la justicia social y la resistencia creativa.

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