Opinión

Feminismo en disputa: exclusión, memoria y el derecho a la crítica




marzo 28, 2025

El feminismo no puede permitirse ser un espacio de dogmas inamovibles. Las intelectuales, por influyentes que sean, no están exentas de crítica. Es necesario cuestionar las estructuras que perpetúan la exclusión y asegurarnos de que las gestiones feministas no solo beneficien a las mujeres heterosexuales cisgénero, sino que incluyan a todas aquellas que han sido marginadas por el patriarcado capitalista

Por Selfa A. Chew*

La reciente controversia en torno a la cancelación de Marcela Lagarde en Ciudad Juárez revela una problemática mayor dentro del feminismo contemporáneo: la exaltación de figuras intelectuales privilegiadas a expensas de las luchas colectivas de mujeres y miembros de la comunidad LGTBQ+. Este breve texto busca cuestionar la narrativa que presenta a Lagarde como una víctima de la “cultura de la cancelación”, sin reconocer las voces críticas que han señalado la exclusión y deshumanización que su discurso perpetuo.

Es innegable que Lagarde ha realizado contribuciones significativas al feminismo latinoamericano, en especial en la tipificación del feminicidio. Sin embargo, su figura no puede ser intocable. El feminismo no es la obra de una sola persona, sino el resultado de incontables generaciones de mujeres y activistas que han desafiado al patriarcado en la teoría y en la práctica. No se trata de negar su legado, sino de ponerlo en diálogo con las críticas que buscan una mayor inclusión y reconocimiento de las realidades trans.

La acusación de que quienes critican a Lagarde refuerzan el “pacto patriarcal” es una inversión peligrosa de los hechos. No se puede ignorar la vulnerabilidad de quienes han denunciado la exclusión sistemática de las mujeres trans en su discurso. Como ha enfatizado Angela Davis, “las transmujeres son mujeres” y punto. Defender esta postura no es un acto de “linchamiento simbólico”, sino una afirmación básica de derechos humanos.

La violencia contra las personas transgénero y transexuales en la región fronteriza entre México y Estados Unidos es alarmante y refleja una crisis de derechos humanos que requiere atención inmediata. Entre 2008 y 2023, se registraron 701 asesinatos de personas trans en México, según datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio de la Fundación Arcoiris. Solo en 2023, se documentaron 89 casos de crímenes de odio contra integrantes de la comunidad LGBT+. Mientras tanto, en Estados Unidos, la comunidad trans enfrenta un panorama legislativo cada vez más restrictivo. Desde 2020, estados con alta población hispana como California, Texas, Florida y Arizona han aprobado 18 leyes que reducen los derechos de las personas trans. En 2024, ya se han propuesto al menos 13 iniciativas similares. Estas legislaciones incluyen restricciones en el acceso a servicios de salud, participación en deportes y uso de baños públicos, lo que limita significativamente los derechos y la visibilidad de las personas trans. Además, el discurso político en contra de la comunidad trans se ha intensificado, con figuras conservadoras del Partido Republicano enfocando sus ataques en personas trans e inmigrantes indocumentados.

El feminismo no puede permitirse ser un espacio de dogmas inamovibles. Las intelectuales, por influyentes que sean, no están exentas de crítica. Es necesario cuestionar las estructuras que perpetúan la exclusión y asegurarnos de que las gestiones feministas no solo beneficien a las mujeres heterosexuales cisgénero, sino que incluyan a todas aquellas que han sido marginadas por el patriarcado capitalista.

La oposición a que se utilizaran recursos del pueblo que son tan necesarios en proyectos de apoyo a las mujeres para presentar a Lagarde en Ciudad Juárez no es un atentado contra la memoria histórica, sino una muestra de que el feminismo está en constante transformación. La memoria de las mujeres que han luchado por un mundo más justo debe incluir a todas, sin excepciones. Es un acto de justicia interseccional, no de desmemoria.

Colocar a Lagarde en un pedestal cancela el trabajo intelectual, poner el cuerpo en las luchas feministas, de millones de otras mujeres que no son catedráticas ni reciben compensación en prestigio o monetaria por externar su propia articulación de sus experiencias. Presumirla impermeable a la crítica va en contra de un feminismo interseccional. A fin de defender su presentación en Ciudad Juárez, se han generado comparaciones entre el valor de su persona y el de quienes la critican, entre su mérito y el de las transmujeres a quienes prácticamente se les acusa de perpetuar el patriarcado al tomar su lugar en el movimiento feminista. Pero así son las luchas, y hoy quienes se ciegan sabrán en el futuro que estuvieron equivocados al excluir a las personas transexuales, al apoyar agendas heterosexualistas. Y sí, definitivamente Lagarde es una persona que tiene mayor valor en una sociedad capitalista, racista: su clase social, su condición de académica, su fenotipo, le ha permitido continuar inmaculada, rodeada de bardas que hoy se han pintado de consignas y graffiti invitando a una verdadera transformación del pensamiento feminista.

No se trata de excluir a las transmujeres para crear “espacios seguros.” Tampoco de excluir a las mujeres intelectuales, clase media alta, blancas. Sabemos que la seguridad no existe realmente en ninguna parte hoy en día para las mujeres. Aunque tratemos de construir esos lugares ideales, no va a suceder sin ellas. No mientras existan sororidades a costa de otras mujeres, transexuales o no, a costa de ignorar la verdadera vulnerabilidad, la verdadera cancelación de las vidas de las transmujeres, la tortura a la que son sometidas diariamente en cualquier contexto, especialmente cuando su transexualidad se combina con carencias económicas. No hay tal violencia en cambio en las críticas al discurso de Lagarde.

Lagarde no va a desaparecer de los textos, ni su posición privilegiada se ve comprometida con estas protestas que emergen desde uno de los epicentros de la violencia patriarcal.

Su trayectoria ya es un texto permanente, uno que se supera día a día en todos los frentes.

***

* Selfa A. Chew. Catedrática en la Universidad de Texas en El Paso. Habiendo recibido dos doctorados, uno en Historia de la Frontera y otro en Contextos Socioculturales de la Educación, actualmente es decana asociada en el Colegio de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades de UTEP.

lo más leído

To Top
Translate »