Una monja que se desempeña como directora del colegio fundado por el padre Aristeo, un acólito y una voluntaria que coordinaba la misas en su parroquia testificaron ante el Tribunal en el décimo día del juicio contra el párroco acusado de violación y abuso sexual de una niña
Blanca Elizabeth Carmona/La Verdad
En el décimo día del juicio oral que se instruye al sacerdote Aristeo Trinidad Baca, su defensa presentó al Tribunal de Enjuiciamiento a tres testigos que contradicen la acusación que pesa contra el clérigo por presuntamente haber cometido los delitos de violación y abuso sexual en perjuicio de una niña de su feligresía.
Una monja, un acólito y una voluntaria que coordinaba la celebración de misas en la parroquia del padre Aristeo, Santa María de la Montaña, fueron llamados al estrado como testigos de descargo. Todos afirmaron que el 28 de enero del 2018 estuvieron acompañando a Aristeo a la hora y en el lugar donde presuntamente se cometió uno de los tres delitos que son motivo del juicio.
La primera en declarar fue la religiosa María Elvira Vega Porras, quien al responder al interrogatorio de uno de los defensores del acusado dijo que conoce a Aristeo desde el 2008, y precisó que ese 28 de enero llegó a la casa parroquial de la calle General Lorenzo Ávalos las 7 de la mañana, para participar en un convivio por la celebración de Santo Tomás de Aquino y a invitación del párroco, que fue arrestado el 9 de febrero de 2019.
Vega también expresó que cuando arribó a la reunión ahí se encontraban el exseminarista Édgar Iván Flaco Márquez y la sacristán Bertha Alicia Ibarra Villagrana, luego llegaron una persona a quien identificó como Manuel, así como la víctima y el padre de ésta.
La monja –quien también es directora del colegio Santa María y de la casa-hogar, ambas instituciones forman parte del complejo social impulsado por Aristeo– dijo que ese día de 7 a 7:50 de la mañana de ese día estuvieron ella, Aristeo y las otras personas departiendo en un desayuno y diez minutos antes de las 8 observó que Édgar, el sacerdote y la víctima fueron a la sacristía a revestirse, y en la sacristía estaban otros dos hombres que Manuel previamente había buscado para que participaran en la eucaristía.
María Elvira indicó a los jueces haber observado que las cinco personas antes mencionadas salieron de la sacristía en procesión hacía la iglesia, para el inició de la misa de 8 la mañana y ella camino atrás de ellos. Además, expuso que la víctima en ningún momento se quedó a solas con Aristeo pues, aseguró, en todo momento siguió al papá y el religioso ahora sometido al juicio oral nunca estuvo solo de 7 a 8 de la mañana.
En la acusación presentada por la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas de Delito por Razones de Género (FEM) se establece que Aristeo cometió una violación a finales de diciembre del 2015, en el interior de la casa parroquial; un abuso sexual en septiembre de 2016 en el mismo sitio y una segunda violación presuntamente el 28 de enero del 2018 también en la casa sacerdotal.
En la declaración que la víctima realizó el pasado 25 de enero ante el Tribunal dijo que fue agredida sexualmente cada domingo durante tres años, antes de las misas, por el sacerdote Aristeo.
La religiosa María Elvira también dijo a los jueces que la casa parroquial, la sacristía y la iglesia están edificadas una junto a la otra y conectadas por puertas que siempre “están abiertas”.
Antes de terminar el interrogatorio de la defensa, la monja expuso que el 9 de febrero del 2019 Aristeo le llamó para decirle que había sido detenido y lo iban a llevar al Cereso. Por lo que ella decidió dar aviso al vicario General de la Diócesis de Ciudad Juárez José René Blanco Vega.
En su turno la agente del Ministerio Público, Iveth Consuelo Arredondo Serna, le cuestionó a la monja la información que aportó Sergio Rivera Escobedo, agente investigador, a los jueces al comparecer el pasado 28 de enero.
En ese entonces el agente ministerial indicó haber escuchado una llamada que Aristeo hizo a María Elvira en la que se mencionaba que el obispo de Juárez José Guadalupe Torres Campos estaba enterado de los abusos sexuales. Este 9 de febrero, la testigo negó los datos aportados por el agente.
“Marco yo el número y escucho la voz de una mujer que dice “bueno”. Se lo paso, él (Aristeo) agarra el teléfono y dice: “madre Elvira hace unos años hice algo que yo pensé nunca no iba a pasar a mayor. Háblele al obispo, él ya está enterado”, declaró Rivera Escobedo ante los jueces.
La fiscal también le preguntó a la religiosa María Elvira si ella era una persona subordinada a Aristeo porque él sigue dirigiendo el colegio, ella respondió que sí.
También al contestar a la fiscal, la testigo dijo que después de la denuncia penal que se interpuso contra Aristeo ella les preguntó a los niños de la casa-hogar si había sucedido algo, pero no permitió que agentes ministeriales los interrogaran.
Reveló que ella ha participado en manifestaciones a favor del clérigo y lo visitó en múltiples ocasiones en el domicilio donde cumple con la prisión domiciliaria, además de participar en misas celebradas por Aristeo en ese sitio y en fechas en que la Iglesia había anunciado que el párroco estaba suspendido del derecho de ejercer el ministerio pastoral, es decir no debería oficiar misa ni dar los sacramentos.
El exseminarista Édgar Iván Flaco Márquez, también rindió declaración este 9 de febrero. Explicó que conoce al sacerdote desde hace 25 años pues éste llegó a la parroquia Santa María de la Montaña cuando él tenía tres años; el testigo dijo que él sirvió como monaguillo en ese templo cuando tenía de 8 a 10 años luego –hasta los 14 años- estuvo en el coro y a partir de esa edad ingresó al seminario para prepararse como sacerdote, pero a los 22 años dejó esa misión, volvió como servidor a la iglesia y en septiembre del 2014 empezó a vivir en la casa parroquial de Aristeo.
Sobre el 28 de enero del 2018 Flaco Márquez dijo lo mismo que la monja María Elvira. Además, refirió que el 2 de diciembre del 2018 él celebró la palabra porque se había realizado una magna peregrinación guadalupana y Aristeo Trinidad había regresado muy cansado y decidió irse a descansar a la casa de sus papás en la calle Vicente Guerrero aunado –afirmó –a que la víctima y la mamá de la niña tampoco acudieron a ese servicio religioso.
Ese dato se contrapone con la declaración de la víctima y de los padres de la niña, pues ellos señalaron ante el Tribunal de Enjuiciamiento que el 2 de diciembre del 2018 al terminar la eucaristía de las 6 de la tarde se habían enterado que el párroco había estado agrediendo de forma sexual a la niña.
La mamá de la víctima especificó haber visto que su hija no respondía a un saludo que el párroco hizo al finalizar el servicio religioso y por ello le preguntó si él le había hecho algo, a los que la víctima respondió que sí y después narró actos sexuales.
El exseminarista Flaco Márquez dijo que otra de sus actividades en la parroquia era ayudar a elaborar los informes de economía que se enviaban a la Diócesis de Ciudad Juárez de forma mensual para luego explicar que cuando los padres de la víctima dejaron de ser tesoreros de la parroquia Santa María de la Montaña aumentó el dinero que se recaudaba. El incremento, aseguró, cambió de 130 mil a 500 mil pesos cada mes.
Al ser cuestionado por la fiscal, el ex acólito Flaco dijo que los laicos ven a los sacerdotes como los representantes de Cristo en la tierra, los respetan y confían en ellos. Además, aceptó que él no dormía todos los días en la casa parroquial y aseguró no haber visto una pinta que alguien hizo en 2017 en la parroquia en la que se leía la palabra “pederasta”.
Dado que ese testigo había dicho que fue monaguillo, la representante social le preguntó si había conocido a una mujer que también sirvió en esa tarea y quien la semana pasada en este juicio oral afirmó haber sido objeto de un abuso sexual por parte de Aristeo Trinidad. Flaco respondió que no la conoció.
La coordinadora de las misas, Bertha Alicia Ibarra Villagrana, también declaró. Coincidió con los otros testigos en cuanto al 28 de enero y el 2 de diciembre del 2018. Además, sostuvo que la victima nunca se quedó a solas con el sacerdote y reconoció haberse enterado que se hizo una pinta en la parroquia en el 2017 pero negó conocer el contenido de ese mensaje.
Hasta este 9 de febrero, décimo día del juicio oral, los abogados defensores del presbítero han presentado cuatro testigos, así como la declaración de Aristeo quien afirmó que es inocente. Mientras que el Ministerio Público ya desahogó 14 testimonios y la asesora jurídica de la víctima a uno, el vicario General de la Diócesis de Juárez José René Blanco Vega.
Para este 11 de febrero los padres y la hermana de la víctima deberán declarar por segunda ocasión ante los jueces, ahora como testigos de los defensores de Aristeo.
laverdadjz@gmail.com