Opinión

#8M2021




marzo 8, 2021

No olvidemos que todas esas mujeres a quienes se les beja, ataca, intimida y asesina, también son hijas, madres, hermanas, amigas; son ciudadanas de un país en donde el gobierno y la sociedad les han fallado

Miguel Ángel Sosa
Twitter: @Mik3_Sosa

La violencia de género es un cáncer que lastima el tejido social, sin distinción, en todos los estados del país. Es una pena que los ataques en contra de mujeres hayan tenido un repunte que dista mucho de la atención gubernamental que se pretende dar para atender este terrible problema.

El Estado tiene la obligación de brindar protección y seguridad a sus ciudadanos pero además, hacer todo lo que esté a su alcance para crear y mantener condiciones de certeza para las víctimas y de cero tolerancia para con los victimarios.

Pero hoy en día, es de sobra sabido que las mujeres de México están lejos de sentirse a salvo, porque la violencia las acecha en las calles, en los barrios y en los espacios de trabajo, pero sobre todo, en casa, que se supone debiera ser el lugar de soporte y unidad.

A pesar de los enormes avances en la apertura de espacios para que las mujeres al igual que los hombres puedan ocupar cualquier puesto en empresas, gobierno y diversos espacios de representación, la violencia les sigue negando a ellas no solo oportunidades de crecimiento, también el pleno disfrute de sus derechos y libertades.

Estamos en 2021 y se habla de feminicidios, se lee sobre violaciones sexuales, se conocen a diario muchos casos de violencia doméstica. No olvidemos que todas esas mujeres a quienes se les beja, ataca, intimida e, incluso, asesina, también son hijas, madres, hermanas, amigas; son ciudadanas de un país en donde el gobierno y la sociedad les han fallado.

La lucha por la igualdad de género no es un tema solo de mujeres, es un asunto donde los hombres tienen la obligación de participar. Un estado, municipio y colonia con más mujeres en plena libertad es un espacio donde las capacidades colectivas se verán ampliamente favorecidas.

Protegerlas de la violencia machista que, como monstruo de mil cabezas, adquiere formas distintas, debe ser tarea de todos. No se debería necesitar que llegue el #8M para dar una mirada al problema que viven a diario nuestras madres, hermanas, esposas, amigas.

La violencia de género lastima de forma atroz a la sociedad, impacta a las familias que pierden a un ser querido o que tienen que vivir con el miedo a cuestas; bloquea oportunidades, no solo a las mujeres, sino a la propia comunidad 

¡Si tocas a una, nos tocan a todas. Pero también a todos! Por un país en donde ninguna mujer tenga miedo, en donde se les respeten sus derechos sin distinción y en donde, procurando su desarrollo y bienestar, nos hagamos mejores personas. 

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