La espiritualidad en los juarenses se refugia en una pluralidad de creencias que se han multiplicado en la última década, al tiempo que la cantidad de ateos se duplicó en Ciudad Juárez
Karen Cano / La Verdad
A sus 43 años, Adolfo Hernández Ramírez supo que tenía ancestros judíos; revelación que lo llevó a encontrarse con la fe de su familia y convertirse en el único rabino radicado en Ciudad Juárez.
Hasta ese entonces el hombre pertenecía a la iglesia evangélica. “Yo participaba en una comunidad cristiana, tengo amigos pastores, y los respeto. Pero había algo en la interpretación de las escrituras que a mí no me convencía, yo quería algo más”, relata Adolfo.
En esa búsqueda, dice, su madre le contóó que sus bisabuelos eran judíos. Un aspecto que desconocía sobre su genealogía y que lo impulsó a buscar la fe de sus antepasados.
Eso lo llevó a vivir en California, Estados Unidos, por tres años. Aunque en esa ocasión viajó con la idea de solo hacer una visita, su estancia se extendió, por lo que aprovechó para estudiar el judaísmo y convertirse en rabino. Ahora profesa la fe judía en esta frontera.
Algo similar sucedió con Ramón Morales, representante de Casa Tíbet México, y estudioso del budismo desde hace 7 años. Él relata que por mucho tiempo perteneció a la religión católica, sin embargo, al igual que Adolfo, advertía que no coincidía en la lectura de las escrituras y su interpretación, además de que sentía la necesidad de algo más.
En su búsqueda dio con el budismo, el cual no concibe como una religión, sino que se percibe más cercano a una filosofía de vida, en la que las personas se hacen responsables de sus propias acciones, y rompen con la visión teísta en dónde requieren de un castigo o una recompensa divina para actuar con bien.
Así como Adolfo y Ramón, poco a poco los juarenses han abandonado su comunidad religiosa para encontrarse con otra, por lo que cada vez son menos los que comparten una misma fe en la ciudad, generando una multiplicación de credos. Aunque la Iglesia Católica aún concentra a la mayoría de los creyentes, al conservar al 73 por ciento de la población que dice profesar una religión.
Esta situación se registra en medio de un crecimiento del número de personas que no se identifica o no sigue ninguna creencia. Datos del Censo 2020 revelan que en últimos 10 años, la población que no profesa religión se duplicó al pasar de 140 mil 231 contabilizados en el 2010, a 295 mil 236 el año pasado.
El llamado a algo superior
Adolfo habla sobre su historia sentado en una silla de plástico, al interior de la sinagoga que el mismo construyó en la parte trasera de su casa, ubicada en la colonia Constitución. Ahí ofrece los servicios religiosos desde hace 10 años.
Se trata de un estudio en el que destaca en relieve un diseño de ladrillo con la figura de la estrella de David en una pared. En medio, y dándole la espalda, un púlpito; en una esquina se encuentra un mueble con instrumentos como el menorah, libros sagrados y el shofar.
Explica que al igual que él, muchas de las personas que se acercan a la religión Judía lo hacen luego de que se enteraron de que tenían lazos familiares en el judaísmo.
“Algunas quieren practicar el judaísmo, pero a otras solo les interesa buscar otras alternativas, pues están buscando otro nivel de espiritualidad”, señala.
La población que asiste a su sinagoga durante las diversas festividades y ceremonias que llevan a cabo a lo largo del año, fluctúa alrededor de las 40; incluso el templo ya ha sido testigo de una decena de uniones matrimoniales.
Señala que en esta ciudad no existe una escuela para rabinos, por lo que aunque hay otros grupos que practican la religión en espacios como los de él, y se reúnen para ceremonias y estudio de las escrituras, no hay una manera de que se formen como tal.
“Que yo conozca solo estoy yo (de rabino), hay un joven que se llama Ricardo Álvarez, el está haciendo su tesis, es historiador, y se está preparando, lo recomendamos en El Paso porque aquí no tenemos una escuela para rabinos, solo que se vino el COVID y ya no le hemos dado continuidad”, relata.
Al profesar una religión tan minoritaria, menciona, si ha sentido el rechazo de otras personas que comulgan la religión evangélica; sin embargo, asegura que él siempre se ha mantenido respetuoso de las creencias de cada quien e incluso valora las actividades que realizan estos grupos en favor de la comunidad.
En esto coincide Ramón, quien explica que una de las ventajas del budismo es que se puede practicar en cualquier sitio y a distancia, y que su base es la reflexión y la contemplación; no obstante, no es sencillo encajar esta filosofía con las ideas arraigadas de la cultura mexicana.
“Estudiamos desde nuestros espacios, al momento de que llegan líderes a México no son cuidados como lo sería, por ejemplo, el Papa, ahí te das cuenta que el país es principalmente católico y creyente y de la Virgen de Guadalupe, y difícilmente se cambia esta concepción”, explica.
Actualmente, comparte con grupos de estudio sobre el tema, que siempre varían alrededor de los 20 integrantes. Muchas personas acuden en búsqueda de esta filosofía tras haber leído o visto algo en internet, motivadas por el deseo de algo distinto a lo cotidiano.
Crece la pluralidad religiosa
Cifras del INEGI reflejan qué durante los últimos 10 años, otras religiones que se encontraban en rol secundario como parte de la tradición de fe de juarense, es decir, la católica o evangélica, han ganado terreno en relación al número de adeptos.
Este 2020, los encuestadores del INEGI agregaron algunas denominaciones que no se especificaron en los cuestionarios de censos anteriores –y que antes solo estaban agrupadas en la opción de ‘otras religiones’ – , como son Raíces afro, New Age y Escuelas esotéricas, Católica Ortodoxa, Espiritualista y Raíces Étnicas; esto aunque todas ellas, en su conjunto, agrupan solamente a 382 personas, cifra que representa apenas el 0.03 por ciento del total de la población creyente.
En el caso de la religión Judaica, en el 2010 contaba con 184 adeptos, pero ya para este 2020, el número de sus seguidores creció a 461.
Por otro lado, los budistas no fueron contabilizados en lo individual en el Censo del 2010; entonces, quienes indicaron profesar esta fe fueron agrupados en una sola vertiente junto con otras personas que señalaron tener alguna otra religión de origen oriental, siendo en total entonces 108 personas; sin embargo, en este 2020 fueron desglosados en el cuestionario, y la cifra de budistas que hay en la ciudad actualmente es de 157.
Las cifras del Censo de Población y Vivienda 2020 exhiben que aun cuando las iglesias católicas y evangélicas siguen siendo las principales entre las creyentes juarenses, la primera registra una disminución porcentual de fieles, en tanto que la segunda, tuvo apenas un repunte.
Actualmente, del millón 217 mil 214 personas que profesa una religión, 990 mil 518 son católicas, es decir el 73 por ciento; mientras que en el 2010, del millón 191 mil 900 de creyentes, 918 mil 853 confesaron esa fe, es decir el 77.09 por ciento.
En el caso de las diversas religiones que se agrupan como protestantes y evangélicas, en el 2010, estas contaban con 146 mil 681 residentes juarenses adscritos; y en el 2020 la cifra creció a 217 mil 17.
Creyentes decepcionados
“Aquí en Juárez la gente está buscando una espiritualidad superior” dice Adolfo, “también tiene que ver que mucha gente está enojada con Dios por todo lo que está pasando y se ha apartado”.
El rabí añade que la violencia y sus daños colaterales han dejado a las personas en un estado de desesperanza, que además de que alienta un enojo con un ser superior, alimenta un sistema falto de valores.
Eduardo Hayen Cuarón, párroco de la Catedral de Ciudad Juárez, menciona que la preocupación de la Iglesia Católica es que al alejarse las personas de la religión también se alejan de los valores que son los que conducen a la sociedad a un estado de bienestar.
“Crece el ateísmo de la secularización, y puede ser muy difícil para los cristianos en el mundo porque entonces se pierden los valores”, considera Hayen Cuarón.
También explicó que la pérdida porcentual de creyentes no significa nada, la preocupación es en el sentido de que las personas que dicen profesar la fe católica muchas veces no lo hacen de manera comprometida, siendo fácilmente convencidos por ideologías que en su fe se consideran incorrectas y que pueden desembocar en una sociedad sin valores.
A su vez, Carlos Mayorga, predicador del Templo Salmo Cien y conferencista del Concilio del Ministerio Pentecostés Ebenezer México, considera que la iglesia tiene que entrar a una valoración profunda acerca de las fallas que han tenido, y la poca claridad con la que se han estado manejando ciertos temas, como es la pederastia.
“Lo que percibimos como un cuerpo evangélico es que no ha habido la claridad necesaria para atender a las víctimas, y esta reflexión también nos incumbe a todos los evangélicos y religiosos”, afirma
A esto, añade el factor de la pandemia, pues esta separación hizo que muchas personas no sólo no hayan regresado a los templos de manera presencial, sino que además también se han alejado de manera espiritual.
Sin embargo, Mayorga advierte que no solo las personas han dejado a sus creencias o templos, también los grupos religiosos han abandonado a sus fieles.
“Pero estamos viviendo un avance de la secularización de la fe” afirma Hayen, “por el materialismo en el que vivimos”.
Aun en plena Semana Mayor, y aún cuando el semáforo epidemiológico por COVID permite un aforo del 50 por ciento en los templos, todavía hay muchas personas que tienen miedo de regresar a la iglesia, dice, lo cual agrava la situación.
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