La comunidad de Nuevo San Gregorio, en el Caracol 10 Zapatista, denuncia el creciente hostigamiento que vive después de que la despojaran de sus tierras. Pone en el centro el trabajo organizativo y la travesía del Escuadrón 421 en Europa para librar los ataques del grupo “Los 40 invasores”, que desde noviembre del 2020 les despoja de tierras, alimentación, trabajo, educación…
Por Daliri Oropeza / Pie de Página
Fotos: Sexta Grietas Norte
Video: School For Chiapas / Summer 2021 Delegation
Ciudad de México- Las familias de Nuevo San Gregorio, Caracol 10 Patria Nueva, pintan un mural. Lo hacen sobre una de las paredes de madera de “La Casa de Todos”. Dibujan colectivamente los sueños que les provoca el viaje de las delegaciones zapatistas a Europa. Llenan de color un barco y un avión. Trazan con brochas después de dialogar lo que quieren plasmar y reflexionar sobre el despojo de tierras que sufrieron.
Pedro asegura que en el mural están todos los continentes, pero sobre todo se encuentra presente la selva y las montañas; los jaguares, tucanes, hongos, escarabajos y flores. Lo que van a compartir las delegaciones zapatistas en su travesía por el mundo.
Hay tres palabras en las trabes que conectan el barco y el mar con el avión y el cielo: lucha, resistencia y rebeldía, las cuales decidieron en colectivo resaltar con pintura en rojo. Dibujan una frase con letras grandes y negras: “Queremos un mundo nuevo donde no se distingue raza y color”.
Pedro participó en la creación de este mural colectivo. Es habitante de Nuevo San Gregorio. Asegura que para ellos, como habitantes del Caracol 10 Patria Nueva, el mural significa que “no estamos solos” y “que andamos en otro lugar”.
“No me siento triste, solo, aunque los invasores siguen haciendo todo esto, quebrando alambrados, quitaron sus herramientas para la milpa, saquearon el ganado que pastan en terrenos a un costado de la carretera”, asegura en entrevista.
Nuevo San Gregorio se encuentra en una parte boscosa del Municipio Autónomo Rebelde Lucio Cabañas, entre pinos, sabinos y cipreses. Las bases de apoyo zapatistas tsotsiles y tseltales que aquí habitan llevan un año y siete meses bajo el asedio de un grupo que llaman “Los 40 invasores”. Es el grupo que señala Pedro como principal agresor de la comunidad, que se encuentra en el municipio oficial de Ocosingo, Chiapas.
Cuando reconstruyeron todo, integrantes de la comunidad propusieron que esta cabaña donde se encuentra el mural podría ser una tiendita colectiva. Pero en asamblea acordaron: “es La Casa de Todos”. Pese al miedo se han organizado en torno a ella; y levantaron la casa de salud, el taller colectivo de carpintería, la casa de las mujeres y la Escuela Autónoma.
“Los compañeros que están tocando tierra en Europa no van solos, estamos con ellos. Sabemos que lo que llevan es lo que estamos trabajando, y viviendo. La lucha tiene que ser una, la unidad en el colectivismo. Aunque los invasores fraccionaron las tierras , veo que están sufriendo. Esta milpa no estaba así cuando nosotros lo sembramos. Venía más bonita. Ahorita veo que está muy triste. Con trabajo pudo crecer. Ellos no están cosechando vida. Están cosechando su destrucción”, asegura firme Pedro, que narra los cambios en Nuevo San Gregorio y recuerda que ahora talan árboles de manera inmoderada para vender la madera.
Cuando el Escuadrón 421 salió de territorio autónomo rumbo al barco La Montaña, lo despidieron en este Caracol. Un representante de los municipios autónomos Lucio Cabañas y Comandanta Ramona le dijo a la delegación zapatista en la despedida:
“Con júbilo y ánimo, aquí en el Caracol 10 y estoy seguro los otros Caracoles también están de fiesta ahora por este primer arranque de la delegación marítima viajando a pueblos europeos. No es fácil, compañeros, es larga la travesía, pero vamos a hacer, la historia nos lo pide”.
La invasión y las agresiones
El grupo “Los 40 invasores” robó 145 hectáreas de las 155 totales que esta comunidad zapatista recuperó en 1994, después del levantamiento. Las cercó con alambre de púas y postes de luz en noviembre del 2020. Dejaron a los habitantes de Nuevo San Gregorio con menos de 10 hectáreas y destruyeron la Escuela Autónoma que tenían en la antigua finca llamada “Casa Grande”.
La comunidad conservó esta finca por ser fruto de la lucha de las abuelas y abuelos, que después de ser peones, la tomaron con el levantamiento. Ahí instalaron la Escuela Secundaria Autónoma, de la cual este grupo invasor tomó control.
Desde entonces, organizaciones defensoras de derechos humanos agrupadas realizan visitas de observación para documentar los hechos en Caravana. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas instaló en marzo el programa de Brigadas Civiles de Observación (BriCO).
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En los informes de estas caravanas y brigadas, organizaciones detallan que verificaron las acciones realizadas por parte del grupo invasor, como destruir hortalizas, cortar mangueras que suministraban agua en diferentes espacios de la comunidad, quemar el potrero, cortar arboles frutales, romper la tubería de agua varias veces, destruir el jardín de plantas medicinales.
Las organizaciones aseguran que la presencia del grupo Los 40 invasores, “ha dificultado a seis familias la siembra de cultivos. Además las mujeres sufren acoso y afrontan vulnerabilidades al realizar sus actividades cotidianas”. Documentan que la violencia se intensificó a partir del día 1 de febrero de 2021.
Este grupo de invasores instaló a 50 metros –menos de 100 pasos– del centro de la comunidad zapatista dos posiciones de guardia, y otras tres más a 250 metros. Quienes ahí hacen guardia, portan machetes, cuchillos, navajas, resorteras, macanas con punta, celulares, radios de comunicación y binoculares, de acuerdo a lo documentado por la BriCO.
Las organizaciones insisten en conferencia de prensa que esto obedece a una estrategia de desgaste y un intento para romper el proceso de autonomía que construye el EZLN. Debido al hostigamiento y al cerco que mantienen los invasores, no han podido realizar la siembra de maíz y frijol que las familias zapatistas tenían programada para febrero.
Defensores de derechos humanos aseguran que este grupo, conformado por personas de los ejidos San Gregorio Las Casas, San Andrés Puerto Rico, Ranchería Duraznal y Rancho Alegre, atentan contra la salud física y mental de las bases de apoyo zapatistas que ahí habitan. También contra su derecho a la alimentación. Además detectaron nuevos mecanismos de violencia.
La consecuencia de esto, denuncian las organizaciones, es la “conversión del territorio común a propiedad privada. Invadir, cercar y parcelar la tierra recuperada para generar terror y desánimo una vez que transforman todos los espacio vitales-elementales para la reproducción de la vida comunitaria y autónoma en espacios exclusivos de propiedad privada donde la relación hacia la Madre naturaleza cambia a su uso como mercancía”.
“Destacamos las acciones contrainsurgentes (mecanismos de violencia) desplegadas por el grupo de invasores que están constantemente amenazando y provocando a las familias de la comunidad autónoma zapatista Nuevo San Gregorio. Acciones que vienen, ya sea por concertación u omisión, de la mano de las políticas de los tres niveles del mal gobierno: Federal, Estatal y Municipal”, aseguran las organizaciones en su último informe.
Cabe resaltar que el Frayba ha documentado en el último año que integrantes de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO) han agredido con disparos de armas de fuego, quemado bodegas y hostigado a la comunidad de Moisés Gandhi del mismo Municipio Autónomo: Lucio Cabañas, del Caracol 10 Patria Nueva.
Pero Pedro está contento de que una delegación de personas solidarias visitó en mayo del 2021 a Nuevo San Gregorio y grabó en video las denuncias de sus compañeros. Gracias a esto no se siente triste. Exige que se reanuden las Brigadas de Observación de derechos humanos pues siente cada vez más el hostigamiento.
“Mientras no nos permitan trabajar la tierra, estamos buscando alternativas de cómo mejorar. Se habló de la alfarería. Apenas este puñito de tierra que estamos trabajando, cuando la hacemos, somos vigilados (por los invasores) de lo que estamos haciendo. Pero gracias a dios nos ha levantado otras cosas, como la organización”, dice Pedro.
La autonomía como salida al miedo
“La fiesta la hicimos en grande, como queríamos, porque les estamos enseñando que estamos contentos. Ellos (los invasores) han dicho que quieren bombardear esta casa, que quieren ponerle fuego. Que lo hagan. A nosotros no nos da miedo. No hemos hecho nada malo. Estamos buscando vida. Mientras la buscamos, sentimos que somos inocentes. Ellos buscan cómo provocarnos. Pero gracias a nuestra resistencia y lucha, no hemos caído en sus provocaciones”.
Pedro asegura que la reciente fiesta de la comunidad de Nuevo San Gregorio es parte de la fortaleza que han adquirido en estos tiempos de ataques del grupo invasor. La Fiesta la organizaron entre todas las familias que participan en la defensa de la tierra, y que exigen este grupo invasor les devuelva las 145 hectáreas robadas.
Durante este tiempo, la comunidad se ha enfocado a construir y reforzar la organización desde el trabajo colectivo en la carpintería, la clínica, la escuela, la tienda, y la iglesia.
Ya tienen el colectivo de mujeres “tejiendo vida y resistencia”, en donde se reúnen las mujeres para realizar sus bordados y tejidos y luego venderlos. También levantaron la Escuela Autónoma “Los Niños Mayas”, en donde ya comenzaron la planeación de clases y las actividades con niñas y niños.
En la Casa de Salud Autónoma “Floreciendo vida sana” ya cuentan con varios estantes de plantas medicinales que han recolectado y sembrado con el tiempo. Con el método del Mural Comunitario Participativo, pintaron “La Casa de Todos” dedicado a lo que sueñan con las delegaciones en la travesía mundial.
Con trabajo comunitario, las familias zapatistas han levantado las construcciones necesarias para realizar estas actividades. Con la venta de las creaciones de carpintería o bordado han logrado obtener ganancias para seguir construyendo estos espacios en las hectáreas donde el grupo invasor los mantiene cercados.
“La tierra es de todos. Es de la organización. La Tierra es de quien la trabaja. Pero a los que solo quieren convertir en negocio, finalmente no hay negocio. Es el fruto de la sangre de los compañeros caídos en el 94. Nosotros no lo vamos a olvidar, ni a traicionar. La vamos a defender. Aunque nos maten. No nos vamos a dejar. Porque sabemos que estamos defendiendo la vida”, asegura Pedro en entrevista.
*Nota de la Redacción: Los nombres de estas personas cambian para resguardar su identidad ante las intimidaciones.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.